Atrapado

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NARRA ENDER

Los chicos me convencieron de ir a buscar al tirano de mi padre en el End. Podía asegurar que no iba a ser de ayuda, pero tampoco había nada que perder. Al menos eso esperaba.

Desde la casa de Charlotte entré a los túneles, caminé rápidamente y en pocos minutos estuve frente al portal. Después de animarme por unos segundos me lancé a su interior.

Enseguida aparecí bajo tierra. La tierra de ahí, que es amarilla. Aún estaba la escalera que había hecho para que Cuppa y Cindy pudieran subir.

Llegué a la superficie, como siempre todos los habitantes caminaban de un lado a otro, la mayoría sin hacer nada más que pasar el rato.

—Cariño, ¿qué haces aquí? Creímos que ya no volverías.

Dijo Ericka, mi madre, al verme. Me abrazó emocionada, pero a la vez preocupada. Algo andaba mal.

—Creeme que no pensaba hacerlo, pero necesito ayuda.

Dije, ella negó con la cabeza.

—Sabes que no lo hará.

Dijo triste, suspiré al enterarme de lo obvio.

—¿Dónde está ahora?

Pregunté buscando en el cielo, ella sonrió triste.

—Cariño, ¿es que lo has olvidado? Ayer fue tu cumpleaños. También fue el día que se acordó que te casarías con Estela y tomarías tu lugar como rey dragón.

Explicó. Debí haber recordado eso antes de venir, ahora estaba en problemas mayores.

—No me casaré con Estela, lo sabes. Además, ¿quién quiere ser un tirano?

Dije molesto, ella bajó la mirada triste.

—¿Crees que me casé con Ericka por amor? ¿Crees que sacrifiqué mi vida, mi felicidad y a mis amigos por gusto? No elegí ser el rey dragón, me vi obligado a hacerlo para proteger este mundo, a los míos.

Respondió mi padre que al parecer había estado escuchando desde hace un rato. Ericka comenzó a llorar en silencio, odiaba cuando hacía eso aún sabiendo que se lastimaba a sí misma.

—Pues lo siento por ti, pero no lo haré.

Dije decidido, él me miró desaprobatoriamente.

—¿Puedes dejar de ser egoísta por lo menos una vez en tu vida? Si este lugar se queda sin quién lo proteja nuestra especie será destruida en poco tiempo.

Intentó razonar, pero seguí negándome.

—Yo ya no pertenezco aquí.

Dije dando media vuelta. El bufó molesto, se transformó el dragón y voló sobre el portal de regreso.

Lo destruyó lanzando fuego por sus fauces, de una sola explosión todo voló por los aires.

—Ese portal no volverá a aparecer hasta la venida de un nuevo rey dragón.

Rugió teniendo la atención de todos sobre él. Todos voltearon a mirarme.

Esa era mi única salida, mis amigos necesitaban mi ayuda y yo sólo había logrado endurecer a mi padre.

—Cariño, ¿por qué no intentan llegar a un acuerdo?

Preguntó mi madre, lo pensé mirando el punto donde debía estar mi puerta de regreso.

Él dio un par de vueltas más antes de bajar de nuevo a nuestro lado, en su forma normal.

—Nadie más podrá salir, sólo entrar. Pero no importa, ¿cierto? Después de todo sólo eres un egoísta que piensas en ti mismo.

Dijo burlándose de mí. Lo miré de mala manera, ¿cómo podía ser que este ser compartiera mi nombre y mis genes conmigo?

—Quiero hacer un trato.

Dije decidido, él cruzó los brazos esperando que comenzará a hablar.

—Seré el rey dragón si accedes a ayudarme a destruir a un ser poderoso que ha destruido nuestro hogar. El de mis amigos.

Dije, él lo pensó un poco, luego sonrió de lado.

—¿No has escuchado? Ese portal no volverá a aparecer hasta que seas el nuevo rey dragón, hasta entonces nadie podrá salir. Además, sólo debe haber un rey dragón, si lo que quieres es salir yo ya no podre ayudarte.

Dijo con una sonrisa burlona, mi madre me miró sabiendo que había cometido un grave error al haberlo hecho enfurecer.

—A menos que encuentres otra salida jamás pasará que yo pueda ayudarte con tus amigos.

Dijo como si no fuera la gran cosa.

—Pero puedes aprovechar este tiempo y olvidar a esa chica Creeper. Estela está lista para casarse contigo.

Mencionó antes de transformarse y alejarse volando. Mi madre me miró, por su rostro preocupado supuse que yo debía lucir muy mal.

—Tranquilo, es una linda chica y ser el rey no es tan malo, sólo...

Comenzó a decir, pero la interrumpí molesto.

—Sabes que no me transformaré en eso. Además, yo quiero a Cuppa, no me voy a casar con esa chica. Mucho menos tendré un hijo al que le herede esta maldición.

Dije conociendo todo lo que debía hacer al momento de tomar el lugar de mi padre.

Tenía que casarme, a los tres días él me concedería su poder y tenía que hacer todo lo posible para que antes del año de ser el rey ella tuviera un hijo que llevaría por nombre Ender y que cuando llegara el momento se transformaría en rey dragón. Toda una tontería.

—Hijo, si lo piensas no es tan malo. Es la única manera de que puedas ayudar a tus amigos.

Dijo, negué con la cabeza.

—Buscaré otra manera.

Respondí alejándome. Aún pude escucharla sollozar afligida.

Caminé por toda la zona, no había nada que me dijera que había una salida.

Antes de rendirme observe en una casa que aún colgaban esas cosas que Cindy suele hacer para “decorar”. Llamé a la puerta.

—¿Sí?

Abrió una chica enderman apenas mayor que yo. Al reconocerme se quedó sin palabras.

—¿Por qué tu casa es la única con esa cosa?

Pregunté señalando la decoración de Cindy. Ella empezó a tartamudear antes de responder.

—Lo siento, la quitaré enseguida. No creí que molestaría a alguien, es linda.

Dijo saliendo de la casa y dirigiéndose a quitar esa cosa. Dentro había fotos, en una reconocí a ella con un chico enderman menor a ella.

—¿Conoces a Enderson?

Pregunté, ella luchaba por quitarse la decoración de Cindy de las manos.

—Sí, él es mi hermano...

Dijo dudando, quizás pensando que yo iba a decirle algo malo.

Miré al cielo, mi padre no parecía estar cerca. Esperaba que no supiera donde estaba.

Quité la cosa pegajosa de las manos de la chica y le indiqué que entrara a la casa mientras yo la seguía, esperaba que ella me ayudara a escapar de aquí.

Pixeles SobrevivientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora