Confundida Y Aturdida

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NARRA CHARLOTTE

—¡Sí dan un paso más hacia mí lo lamentarán!

Amenacé asustada hacia el par de chicos que estaban en posición de ataque. La chica se levantó, limpió sus lágrimas y se asomó por encima del hombro del Wither Skeleton.

—Tranquila, no te haremos daño. Estamos aquí para ayudarte, nosotros…

Comenzó a decir pero no iba a dejarme engañar, no podía confiar en ellos.

—¿Cómo sé que no fueron ustedes quienes me encerraron aquí? Que no fueron ustedes los que han estado atacando a todos esos seres inocentes.

Dije, la chica sonrió.

—Somos de la misma especie que aquellos que fueron asesinados, nosotros no lo hicimos.

Respondió el Wither Skeleton como si fuera obvio, negué con la cabeza.

—Que sean de la misma especie no significa que no se atreverían a hacerles daño, no sería la primera vez que veo una lucha entre seres de la misma especie.

Respondí, la chica quiso avanzar hacia mí pero al hacer como que la iba a atacar se quedó de nuevo detrás de aquel chico.

—¿Si no han sido ustedes quienes me han hecho daño por qué no se van y me dejan ir a mí también?

Insistí, ahora quien habló fue Blake, el chico blaze.

—No te hemos dejado ir porque estás muy herida, me sorprende que no te hayas desmayado ya cuando sigues perdiendo tanta sangre. Nos estamos quedando en una fortaleza, ahí podríamos curarte.

Dijo, negué con la cabeza.

—No iré con ninguno de ustedes.

Dije. Sabía que estaban en lo cierto, mi cabeza no había dejado de sangrar, me sentía mareada, con frío y comenzaba a ver como si una tela opaca cubriera mis ojos, sin embargo no se estaban mostrando nada amables como para querer ir con ellos y creerles.

—Sé que estás muy asustada, has pasado por tantas cosas malas, no debe ser nada fácil ser la última Ghast, pero te prometo que nosotros sólo queremos ayudarte.

Dijo aquella chica de nuevo con su mejor sonrisa pero que mencionara aquello sólo me hacía recordar que no se puede confiar en cualquiera.

—No, no es fácil ser la última de mi especie, en especial cuando hay muchos locos queriendo matarme para conservar mis restos como trofeo. ¿En serio crees que hay alguna manera en que confíe en ustedes?

Respondí, ella suspiró desanimada, el wither Skeleton le murmuró algo que no alcancé a escuchar, ella asintió con tristeza.

—Nos iremos, te dejaremos sola, pero cuando estés en peligro de nuevo no te ayudaremos.

Anunció el Wither Skeleton.

—No sé preocupen, no necesitaré su ayuda.

Respondí, ellos no respondieron nada. Primero dio media vuelta la chica y comenzó a caminar hacia la salida de la celda, la siguió el chico blaze pero sin dejar de mirarme cuidando que no los atacara cuando estuvieran desprevenidos. El chico Wither Skeleton dio media vuelta y comenzó a seguirlos.

Me relajé esperando que salieran de la celda ya destruida, pero mientras fijaba mi mirada en ellos esperando que desapareciera sentí como mi cuerpo se iba relajando de más.

Comencé a tener mucho frío y sueño, también mareo y no podía mantener los ojos abiertos. Me recargué en la pared de la celda para apoyarme y mantenerme de pie pero podía sentir como poco a poco iba escurriendome hacia el suelo.

De nuevo me vi en ese lugar iluminado, agradable, tranquilo, vacío. Comencé a caminar sólo viendo blanco a mi alrededor, caminaba con miedo de chocar con una pared o algo porque no podía identificar nada ya que todo era blanco alrededor.

Comencé a escuchar voces, unas voces tranquilas y familiares me llamaban pero otras voces desesperadas y tensas decían algo tan rápido que no podía reconocer que decían.

—Yo me ofrezco, no voy a dejarla morir.

Dijo una voz femenina con desesperación, con exigencia.

—Charly, pequeña, ¿dónde has estado todo este tiempo?

Decía la voz familiar con amabilidad y ternura.

—Si no lo vas a hacer tú yo misma lo haré.

Dijo de nuevo aquella voz femenina a la vez que sentía un zangoloteo, pero sin ver nada a mi alrededor.

—Charly, pequeña, quédate con nosotros.

Dijeron muchas voces a la vez, pero cada vez eran más lejanas pues sentía como si alguien me estuviera agarrando por los brazos y me estuviera jalando hacia algún lugar ruidoso, pero todo lo sentía sin ver nada ni moverme del sitio donde estaba. Me sentía extraña, perdida.

Más gritos, más sangoloteos, mucho ruido y tensión se comenzaba a sentir en el ambiente. De repente desperté sobre una cama en una habitación de paredes rojas, casi como aquella celda.

Junto a mí, tomándome del brazo, estaba aquella chica pigman discutiendo con una chica Magma Cube mientras el par de chicos que la habían acompañado a la celda las observaban desde una esquina de la habitación.

—Suéltame. ¿Qué es todo esto? ¿Dónde estoy? ¿Qué me están haciendo?

Dije soltandome con arrebato de su agarre, Bertha, como había dicho que se llamaba, sonrió con tranquilidad.

—Tranquila, estás a salvo. Los chicos te trajeron cuando caíste desmayada a causa de la pérdida de sangre, al parecer llevas más de una semana encerrada en ese sitio. Estás débil pero por suerte ese golpe no va a dar mayores problemas.

Explicó la chica Magma Cube con una sonrisa tranquila, me senté y toqué mi cabeza dándome cuenta que tenía una venda alrededor cubriendo la herida evitando más la pérdida de sangre.

—Ellos son Blake, Kellet y Bertha, son excelentes guerreros que siempre están protegiendo y rescatando a los que lo necesitan. Mi nombre es Magna y soy la enfermera de esta fortaleza.

Dijo presentándose y a los demás. Ninguno parecía ser malo ni querer hacerme daño, pero alguien debió haberme herido y encerrado en ese sitio seguro esperando mi muerte, podría haber sido cualquiera, incluso ellos.

—Gracias, pero tengo que regresar a mi hogar.

Dije levantándome y comenzando a caminar hacia la salida de aquella habitación, ellos se miraron entre sí antes de que Magna asintiera con la cabeza.

—Está bien, ellos te acompañarán para cuidarte.

Respondió amable, los tres chicos comenzaron a seguirme guardando cierta distancia. Salí de la habitación, de la fortaleza y caminé intentando ubicarme para encontrar el portal de regreso, siempre con ellos detrás de mí.

Finalmente logré identificar la zona y no tardé en llegar al lugar del portal, sorprendentemente no había ningún rastro de un portal.

—Quizá todavía está un poco aturdida.

Escuché que les dijo Bertha a los dos chicos. Ninguno respondió nada, sólo me observaban mientras buscaba alrededor aún cuando era obvio que no había nada, ni nadie, ni siquiera esos Pigman que siempre me recibían cuando venía y cuidaban de mí.

Magna en multimedia.

Pixeles SobrevivientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora