El ambiente tenso se podía cortar con una hoja de papel. De pronto ya no sería que había tomado una decisión correcta, al parecer el SOS de Cámaro no era realmente una emergencia pues yo lo veía muy saludable con ese bronceado que combinaba muy bien con sus ojos verdes.
Estaba sentada en la sala de la casa de madera, tenía las manos sobre mi regazo y la espalda erguida. Viktor estaba a mi lado derecho y Cámaro a mi lado izquierdo. En el sofá delante de mí estaba la madre de Cámaro, quien se llamaba Doroteya, y llevaba puesta una bata para dormir. Las hermanas de Cámaro, Irina y Katya, estaban sentadas a su lado y también llevaban la pijama.
Me sentía un poco más cómoda al no ser la única con la pijama puesta.
—Anelisse, ¿gustas algo de beber? —la dulce voz de Doroteya me hizo mirarla.
—No, gracias... —hable incómoda —De hecho, creo que es hora de irme.
—No puedes irte —habló Cámaro a mi lado y lo miré con los ojos bien abiertos. —Es la una de la mañana, Anelisse, no dejaré que conduzcas el Mustang a esta hora.
—En realidad, tu padre me trajo —confesé con una mueca de disculpa y el cerró los ojos con cansancio. —Pediré un taxi...
—Claro que no —Viktor, Doroteya y Cámaro me interrumpieron al mismo tiempo.
Me sentía como una niña pequeña siendo regañada.
—Ya es tarde para que una mujer ande en la calle sola, aquí tenemos habitaciones extras y te puedes quedar —la mujer enfrente de mí habló.
—No quiero causar más molestias —confesé con la voz apagada.
—No son molestias, es un gusto recibirte —sonrió y yo también traté de hacerlo.
Después de esa conversación, la habitación se volvió a quedar en silencio y volví la mirada a mis manos. Tal vez así era la familia de Cámaro, tal vez ellos solucionaba sus problemas en silencio y no como las demás personas que sólo gritaban y luchaban.
—Niñas, es hora de ir a dormir —levanté la mirada a Doroteya, se había puesto de pie y veía a las hermanas menores del detective.
Ellas respondieron en voz baja y en su idioma natal, después de discutir un poco con su madre, las hermanas, a las que no les calculaba más de quince años, subieron las escaleras y Doroteya se quedó al pie de ella.
—¿Vienes conmigo, Anelisse? —su pregunta me tomó por sorpresa pero supuse que lo hacía para darle privacidad a los hombres.
—S-sí —me puse de pie con las piernas temblorosas y miré a Viktor. —Fue un gusto conocerte, Viktor.
Él me sonrió y se puso de pie, extendí mi mano para que la estrechara pues sabía que está sería la última vez nos veríamos, él esquivó mi mano y apretó entre sus brazos delgados.
—Igualmente, Anelisse, jamás olvides lo que te dije —habló en voz baja y sentí tristeza por él.
Me dejó ir después de un rato y me di la vuelta para llegar hasta la escalera, empecé a subirla y escuché los pasos de Doroteya detrás de mí. Cuando llegamos al segundo piso me di cuenta que sólo había dos puertas.
—Está es la habitación que usa mi hijo, tiene dos camas pero creo que lo más recomendable es que tu duermas sola —sentí las mejillas coloradas.
—En realidad no quiero causar molestias, si está es la habitación que usa Cámaro entonces él debe dormir ahí, yo puedo dormir en la sala...
—Nada de eso, él es un caballero y te da su habitación —habló abriendo la habitación.
Era ridículamente grande para mí sola.
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La Noche Estrellada
FanficCuando la vida de Anelisse da un giro inesperado al enterarse del más grande secreto de su madre se da cuenta que entre más busca más encuentra secretos. Anelisse tendrá que luchar por mantener una vida normal a pesar de todas las circunstancias que...