Recuerdos

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Especial Día De Las Madres II.

NARRA MARCUS

—Yo quiero ayudar con el pescado.

Insistía la pequeña Mónica saltando para ver la superficie de la repisa.

—No puedes hacerlo, eres muy pequeña.

Respondió Marta concentrada en su tarea de descamar el pescado.

—Dejen de discutir, mamá llegará pronto.

Dije intentando mantener el control de la situación.

—¿Y quién te puso a cargo a ti?

Preguntó Miguel molesto por tener que seguir la autoridad.

—Soy el hermano mayor, eso me pone a cargo de ustedes.

Respondí, él rodó los ojos molesto pero luego sonrió travieso.

—Eres el mayor, pero además de estar a cargo debes cuidarnos.

Dijo, asentí confiado,

—Los estoy cuidando.

Dije, él se encogió de hombros.

—¿Lo haces? Móni, guerra de comida,

Dijo lanzandole las rodajas de tomate que había estado picando. Un par de estas golpearon la espalda de Marta ensuciando su vestido nuevo, lo miró molesta.

—Pagarás por eso.

Amenazó lanzando unas rodajas de naranja que ya había estado picando para hornear el pescado.

—No, recuerden que...

Intenté detenerlos cuando los tres se lanzaban comida sin pensar en las consecuencias, pero un trozo de manzana fue a dar directo a mi boca interrumpiendo.

—Los tres pagaran por esto.

Dije lanzando los trozos de sandía que había picado para el postre. En menos de cinco minutos toda la comida estaba en las paredes, el suelo y sobre nosotros untado en nuestras ropas.

Todos reíamos divertidos intentando limpiarnos cuando nuestra madre llegó descubriendo el desorden.

—¡Marc! ¿Qué es todo esto? Estabas a cargo.

Me regañó cuando vio el desorden, bajé la mirada al suelo esperando un castigo.

—Es mi culpa, no lo castigues.

Dijo la pequeña Mónica corriendo hasta mi lado y tomando mi mano.

—No es cierto, es mi culpa.

Dijo Miguel bajando la mirada.

—Fuimos todos.

Dijo Marta. Levantamos las miradas cuando la escuchamos reír.

—Sólo mírense, están listos para ir al horno.

Bromeó divertida. Entre risas y bromas limpiamos entre los cinco, luego fuimos a limpiarnos y cambiarnos para regresar a la cocina de nuevo a preparar la comida para esa noche.

Entre todos y estando mamá fue más fácil, en menos de una hora ya teníamos el pescado en el horno, el postre listo y un agua refrescante lista para la cena.

—¿Crees que papá me traerá un regalo?

Preguntó Mónica a Marta mientras preparaban la mesa con los platos, vasos y cubiertos.

—Quizá, pero cuando sepa que no has aprendido a escribir tu nombre me lo dará a mí.

Le respondió, ambas comenzaron una discusión de bromas.

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