Capítulo 29

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Después de dejar a Harry en su casa y despedirme de él prometiendole que teníamos una platica pendiente, estaba empacando la poca ropa que tenía en mi maleta cuando Zachary entró a mi recámara sin llamar a la puerta.

—¿A dónde vas? —me pregunto, mientras cerraba la puerta detrás de él y se cruzaba de brazos.

—Me quedaré unos días con Axel hasta pensar donde viviré —me encogí de hombros sin mirarlo, doblando la ropa y acomodandola.

—¿Tu madre te a echado o tu has tomado la decisión de irte? —camino hasta mi cama y me ayudo a doblar mis blusas. Aquella faceta monótona de él me daba miedo.

—Yo se lo he dicho esta mañana... —dije llendo al armario por mis pantalones —y ella me ha obligado a irme hoy mismo.

—Mi vuelo sale mañana por la tarde —me atreví a mirarlo por primera vez después de que entró y me encontré con unos ojos tristes, sus hombros caídos y seguía llevando su pijama.

No dije nada. Seguimos doblando mi ropa hasta que la maleta estuvo llena. Tome la caja que tenía debajo de mí cama y empecé a guardar mis zapatos, después los pocos libros que tenía sobre mi peinador y también las fotografías.

—Tu madre se puso como loca cuando le di la noticia —rompió el silencio —pero no hizo nada para evitarlo. Los detectives seguirán detrás de ti, solo sigue con la misma mentira...

—Zachary no puedo seguir con esa mentira, no hemos hablado con ellos después de lo que sucedió ese último día que los vimos —lo interrumpí enojada —No sé cómo puedes cargar con un peso así de grande sobre tus hombros. Siempre tienes que pensar en una nueva mentira e inventar una nueva versión o cambiar tu vida para que encaje con la mentira, ahora entiendo porque quieres resolver el caso lo más pronto posible.

Las palabras se me habían salido de la nada. Mi intención no era sonar así de enojada o decírselo a mi hermanastro cuando no estaba bien, y al parecer mi comentario le afecto pues se quedo quieto con un libro entre las manos.

—Me alegro que ahora me entiendas -—escuché su voz. Dejo el libro en la caja y la cerró, tomo la cinta adhesiva y la selló.

—Zachary, lo lamento no quería sonar tan dura —me disculpe de inmediato.

—Está bien, es lo que piensas —bufo —existe la libertad de expresión.

Suspire, por primera vez sintiéndome mal por él. Baje mi maleta de la cama y extendí la manija, después me senté al borde de la cama y di palmaditas a mi lado para que él se sentará, y así lo hizo.

—Zachary... Tu padre estaba en mi casa cuando falleció porque ese día nos escapamos furiosos de su casa —empecé a hablar, casi balbuceando —El fue a mi casa, me estaba buscando no sé para qué. Por eso tenía dos disparos. Porque cuando le dieron el primero corrió hasta mi recámara para ver si yo estaba ahí...

—Anelisse, mi padre no era malo —me interrumpió con un toque de tristeza —Estoy seguro que el fue a tu casa para arreglar las cosas contigo.

—Se lo contaré a la policía, también le contaré sobre Michael y les diré porqué nos fuimos enojados ese día de la mansión —dije decidida.

—¿Estas segura? —me preguntó —¿Crees que ya es tiempo?

Suspire cruzandome de brazos.

—Siempre a sido tiempo de decir la verdad. Ahora que no estoy con mi madre puedo hacer muchas cosas que antes no hacía —había cierto toque de felicidad en mi voz —Aún tengo la tarjeta del detective Camaro, lo puedo llamar cuando esté lista.

La Noche Estrellada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora