Penas Y Secretos

210 25 72
                                    

NARRA MARCUS

Skellen no dejaba de hacer preguntas sobre si conocía a Mika, si había estado aquí antes, si de verdad había hecho algo tan malo como para que todos ellos me odiaran. Quería saber al menos un poco de lo que estaba sucediendo.

No había dormido nada por cuidar de ella, no había tocado nada por evitar los recuerdos y evitaba hablar y mirar a Mika porque sabía que nada bueno resultaría. Además, no había nada que decir.

Skellen justo terminaba de desayunar y me miraba de reojo, en especial porque no había querido comer nada. Quería salir de aquí cuanto antes pero tampoco quería ponerla en peligro, ya había hecho suficiente daño.

Ella regresó a la habitación para recoger los platos, uno vacío y el otro intacto. No dijo nada al respecto.

—¿Cómo te sientes?

Preguntó a Skellen, yo sólo les daba la espalda como si hubiera algo muy interesante en la pared húmeda y vieja.

—Me siento mejor. Creo que incluso mucho mejor que antes.

Respondió mi amado ángel, escuché que ella chasqueó con la lengua.

—No me mientas, ya sabes que te puede pasar si te vas cuando aún no es momento.

Dijo como advertencia, Skellen no respondió nada pero supuse que había asentido con la cabeza o algo así.

—Dejaré esto en la cocina y regresaré para curarte. Habrá que ver si de verdad estás mejor.

Dijo saliendo de la habitación llevándose las cosas de la comida.

—¿Qué es tan interesante en esa pared?

Preguntó Skellen a modo de burla cuando ella hubo salido.

—Muchas cosas, ya puedo reconocer siete distintos tipos de humedad.

Respondí sonriéndole, sólo negó con la cabeza. Mika regresó con cosas para limpiar y curar la herida así que regresé a mi estudio de la pared.

Escuché como destapaba a Skellen, le quitó las vendas mientras le explicaba las posibles infecciones que podrían atacarla si no curaba la herida. También le explicó las consecuencias de haber intentado escapar y haber forzado a su cuerpo a resistir a tanto estando tan débil.

La mayoría de las veces Skellen sólo bufaba mientras que las demás guardaba silencio. Mirando de reojo pude ver que la herida era algo grave, como si una roca gigante le hubiera aplastado la pierna o algo así. Ella era muy valiente para soportar tanto.

Mientras le lavaban la herida pude ver que no dejaba de sangrar, si seguía así habría consecuencias graves, por suerte se estaba alimentando bien.

—Parece estar mejor pero una parte quiere infectarse, puedo ponerte esto pero te dolerá demasiado.

Explicó Mika mostrando un frasco con una crema que jamás supe de qué estaba hecha pero sabía que ardía demasiado, de pequeño llegué a pensar que era mejor una infección que tener que soportar curarme con eso.

—No importa, puedo soportarlo.

Dijo Skellen con total seguridad, Mika asintió con la cabeza abriendo el frasco y tomando un poco de esa cosa con las yemas de sus dedos para aplicarla en la herida. Apenas y tocó a Skellen cuando ella gruñó de dolor encogiendo su pierna e intentando cubrir la herida con sus manos, por suerte la mayor fue más rápida y la detuvo antes de que tocara la herida.

—Marc, necesitaré ayuda.

Pidió sosteniendo a Skellen por las muñecas quien forcejeaba para que la soltara. No quería tener nada que ver con ella pero mi chica me necesitaba.

—Yo la sostendré.

Dije sin mirarla acercándome para tomarla por las muñecas, no me atrevería a tocar sus heridas y muchos menos causarle tanto dolor con esa cosa aún sabiendo que le haría bien.

Ella forcejeaba con fuerza mientras Mika le ponía esa cosa sosteniendo su pierna porque tampoco dejaba de moverla. No me costó mucho trabajo tenerla quieta de las manos, al parecer aun no recuperaba sus fuerzas del todo desde aquella vez.

Terminó de curarla con esa cosa y volvió a vendarla. Nos miró mientras volvía a cubrirla con las cobijas.

—No dejes que toqué su pierna ni que la mueva bruscamente.

Dijo antes de salir dirigiéndose a mí porque Skellen seguía quejándose. Yo sabía que esa cosa ardía mucho, uno de mis hermanos llegó a desmayarse por el dolor cuando había sido curado en una ocasión.

—Tranquila, estarás bien. Si dejas de prestarle atención dejará de doler.

Dije intentando calmarla pero sólo me gané una mirada molesta.

—Eres un idiota.

Dijo molesta esperando que me callara.

—Lo sé, pero es tu culpa. Si no estuvieras en mi cabeza todo el tiempo podría pensar mejor.

Dije sonriéndole, volvió a regañarme con la mirada.

—Te dije que dejaras de decir tonterías cursis.

Dijo un poco más tranquila, mi plan estaba funcionando.

—No, tendrás que acostumbrarte a ellas.

Respondí. Ya estaba lo suficientemente tranquila como para que pudiera soltar sus manos así que en su lugar tomé su rostro para besarla.

Creí que me empujaría y luego diría "Eres un idiota" o algo así, pero en su lugar pasó sus brazos alrededor de mi cuello acercándome más a ella.

—Gracias por no dejarme sola.

Dijo cuando separó sus labios de los míos, la miré fingiendo confusión para ocultar mi emoción.

—¿Qué? ¿Dónde está mi Skellen? Mi ángel jamás diría eso.

Dije fingiendo seriedad, ella golpeó leve mi brazo.

—Eres un tonto.

Se quejó, reí volviendo a besarla.

—Espera, ¿desde cuando soy "tu skellen" y "tu ángel"?

Preguntó al volver a separarse, sonreí divertido.

—Desde siempre, sólo que no lo aceptabas.

Respondí confiado y sonriendo sintiéndome feliz de tenerla a mi lado y de que estuviera bien, a salvo.

—Por cierto, ¿desde cuando eres "Marc"?

Preguntó de nuevo seria, me separé un poco suspirando algo molesto de que nuevo estuviera interrogando todo.

—Quizá escuchó mi nombre de cuando me hablas.

Respondí, ella negó con la cabeza.

—Todos aquí te conocen y al parecer te culpan de algo muy malo. ¿Cuándo vas a decirme que sucede?

Preguntó, sonreí intentando parecer tranquilo.

—No sucede nada. No soy culpable de nada, es lo único que puedo decirte y que espero que me creas.

Dije, ella negó con la cabeza.

—¿Cómo puedo creer que eres inocente de algo que ni siquiera entiendo?

Preguntó un poco alterada.

—De la misma manera que yo he creído en tu inocencia y te he defendido de todo lo que se te ha acusado aún sin saber nada de ti.

Respondí antes de levantarme y regresar a mi habitual recorrido por la habitación mirando en especial ese cuadro de mi familia, cuando creía que sería feliz para siempre. Cuando aseguraba que estaríamos juntos para la eternidad.

Pixeles SobrevivientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora