Capítulo 20

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Sebastian

Por fin llegamos al lugar que quería enseñarle a Alexa. Este punto de la ciudad me da calma, me ayuda a pensar. Además he escrito mucho aquí. Allie se baja del carro y contempla la vista, en cambio yo, solo tengo ojos para contemplarla a ella. Tiene una gorra puesta que se me hace familiar: - ¿Y eso de donde salió? — le digo señalando su cabeza.
- ¿Te gusta? Lo encontré en tu auto ¿me queda bien?
- Es mia y me encanta como te queda. Déjame tomarte una foto.
- ¿Otra vez? Jajaja siempre me tomas fotos.
- Porque me gusta llevarte conmigo
- Esta vez no te escapas, te voy a sacar una yo también.
- Claro amor, las que quieras.

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Ambos nos tomamos las fotos, ella se ve preciosa, como siempre

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Ambos nos tomamos las fotos, ella se ve preciosa, como siempre. Voy a publicarla luego a mi perfil. La mía quedó bien, me gusta, también la publicaré en mi perfil de Instagram pero será visible para todos mis seguidores.
Abrazo a Allie por detrás envolviéndola en mi brazos y apoyando mi menton en su hombro, ella me permite que lo haga.
- ¿Que quieres hacer ahora princesa?
- No lo sé ¿que queres hacer vos?
- Lo que sea siempre y cuando te quedes conmigo.
- ¿Cuántos días más te vas a quedar?
- Solo hasta mañana a mediodía. Lo siento preciosa, me toca volver al trabajo. Pero a finales de este mes vendré por varias semanas a Bogotá y te prometo, voy a acomodarlo todo para pasar mucho tiempo juntos ¿quieres?
- Claro que quiero y no te tenes que disculpar. Te entiendo. Colombia no va a ser lo mismo sin vos, pero voy a estar bien. ¿Me vas a seguir escribiendo?
- Ahora tengo tu número, voy a llamarte, escribirte. Haremos FaceTime y todo lo que tú quieras para estar más cerca.
- Pero me gusta estar así como ahora — hace una trompa de niña pequeña que casi me muero ahí mismo del infarto. No pude contener las ganas de decir: - entonces ven conmigo y estaremos así todo el día, todos los días.
- Jajaja tonto. Tenes que trabajar y yo empiezo las clases. No voy a estar atrás tuyo, pero no me olvido que te prometí viajar a Miami con frío.
- Me encanta que no lo olvides. Eso lo vamos a hacer linda, no tengas dudas.
- Entonces ¿que queres hacer ahora?
- Yo quiero mirar una película y usted — le
hago unas cosquillas en el cuello con mi mentón mientras hablo — es una niña cariñosa que quiere estar así abrazada y con mimos entonces ¿quieres ir a mi apartamento?
- Ahhh pero miralo al señorito ¿así conquistas a todas para invitarlas a tu departamento?
- Para que lo sepas princesa — la giro para quedar frente a frente con ella. Acomodo su cabello detrás de su oreja como tanto le gusta y acaricio su rostro, ella se reclina en mi mano. Ama las caricias y yo amo que me deje hacerlo, mientras termino de decir - nunca llevo mujeres a mi apartamento.
- No mientas Sebastian — se aleja de mí y rompemos el contacto.
- Hey, ven aquí — la agarro suavemente de su brazo para que nuestra piel se roce de nuevo - mirame — levanto su rostro hacia mi y me fulmina con esa mirada tan suya - No te miento, si lo dices por la intimidad, existen otros lugares. Jamás llevo mujeres a mi casa. Es mi espacio personal, es mi pequeño mundo. Donde solo quiero que entres tu ¿si me crees?
- Se aferra a mi abrazo una vez más y yo me dejo, pues nada me gusta más que tenerla pegada a mi. Por primera vez me siento un completo perro porque la engañe. Si he llevado mujeres a mi apartamento pero fueron solo encuentros ocasionales. Quiero que Allie venga conmigo sin segundas intenciones más que tenerla abrazada y ver una película. Disfrutar de su compañía, de estos momentos tan mágicos que me hace vivir. Ninguna mujer pasajera de mi vida vale la pena como para perderme de estar con ella solo por mencionar que estuvieron conmigo en mi casa. Jamás tuve un momento tan intimo como el que pienso compartir con Allie esta noche, sin siquiera besarla.

