La Aldea Creeper

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NARRA CUPPA

Salimos de aquella cueva y decidimos dirigirnos a un bosque verde y fértil que estaba cerca. Tomé a Cooper de la mano mientras caminábamos, Pancho nos seguía de cerca.

Ya no se escuchaban los lobos ni se veía a la bestia cerca, sólo había silencio y tranquilidad. Llegamos al bosque, había muchos árboles frutales y flores que se asomaban entre el pasto.

—Parece ser un lugar muy tranquilo.

Dijo Cooper, asentí con la cabeza.

—Sí, pero no parece haber ningún habitante cerca.

Dije preocupada, él estuvo de acuerdo. Caminamos hasta llegar a un pequeño nacimiento de agua en donde jugaban unas ovejas.

Cooper corrió emocionado a jugar con ellas.

—Cuidado, pueden ser peligrosas.

Dije, pero él negó con la cabeza.

—Son tan suaves y esponjosas.

Dijo abrazando a una de ellas. Pancho saltaba con ellas en el agua.

—Oh, puedo recordar este lugar…

Dijo Cooper de repente, soltó a la oveja que abrazaba y miró todo a su alrededor.

—Solía jugar aquí con mamá Kama cuando eran días soleados. Sí, y luego íbamos a recoger manzanas para hacer una tarta.

Dijo emocionado, lo miré confundida y él lo supo.

—Oh, yo…

Comenzó nervioso.

—¿Quién es “mamá Kama”?

Pregunté, él sonrió nervioso.

—No lo sé…

Lo miré esperando que comenzara a reír y dijera que era una broma, pero no pasó. Pancho comenzó a cacarear como si lo regañara.

—Bueno… Recuerdo que caminábamos en aquella dirección y llegábamos a la casa.

Dijo.

—Podemos intentar ir allí.

Propuse, él asintió. Tomó a Pancho entre brazos y comenzamos a caminar.

Parecía muy seguro de a dónde ir, me pareció extraño su manera de comportarse pero habíamos pasado tanto tiempo separados que no estaba segura de cómo era él realmente.

Caminamos un poco antes de llegar a una pequeña aldea con muy pocas casas, él pareció reconocerlas.

—Creo que estuve aquí con Enderson cuando te estábamos buscando.

Dijo caminando hacia una casa, iba a llamar a la puerta pero se detuvo.

—Ella siempre está de mal humor, mejor intentemos en otra casa.

Dijo dando media vuelta y caminando lejos de la casa. Lo detuve colocando mi mano sobre su hombro.

—Cooper, ¿vivías aquí antes?

Pregunté, él negó con la cabeza.

—Estuve aquí con Enderson, ya te dije. Allá, en esa casa había un chico que dijo conocernos.

Dijo señalando la tercer casa, lo miré curiosa.

—¿Y “mamá Kama”?

Pregunté confundida, pero él me regresó una mirada igual.

—¿Quién?

Preguntó curioso. Su manera de actuar me estaba confundiendo mucho pero decidí no hacer más preguntas de momento.

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