Las Cosas Se Calman Un Poco

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NARRA SKELETON

Mindy nos regañó y nos hizo salir de la enfermería, quizá era lo mejor, después de todo era un caos allí adentro.

Una vez afuera Stevens me miró de brazos cruzados como si yo hubiera sido el culpable de todo.

—¿Qué? ¿Estás molesto por no ver a la niña de tu corazón? Te recuerdo que fuiste tú él que comenzó a acusar a Skellen de haberle hecho algo malo.

Dije defendiéndome sabía el porqué de su molestia.

—¿Qué esperabas que hiciera? Sabes que Skellen tiene muy mala fama.

Se excusó, me paré de frente a él.

—Te recuerdo que los tuyos también tienen muy mala fama.

Dije presionando su pecho con mi dedo índice, acusándolo.

—Pues los tuyos también.

Se defendió imitando mi acción, bufé molesto pero sabía que no llegaríamos a nada bueno discutiendo entre nosotros.

—Como sea, tengo mejores que hacer que discutir con el chico enamorado.

Dije dando media vuelta y comenzando a caminar, tenía que buscar a Skellen antes de que pudiera alejarse demasiado o que algo malo le pasara.

—Sí, por supuesto, buscar a tu amor por ejemplo.

Se burló, lo miré molesto pero si respondía algo íbamos a volver a los mismo, a sólo discutir sin sentido.

—Como sea, buscaré en los alrededores, no pudo haber ido muy lejos con la pierna herida.

Dijo caminando en dirección contraria. Recorrí toda la aldea buscándola, pero no la encontré, además que a todos los que le preguntaba por ella me decían que no la habían visto. Pronto iba a amanecer y si ella andaba afuera estaría en problemas.

Iba a buscar a Cinthya para saber si ella podía dar una pista de dónde podía estar, con suerte ya todo se había tranquilizado en la enfermería, pero en el camino me encontré con Stevens.

—¿Has conocido al nuevo enderman? ¿El que tiene un lobo por mascota? Es un chico genial, sabe magia, defensa y su lobo sabe hacer trucos, son muy divertidos.

Dijo emocionado, lo miré molesto no sólo porque al parecer no había estado buscando a Skellen, sino que además había estado perdiendo el tiempo con esos dos molestos seres.

—Si, claro, geniales. ¿Dónde está Skellen?

Pregunté, él negó con la cabeza apenado.

—No la encontré, ellos me ayudaron a buscarla, el olfato del lobo es el mejor que puede existir, pero no la hayamos.

Respondió, rodé los ojos. Si ellos la hubieran encontrado claramente no dirían nada, ese tonto "babotas" se la comería entera.

—Claro que no la vas a encontrar, ni siquiera sé porqué me molesto en preguntar si después de todo no pudiste encontrar una chica disponible.

Me burlé molesto, él frunció el ceño.

—¿Y tú sí?

Preguntó, sonreí de lado.

—Te recuerdo que ella no tiene interés alguno en hacerle caso al atolondrado chico.

Dije orgulloso sabiendo que en ese aspecto estaba en ventaja. Él no respondió nada, di media vuelta dispuesto a seguir buscándola, él me siguió por unos minutos en silencio.

—Sabes que no la vas a encontrar, ¿verdad? Ya he buscado fuera de la aldea y tú dentro de ella.

Dijo, lo miré molesto.

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