Mi vida, podría decir que fue buena, tuvo sus momentos buenos y malos, pero no me quejo.
Soy conocida como la primera aventurera de nuestro pueblo, y también en otros pueblos se habla de mí, aún cuando sólo los visité una vez o dos.
Pero creo que habría que contar todo desde el principio, ¿no?
Tuve una infancia normal, al menos desde el comienzo, a medida que crecía me di cuenta que mi vida no era color de rosa.
Crecí como hija única, mi padre es el leñador del pueblo y según mis vecinos él fue el mejor cazador, lo admiraba por ello, pero según él solo era un pasatiempo y que realmente lo que le gustaba era ser leñador como su padre. Él es un padre muy genial y amoroso.
Mi madre por otro lado no era alguien que destacaba mucho, la mayoría de gente no hablaba mucho sobre ella, o eso creía yo. Ella ayudaba en el mostrador de la tienda, nunca me mostro mucho afecto y si lo hacía se sentía frío, pero yo suponía que era porque estaba cansada de hacer nuestras comidas y trabajar en la tienda, no recuerdo mucho sobre ella.
En cuanto a mí, ayudaba a barrer la entrada de la tienda y el resto de la casa, cuando terminaba mis deberes iba a jugar con mis amigos.
Normalmente jugábamos cazadores y presas, donde dos personas hacían de cazadores y los demás de presas, los cazadores debían intentar atrapar a las presas y las presas huir de ellos.
No importaba que jugáramos o en qué bando estaba, yo siempre ganaba por mi agilidad y velocidad, varios niños decían que era por mi padre.
Yo también lo pensaba, pero simplemente seguí siendo una niña, disfrutar de jugar todo el día y sin preocupaciones.
Pero había algo que no me gustaba, algunas noches oía a mis padres discutir, y mamá siempre era la que empezaba esos gritos.
No era muy a menudo y normalmente eran cosas no muy importantes, pero las peleas incrementaron durando cada vez más y pasaron de temas de que no tenían mucho para comer o de quien se encargaba de la tienda a insultarse por cada pequeña cosa.
Ella me incluía en sus argumentos algunas veces, pero para ese punto yo ya me había escondido bajo la almohada para no oírlos.
Pasando a temas menos tristes era la mejor de mi clase, tanto en carreras como en arquería, que era un ejercicio fundamental para nosotros.
Mi padre me felicitaba por ello y para premiarme me daba pastel de una vecina que le apasionaba preparar este postre y que muy generosa le invitaba a todo el mundo.
Mi madre por otro lado decía que era la obligación del pueblo y que no me serviría para nada, no sé a qué se refería, pero papá dijo que sólo era porque ella nunca domino bien el arco y estaba celosa.
Pero lo que a mí más me gustaba era leer historias sobre aventureros viajando por todo el mundo, guerreros luchando contra todo tipo de mal, culturas diferentes a las nuestras, todo eso siempre me gustaba, me había leído toda la biblioteca para saber más historias, aunque no fueran reales.
Siempre soñaba en viajar por el mundo y vivir por mi cuenta esas aventuras, incluso me inventaba historias y se las contaba a mis amigos, a ellos les emocionaba igual que a mí, pero no se lo tomaban con tanta seriedad como yo.
Nunca olvidaré el día en que mi vida cambió para siempre, y también para bien, creo.
Era una de las noches tan acostumbradas, mis padres peleando a gritos, yo estaba escondida bajo las sábanas y almohadas, creía que ya terminarían los gritos y que podría dormir en paz, pero no fue así.
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Pixeles Sobrevivientes
FanfictionSegunda parte de Sobreviviendo En Un Loco Mundo y Una Vida Pixeleada. Alguien ha despertado al Wither, una bestia feroz y casi indestructible, sólo para cobrar venganza. Los habitantes del refugio han conseguido escapar con vida, algunos están muy h...