Capítulo 59

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Sentía como alguien me asfixiaba, el aire no entraba a mis pulmones y no tenía voz para gritar. Sentía que me estaban matando, pero sólo era Beatriz con las manos en mis muñecas.

—Sueltame —murmure tratando de soltarme de su agarre.

—Señora, en serio creo que debería calmarse —la voz de Axel se escuchó en algún punto detrás de mí.

Beatriz me había tomado del cabello y me jaló hasta llegar a la mitad del estacionamiento, ahora sólo estaba sosteniendome por las muñecas con la cara hecha una mueca de furia.

—¿Es verdad, Anelisse? ¿Estás embarazada? —preguntó entre dientes.

—No voy a contestar ninguna pregunta hasta que quites tus sucias manos de mí —susurre con la mandíbula apretada.

Se tardó unos minutos antes de soltarme con brusquedad.

—Axel, ¿nos puedes dar algo de privacidad? —la pregunté a mi amigo que tenía una cara de horror por la escena que acaba de ver —¿Podrías ir adentro y distraer a Harry?

Afortunadamente Harry no se había dado cuenta de nada de esto, todo había sucedido tan rápido que ni siquiera yo había tenido tiempo de reaccionar.

—¿Vas a estar bien?

—Claro —traté de tranquilizarlo.

Cuando me aseguré de que el moreno ya estaba dentro del departamento enfrente a Beatriz.

—¿Sabes que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas? —le pregunté con el ceño fruncido.

—No me vengas con rodeos, Anelisse, dime la verdad —se cruzó de brazos.

—¿Por qué te la diría a ti? —también me cruce de brazos —Me ocultaste lo de Harry, dejaste que tu familia me mirará raro por ser la novia y no tener idea de nada...

—Eso no me correspondía a mi, era Harry quien debió decírtelo —habló desesperada.

—Entonces Harry decidirá si te cuenta esto o no —intenté pasarla de largo pero ella me detuvo por el antebrazo.

—¿Sabes que el no puede tener hijos, verdad? —preguntó en voz baja.

—¿A qué te refieres?

—La enfermedad de Harry no tiene cura, tiene altas y bajas, es como una montaña rusa —habló con la voz temblorosa. —¿Qué pasaría si un día él tiene un mal momento y le hace algo al bebé?

—Harry jamás le haría daño a nadie —solté las palabras con coraje.

—Anelisse, es algo impredecible. Tu sabes muy bien que por un momento es Harry, nuestro Harry, pero al día siguiente puede ser alguien completamente diferente, alguien completamente inestable.

—Beatriz, Harry está bien, él estará bien —hablé más para mí misma que para ella.

La mujer me soltó pero no me fui,
Beatriz tenía los ojos pañosos y parecía que estaba a punto de colapsar.

—Tu no puedes tener a ese bebé —sollozo y mi corazón se detuvo. —Te exijo, como madre de Harry, que no tengas a ese bebé.

Me quedé helada en mi lugar, me sentía sobre sorprendida. Me sentía sucia, sentía como si realmente era mi deber no tener un hijo y ni siquiera estaba embarazada.

—Beatriz, no me puedes pedir eso. No tienes ningún derecho... —la voz me tembló.

—¡Lo tengo, Anelisse! —me levantó la voz —No voy a permitir que mi hijo sufra más de lo que ya lo hizo.

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