Capítulo 52

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Jamás me había sentido tan incómoda en mí vida.

Mi padre, Axel y Zachary estaban sentados en el pequeño comedor de mi apartamento compartido. Todos se veían entre sí mientras yo cocinaba lo que parecía ser una lasaña, yo no había nacido para cocinar pero decidí calmar mis nervios con la excusa de que tenía que hacer de comer y todos se habían ofrecido a ayudarme pero realmente quería mi espacio, lo único es que yo esperaba que se quedarán en sala viendo la televisión y no aquí en mi espacio personal.

—Bueno, ¿es qué no se van a hablar para nada? —les pregunté desesperada con el cuchillo sin filo en la mano, estaba cortando pedazos de queso cuando me di la vuelta para enfrentarlos.

—Es difícil, Anelisse —habló Axel —hace unas semanas estaba en mi cuarto llorando por la muerte de la persona que está a mí lado.

—¿Tú lloraste por mi? —preguntó Zachary sorprendido.

—Bueno sí, idiota, compartí contigo más peleas que con mis hermanos —se encogió de hombros incomodo.

Una pequeña sonrisa se extendió por mis labios y me volví a girar a hacer mis cosas. La noticia había sido difícil de explicar pero ya era tiempo de sacarla de mi sistema, pensé que Axel se enojaría conmigo porque se lo oculte pero sucedió todo lo contrario, me entendió e incluso me dijo que era muy fuerte. Mi padre simplemente se había sorprendido, él apenas conocía a Zachary pero sabía que tenía bastantes preguntas sobre nuestra extraña relación de hermanastros.

—Papá, creo que éste es el momento de hacer todas tus preguntas —hablé aún dándoles la espalda.

Mientras bailaba en la cocina ellos empezaron a conversar y por un momento dejé de prestar atención a lo que decían, simplemente me enfoque en preparar una comida completa y que me saliera perfecta. Ni siquiera me di cuenta cuando empezaron a charlar más relajados e incluso se reían, por un momento me sentí triste porque Harry no estaba aquí y no sabía nada de él desde hace dos días... Pero él había decidido hacer lo que hizo y excluirme de todo, yo tenía que avanzar y aprovechar que tenía a casi todos los hombres de mi vida sentados en la mesa.

—Hija —la voz de mi padre me obligó a salir de mis rudos pensamientos y me giré con las manos llenas de harina —¿es verdad lo qué dice Zac? —me preguntó y me ceño se frunció, ¿en qué momento se habían puesto apodos?

—No estaba prestando atención a lo que decían, lo siento —confesé mientras limpiaba mis manos en un trapo de tela.

—Le estaba contando a tu padre sobre la cafetería, —empezó a hablar Zachary y yo tomé un vaso de limonada que me había servido hace poco y empecé a beber—estoy pensando en venderla.

El líquido salió volando de mi boca debido a la sorpresa, la carcajada de Axel no se hizo esperar e incluso mi padre se río. Limpié mi rostro mojado con el mismo trapo de tela y mire a Zachary con los ojos abiertos.

—¿Estás demente? —le pregunté con mi voz un poco elevada —no puedes hacer eso.

—¿Por qué no? —preguntó confundido el recién rapado.

—Es el legado de Henry, debes mantenerlo en pie —hablé moviendo mis manos exageradamente.

Un silencio se expandió por toda la cocina y me pregunté que había dicho mal.

—Mi padre falleció hace años, Anelisse, y sí es su legado pero yo no puedo mantenerlo más —habló cansado.

—¿Pero qué pasa si vendes la cafetería y esa persona no la cuida? —hablé asustada —¿Qué tal si la destruye?

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