Sorpresas Y Confusiones

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NARRA DAICHI

Finalmente la tormenta había pasado, ahora hacia un sol agradable y cálido pero eso parecía molestar a la mayoría de los amigos de Mindy, ¿es que nunca están contentos con nada?

Ella había salido a cumplir con sus actividades en la cocina al lado de Cinthya mientras en la habitación Marcus, el chico que siempre me miraba mal cuando estaba con ella, caminaba de un lado a otro quejándose a sus amigos.

La hermana de Mindy platicaba con la chica que tenía cicatrices en su rostro, al parecer la pequeña había lastimado a uno de sus amigos con una broma y ella le estaba diciendo que no debía volverlo a hacer.

También estaban los chicos altos y serios, todos esperando a que afuera estuviera el pasto completamente seco para poder salir. En realidad nadie hacía nada interesante, la mayoría sólo se quejaba y unos cuantos seguían durmiendo.

—Hey, orejitas suaves, vamos a ver cómo están los demás.

Dijo el chico de ropas azules cuyo nombre siempre se me olvidaba. Asentí con la cabeza y comencé a seguirlo hacia la salida.

—Me dirás si ella está allá, ¿cierto?

Preguntó Marcus cuando lo vio que iba a salir.

—Claro, no te preocupes.

Le respondió amable antes de salir. Salí tras él cerrando la puerta a mis espaldas y comencé a seguirlo en dirección a la enfermería.

—Espero que no te acostumbres a llamarme así.

Dije, él rió divertido.

—¿Te refieres a “Orejitas suaves”? ¿Por qué orejitas suaves? No entiendo, si tus orejas son suaves y adorables, me parece un nombre perfecto.

Respondió burlón antes de romper en risas.

—No le caigo bien a nadie, si me llamas así será peor.

Dije bajando la mirada. Los chicos pálidos me miraban con temor, los chicos verdosos me miraban con cierta burla, los altos sólo me ignoraban y los hermanos de la enfermería siempre recordaban que no debía comerme al pollo. Nadie confiaba en mí.

—Vamos, ¿cómo puedes decir eso? Mindy te adora.

Respondió golpeando mi brazo con su codo, cuando levanté la mirada hacia él guiñó un ojo. ¿Qué significaba eso?

No hubo tiempo de averiguarlo, ya habíamos llegado a la enfermería. Adentro estaban los hermanos platicando con Ender. Era imposible no saber su nombre después de tanto que Mindy lo repitió.

También estaban el otro enderman al que lo acompañaba un lobo, Dark.

—Hey pequeño, ¿qué tal?

Pregunté acariciando la cabeza de Dark después de que este se acercara corriendo a saludar. El chico con el que venía perdió la confianza con la venía molestándome y se acercó con nerviosismo a los hermanos.

Platicó un poco con ellos hasta que Mindy y Cinthya llegaron con la comida. Las saludé y ayudé a repartir los alimentos, mientras los demás comían me senté al lado de Mindy quien observaba a su amiga desde lejos, decidí no interrumpirla.

—Marcus quiere saber si hay noticias de…

Comenzó el chico de azul acercándose pero ella lo interrumpió con una mirada molesta.

—¿Acaso la ves aquí?

Respondió levantándose y saliendo, lo miré sin saber que estaba pasando.

—No entiendo porque todos la tratan tan mal, la he visto poner en riesgo su vida para protegerlos y ellos parecen sólo ver lo malo.

Comentó cabizbajo.

—Veré si está bien.

Dije sin saber que responder, aún no podía aprender sus nombres mucho menos podía saber como son.

Salí de la enfermería, Minzy se había sentado a la orilla de la aldea sobre unas rocas grandes que había antes de entrar al bosque. Me senté a su lado.

—Parece que no quieres saber nada de esa chica.

Dije, ella negó con la cabeza.

—No entenderías. Todos pierden la cabeza cuando ella desaparece, o cuando Cuppa se perdía. Pero cuando Cindy no aparecía nadie se preocupaba más que yo. Además, eso me hizo preguntarme, ¿si yo desapareciera un día alguien me buscaría? Incluso a Cindy parezco estorbarle.

Comentó triste. Entendía lo que era estar solo, ser rechazado, ser odiado, pero ella lo tenía todo y no podía entender porque no quería verlo. Lo peor de todo es que yo no sabía cómo decírselo.

—Estoy seguro que muchos se preocuparían por ti y te buscarían. Incluso Cindy, has dicho que vas a darle libertad pero ahora ella te busca mucho, ¿no lo has notado?

Respondí, ella me miró un poco sorprendida. Parecía pensarlo un poco.

—Ella sólo está probándome, estoy segura. Al momento que yo vuelva a protegerla me dirá que no confío en ella, que no creo en ella o algo así.

Respondió, negué con la cabeza pero un ruido interrumpió nuestra conversación. Desde el interior del bosque se escuchaban ramas crujir.

Ambos nos levantamos alerta por si era un enemigo. Las ramas se escuchaban crujir más cerca, incluso creía escuchar voces.

Agudicé mi olfato para saber si era bueno, malo, o algo que pudiera ayudar pero lo que percibí me dejó confundió. Era un aroma similar al mío, pero era imposible, no había nadie más como yo.

—¿Qué sucede?

Preguntó Mindy mirándome preocupada, probablemente mi expresión era mala. No supe que responder pero de todas maneras las voces llegaron hasta nosotros y pudimos saber que no eran enemigos.

—No entiendo, el calor del sol es tan agradable a la piel. Mírate, tan blanca, deberías sentirlo.

Decía una voz femenina, sonidos de ramas rotas de manera arrebatada la secundaron.

—No puedo creer que tengas tantas energías.

Se quejó otra voz.

—Si hubieras comido las manzanas que te ofrecí también tendrías mucha energía.

Respondió la primera voz.

—Creo que tu amiga ha regresado.

Anuncié a Mindy con una ligera sonrisa.

—Ella no es mi amiga.

Respondió cruzando los brazos. Las ramas frente a nosotros se comenzaron a mover, algunas a caer al suelo, dejando ver a dos chicas; la chica pálida que había puesto en riesgo su vida para proteger a todos los demás, y una chica de larga cabellera negra, orejas y cola como las mías pero en color negro y un ojo cubierto por un parche.

No supe qué decir o hacer al verla, ¿acaso había más cómo yo? ¿Sí pertenecía a algún sitio?

Ella también se quedó en silencio al verme. Su sonrisa se borró dejando paso a un rostro de confusión y sorpresa.

Pixeles SobrevivientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora