Un Enderman Extraño

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Puppet_W

NARRA ENDER

Había logrado calmar a mi madre, ella aún estaba dolida por las palabras de mi padre y por sus acciones agresivas, pero al menos ya no lloraba. La había llevado a mi habitación para curar sus mejillas heridas a causa del golpe y las lágrimas, además podía descansar un poco, lo necesitaba y no pensaba dejar que estuviera en la misma habitación que esa bestia.

—Lamento que hayas visto todo eso, él jamás se había comportado así.

Dijo mientras me miraba guardar las cosas que había utilizado para curarla. No respondí nada.

—Sé que quieres salir, todos lo queremos, pero no es tan fácil. Allá afuera moriríamos todos.

Dijo, negué con la cabeza.

—Ya estuve allá afuera y no estoy muerto.

Respondí, ella sonrió triste.

—¿Entonces por qué has regresado? ¿Para tener una reunión familiar?

Preguntó, la miré molesto por su broma.

—Sabes que sólo venía por ayuda. Sabía que no iba a lograr nada, pero mis amigos han insistido.

Dije, ella asintió triste.

—¿Qué es lo que le sucede? Dijo que no te ama, ¿por qué han estado juntos todo este tiempo?

Pregunté, ella negó con la cabeza.

—No es algo que yo pueda contarte, si quieres saber más al respecto debes hablar con él. Sólo puedo decirte que es una situación muy parecida a la tuya y la de Estela.

Respondió, bufé molesto.

—No voy a casarme con ella y mucho menos tener un hijo. Encontraré otra manera de salir.

Respondí seguro, ella sólo negó con la cabeza.

—Es tarde, necesitas dormir. Yo dormiré en el sofá.

Dije señalando el sofá que tengo dentro de mi habitación. Ella sonrió agradecida y se recostó en la cama.

Desperté cuando escuché ruidos en la cocina, miré hacia la cama, Estela aún estaba ahí. Me levanté y sin hacer ruido salí de la habitación, mi padre estaba en la cocina seguro buscando algo que comer.

—¿Cómo puede tener todo tan desordenado?

Se quejó entre dientes pateando las cosas que habían caído al suelo.

—Yo me pregunto cómo es que te sigue soportando.

Dije, él me miró furioso.

—¿A sí? ¿Y qué harás? ¿La llevarás contigo cuando “te vayas”?

Se burló, crucé los brazos intentando no demostrar mi enojo hacia él.

—No puedo creer que seas mi padre.

Murmuré pensando que él no me escucharía.

—No somos tan diferentes, no sé de qué te sorprendes. Ambos somos impulsivos, egoístas, necios, groseros, ¿cierto?

Dijo con una sonrisa de burla. Creí que se molestaría al escuchar que hablaba mal de él, pero parecía que le daba igual mi comportamiento.

—¿De qué hablaban hace rato? ¿Por qué dices que no amas a mi madre?

Pregunté, él rió divertido.

—¿Así que hora te interesas por la historia de tu familia?

Preguntó, lo miré fijamente esperando obtener una respuesta.

—Te lo contaré, no porque quiera o porque vaya a cambiar algo, sólo te lo diré porque es lo que te espera.

Dijo recargándose en una alacena mirándome como si se estuviera burlando de mí.

—Hace muchos años este mundo fue destruido junto con muchos de sus habitantes y el dragón que en ese momento se encargaba de cuidarlo todo. Unos seres llegaron y destruyeron todo sólo por diversión y maldad. Al principio creí que había sido el único en poder escapar, pero había unos cuantos que encontraron como salvarse de aquella explosión que lo destruyó todo. Llegué a aquel mundo, ese que te gusta tanto, ahí me hice de algunos amigos que me acompañaron en muchas aventuras. Creí que podría vivir con ellos toda mi vida, incluso creí que podía formar una familia con una chica que se había vuelto muy especial para mí, Creppy. Pero un día apareció un grupo de endermans, entre ellos Ericka, querían que regresara con ellos al end para volver a reconstruirlo y poblarlo, ya que éramos los únicos en ese momento y si moríamos nos extinguiríamos para siempre. Quise escapar, pero era el elegido para ser el dragón protector, de mí dependía la supervivencia de mi especie. Tuve que renunciar a todo lo que me daba felicidad para venir aquí, casarme con Ericka, tenerte y proteger este lugar y sus habitantes. Es por eso que no dejaré que tus berrinches de chico encaprichado arruinen todo el sacrificio que he hecho hasta ahora. Ahora toda esa responsabilidad será tuya, ¿no quieres que tu especie desaparezca, cierto?

Dijo, creí que estaba bromeando con toda esa historia, pero no parecía haberla inventado.

—Pues lo siento mucho, pero yo no soy tú. Ya he decidido que hacer con mi vida y no es seguir los planes de un dragón malhumorado. Que no hayas tomado la decisión de ser feliz no significa que todos los demás deban ser infelices, mucho menos que debas desquitarte con los que te rodea. Encontraré la manera de salir y me llevaré a Ericka conmigo.

Respondí seguro, él comenzó a reír.

—Suerte con eso, sólo recuerda que te queda menos de dos días para la boda con Estela.

Dijo como si lo que yo le hubiera dicho no tuviera importancia. Salió de la casa sin decir nada más.  

No iba a quedarme con los brazos cruzados mientras mi padre intentaba manipular mi vida y la de mi madre a su gusto. Salí de la casa para ir a ver a la hermana de Enderson y exigirle que pensara en un buen plan pero en el camino un aullido llamó mi atención.

No había animales en el End, mucho menos lobos. Si uno había entrado debía haberlo hecho por un portal y si era un habitante imitando sonidos de animales debía haber salido en algún momento de su vida y con suerte conocería una alternativa al portal.

Caminé buscando el sonido, pero no volvió a escucharse, iba a darme por vencido cuando lo volví a escuchar no muy lejos de donde estaba. Comencé a buscar de nuevo hasta llegar a una de las orillas de la dimensión.

Prácticamente esta zona siempre estaba sola por ser de las más oscuras y frías, además aquí no había esas fuentes de energía que alimentaba de poder a mi padre así que no venía por aquí y los demás buscaban estar cerca de donde él volara para ser protegidos en caso de cualquier ataque.

Me encontré a un chico enderman sentado en el suelo jugando con un lobo negro. El chico parecía un poco extraño, pues llevaba un atuendo poco común para un enderman, un atuendo como Stevens y los suyos.

En su cabeza un casco azul y en su cintura una espada plateada envuelta en un extraño brillo, su camisa blanca y pantalones negros, creí que estaba teniendo alucinaciones hasta que el lobo se percató de mi presencia y comenzó a aullar hacia mí alertando a su dueño.

El chico se levantó del suelo y me miró con desconfianza pero al ver que iba solo pareció relajarse un poco más. Era tan alto como yo, con su piel un poco más bronceada que la mía, al parecer había pasado más tiempo expuesto a la luz del sol. Su cabello era café al igual que sus ojos los cuales se escondían tras un artefacto un tanto extraño, algo con círculos de cristal.

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Hola, aquí con el capítulo de hoy esperando les guste.
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Saludos.

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