Capítulo 68

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El sudor corrió por mi frente y apreté los puños a mi lado. Sentía como el tiempo se detenía y volvía a andar.

—Hijo... —Beatriz jadeo sorprendida.

—Harry, no es lo que piensas —dije inmediatamente y bajé las escaleras hasta llegar frente a él.

—¿Es verdad lo que dijo mi madre? ¿Estás embarazada? —preguntó con él rostro rojo.

El coro de jadeos a mi lado sólo me comprobó que toda la familia de Harry estaba mirándonos desde la sala.

—Puedo explicarlo...

—Ella lo está —Beatriz me interrumpió llegando hasta nosotros. —Ella fue tan egoísta como para ocultarlo, te lo ocultó sólo porque quería que no fueras feliz...

—No es verdad, las cosas no son así —la interrumpí con las mejillas mojadas. —Harry, por favor vamos a hablarlo...

Me interrumpió cuando tomó mis manos y las apretó con cariño.

—Anelisse, si estás embarazada yo te protegere —sus palabras me hicieron desmonorarme. —Sé que mi enfermedad puede llegar a ser muy difícil, pero lucharemos juntos...

—Harry —dije en un sollozo y el guardo silencio cuando vio mi rostro. —Harry yo...

—Harry tu no puedes ser padre, eres joven y apenas sabes cuidar de ti —la voz de Beatriz hizo que el rencor que le tenía subiera al máximo.

—Mamá, ven, hay que darles privacidad —Nora apareció en la escena, llevaba una mueca de sorpresa y tomó a su madre por el antebrazo.

—Privacidad y una mierda, no voy a dejar que ésta niña alejé a Harry de nosotros, de su tratamiento —habló desesperada. —Siempre supe que no eras más que un desastre, Anelisse.

Sus palabras me hicieron apretar la mandíbula. No dejé de llorar, no dejé de desmonorarme en frente de todos.

—Madre, por favor, deja de tratarla así —la voz de Harry se escuchó.

—Harry, por favor entra en conciencia —Beatriz dijo tomándolo por los hombros.

Se empezaron a decir palabras, discutir entre ellos y de pronto ya estaban Nora y Thomas dentro de la lucha, nadie parecía notar que estaba a punto de desmayarme.

—¡Te prohíbo tenerlo! —la mujer me señaló con el dedo.

Entonces perdí. Perdí la poca paciencia, cordura y dignidad que me quedaba.

—¡Lo perdí! —grité con la voz rota. Todos se quedaron quietos y me miraron. Mire a Harry y empecé a temblar mientras confesaba todo y lloraba. —Yo estaba embarazada, Harry... Pero no lo sabía —sus ojos se cristalizaron. —Sucedió en Denver.

La voz se me fue y me abracé a mí misma. Todos tenían la vista sobre mí.

—El otro día preguntaste porqué había cambiado mi perspectiva sobre mi madre, y fue porque me dejó ahí, tirada en el suelo mientras moría y pedía ayuda —las lágrimas empezaron a mojar sus mejillas.

Sentí como alguien me sostenía y me di cuenta que era Nora, parecía ser la única que se dio cuenta que estaba perdiendo la cordura.

—¿Por qué no me lo dijiste? —la voz de Harry fue un sollozo leve y mi corazón se rompió.

—Porque sé que fue mi culpa —dije en voz alta. —No quería agobiarte, no quería que tuvieras más problemas de los que ya tienes... No quería arruinar lo feliz que te veías por mudarte. Y luego ahí estaba tu madre, llenandome la cabeza de miedo y mentiras... —miré a Beatriz. —Espero que ya estés contenta.

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