Capítulo 5.

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Harry.

La discoteca estaba atestada de gente. En la pista de baile había gente saltando e intentando moverse entre tantas personas, la barra estaba llena, las mesas todas ocupadas y la fila de los baños era una cola inmensa.

—Creo que llegamos muy tarde —dije hundiendo las manos en mis bolsillos.

—No, no, creó que la zona VIP(3) esta vacía —dijo Zachary animado con una sonrisa.

—¿Zona VIP?, eso costará todo nuestro sueldo —se quejó Raquel.

Y era verdad, el cover en el segundo piso de la discoteca era bastante caro. Por el simple echo de llamarse "zona VIP" las cervezas y botanas subían de precio, además, la gente ahí arriba era arrogante.

—¿Por qué mejor no esperamos a que una mesa se vacíe aquí abajo?, apuesto a que puedes mover tus influencias para eso —le guiñe un ojo a Zachary y el rodó los ojos, se dio media vuelta y camino hasta la barra.

Estoy seguro que hablará con el gerente, le dara una gran cantidad monetaria y una mesa estará vacía antes de chistar los dedos.

—¿Heiden vendrá? —preguntó Raquel, quien se veía bastante guapa.

Vestía una falda roja apretada, sus piernas estaban descubiertas y traía unos tacones de plataforma. Un crop top escotado dejaba a la vista su piel bronceada.

—Dijo que llegaría después de las once... —abrí la boca para hablar cuando la vi.

Ahí estaba. Sentada en la barra con un trago en la mano, su cabello estaba atado en una coleta y sus piernas estaban cruzadas. Su pantalón cubría todas sus piernas pero la forma en la que sus piernas se cruzaban me volvía loco y no dejaba nada a la imaginación. Una chaqueta de cuero se ajustaba a su espalda y sonreí al verla tan cubierta pero tan expuesta al mismo tiempo.

—¿Harry?, ¿me escuchaste? —no le presté atención a Raquel y seguí observando a la chica de la parada del bus, esa que no era completamente castaña.

Estaba sentada a lado de un chico delgado y alto. Se estaban riendo de algo y moría por saber de qué estaban hablando.

—¡Conseguí una mesa! —gritó Zachary y me sacó de mi ensimismo.

—Pues vamos entonces... —no me pasó desapercibida la forma extraña en la que Raquel me miraba, pero tampoco le presté tanta atención.

Perdí de vista a la chica cuando me di la vuelta para seguir a mis amigos. La mesa estaba del lado opuesto a la barra de tragos, así que cuando me deslice en la silla me di cuenta que la gente me estorbaba para poder verla.

—Bueno, mi chica llegará en unos minutos así que iré pidiendo unos cuantos tragos —las palabras de Zachary llamaron mi atención.

¿Qué su chica no había llegado ya?

—Yo quiero tequila —dijo Raquel y mis cejas se alzaron al cielo. Raquel cumplía los diecinueve en cuatro meses, lo cual aún la hace una bebé para tomar tequila puro.

—Solo una cerveza, por favor —le pedí a Zachary antes de que se levantara a la barra.

Nos quedamos en silencio, con la música de fondo, obviamente. La gente seguía bailando y me sorprendió ver a tanta gente cuando no es fin de semana.

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