Cualquiera que nos ve por la calle debe pensar que tenemos una relación. Ya es habitual estar cogidos de la mano. Siempre estoy abrazándola o ella a mi. Es como que despegarnos no está en los planes de ninguno de los dos, cosa que agradezco. Y también me tiene muy feliz, que hace muchas horas Allie no menciona que somos amigos. 
Seguro deben creer que soy un negador y no quiero aceptar el hecho de que Alexa solo me vea como a un amigo, pero la realidad es que ya lo acepte y no tiene nada de malo. Si esta preciosa niña que está sentada a mi lado solo me permite tenerla de amiga, acompañarla y cuidarla así lo haré. No voy a negar que me va a romper el corazón pero será un placer que alguien como ella rompa mi corazón porque es una persona que merece la pena. Lo que siento por ella es tan puro y nació tan repentinamente que es magia en mi vida. Amar a Allie es un placer, como ya bien lo describió en su canción mi parcero Luis Miguel: "... conocerte fue mi suerte, amarte es un placer, mujer..." mi madre cuando niño escuchaba esas canciones bien románticas, hoy las comprendo. Alexa es mi canción romántica, es la mujer que me completa sin buscarlo. Y será mi fuente de inspiración de aquí en adelante. Aunque no lo sepa, aunque deba callarme. Ella será siempre quien obtenga lo mejor de mi. De repente siento un beso en mi mejilla y despejo todos mis pensamientos.
- Y eso que fue?
- Un beso. Estabas distraído y muy pensativo. Si que te concentras mucho cuando manejas eh.
- Jajaja no estaba distraído. Estoy prestando atención, soy un conductor muy prudente, pero ya si tú te pones a darme de besitos no podré seguir. — da un suave golpe en mi brazo.
- Tonto. ¿En que pensabas? ¿En que tenes todo tu departamento tirado? — ¡mierda! No pensé en eso. Hago un repaso mental de no tener ninguna revista ni nada que ponga en riesgo mi identidad. Estoy casi seguro al cien por cien que no hay nada.
- La verdad es que no lo pensé y no creo que dejes de quererme o te asombres si no hice la colada ¿verdad?
- ¿¿¿La que???
- ¡¡Tan argentina la niña!! La ropa, si no la lave. No vas a dejar de quererme.
- Jajaja a menos que me mates con tu olor a medias sucias.
- Oye, que yo huelo muy bonito — digo en un tono ofendido exagerado y sobreactuado.
- Si, eso es verdad. Pero seguís sin decirme en que pensabas.
- Se me apareció un recuerdo de cuando era niño. Mi madre escuchaba canciones de Luis Miguel y en ese momento no me agradaba lo romántico. Ahora, hasta yo escribo romántico. Pensaba en eso.
- Yo... Yo... — su voz suena muy angustiada
- ¿Qué pasa princesa? — dejo mi mano encima de la suya. Siempre tengo este impulso cuando cuando siento que necesita que le brinde apoyo.
- Yo no tengo ningún recuerdo de mi mamá. — Veo la entrada de mi edificio en la esquina, por lo tanto, freno el carro ahí mismo para agarrar el rostro de Alexa y girarlo hacia mi:
- Preciosa, lo siento tanto. no quise generar esto en ti. De verdad lo lamento.
- Sebas no, no es tu culpa. Me gusta que me cuentes cosas de cuando eras chiquito. De tu familia, los lugares en donde creciste. Es tierno. Solo que me gustaría tener yo también cosas que contarte de mi mamá.
- No pienses en eso, pero si quieres hablarlo, estoy aquí para ti.
- Quiero y después quiero mi abrazo.
- Tendrás todos los que quieras.
- ¿Por que frenaste?
- Porque ya llegamos ¿vamos? Voy a hacer las mejores palomitas que jamás hayas probado.
- Vamos, pero de donde yo vengo no se dicen palomitas.
- Entonces con más razón vamos a subir ya mismo porque de seguro nos espera una larga discusión de cómo se dice aquí y como lo dices tu.
Bajamos del carro y nos disponemos a ir al apartamento en donde espero no haya ninguna sorpresa que me arruine esta noche juntos.

Mi fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora