No Es Tirano

167 20 85
                                    

NARRA COOPER

La tormenta había pasado, Skellen estaba de nuevo en la aldea pero no quería estar en la enfermería y además había una nueva chica, alguien como Daichi. Quería preguntarles muchas cosas a ambos, como por ejemplo ;¿Cómo es que son tan adorables? Pero al parecer todos estaban ocupados allá afuera.

Nos habían traído de desayunar como cada día y todos salieron, dijeron que no había problemas pero nos habían dejado completamente solos en la enfermería. Yo quería salir y jugar con Pancho, recolectar flores que se vuelven más hermosas después de la lluvia, pero no quería dejar a Cuppa sola.

Ella leía un libro sentada sobre la cama mientras Pancho y yo mirábamos por las ventanas, sólo veía a los aldeanos alrededor.

—Cuppa, ¿nuestros amigos se irían sin nosotros? ¿Somos una carga?

Pregunté, ella me miró sorprendida.

—Claro que no, son nuestros amigos, no somos una carga. ¿Por qué preguntas eso?

Preguntó curiosa, le sonreí fingiendo estar tranquilo.

—Por nada, sólo preguntaba.

Dije volviendo mi atención a la ventana, no quería decirle que no veía a nuestros amigos cerca, no quería preocuparla o hacerla sentir mal.

A través de la ventana vi a un enderman acercándose, el mismo enderman que había exigido información sobre mi madre. Al verlo recordé toda la escena, yo estaba asustado, creí que estaba enojado y que iba a matarme pero hasta ahora notaba que su rostro era de tristeza.

Una extraña tristeza combinada con decepción se hizo presente cuando le pregunté por qué buscaba a mi madre, pero cuando conté sobre su muerte pude notar esa mirada, ese sentimiento, el mismo que yo tuve ese día al darme cuenta que estaba solo y que todo lo que amaba no iba a volver jamás.

—Cooper, ¿qué sucede?

Preguntó Cuppa acercándose a mí sacándome de mi trance. Me di cuenta que estaba llorando, había llorado tanto que podía exprimir las mangas de mi suéter con el que al parecer había estado limpiando mi rostro.

Antes de responder algo o por lo menos de poder dejar de llorar la puerta de la enfermería se abrió, el enderman estaba aquí.

—¿Está todo bien? ¿Qué le sucede al pequeño?

Preguntó apenas nos notó, Cuppa me apretó contra su cuerpo como buscando protegerme.

—Él está bien.

Respondió intentando sonar valiente y segura, yo intentaba tranquilizarme pero ese sentimiento en mi corazón no se iba. Otras veces había pensado en mis padres y no había sentido tanto dolor, pero esta vez era diferente, como si volviera a quedarme solo, como si fuera a perder de nuevo a todos los que amo.

—No, él no está bien y si sigues abrazándolo así vas a asfixiarlo. Ender se calmaba cuando Ericka comenzaba a peinar y acariciarle el cabello.

Respondió el enderman sentándose en la cama más cercana a la puerta, lejos de nosotros casi como si no quisiera asustarnos.

Cuppa lo pensó unos segundos, aun abrazándome comenzó a acariciar mi cabeza murmurando a mi oído que estuviera tranquilo, que nada malo iba a pasar, que ambos nos debíamos proteger mutuamente. De alguna manera su suaves y dulces palabras y la técnica recomendada por el adulto dieron resultados positivos.

Cuando estuve más tranquilo ella me tomó de la mano, ambos mirando al enderman quien seguía sentado en el mismo sitio.

—Gracias...

Pixeles SobrevivientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora