Capitulo 6

435 34 6
                                    

Alexa

No soy buena haciendo preguntas. Por eso siento que me equivoco cada vez que intento saber más de Sebastian. Cuando vi que en su buzo estaba el logotipo de algo llamado "Yatra" pregunté de curiosa el significado. Inmediatamente vi en el la desesperación, el miedo y las pocas ganas de hablar de eso. Comprendí que le gusta mucho lo que hace pero que quizás es bastante incómodo ese universo de fama, glamour y personas que son más interesadas que reales.
Por un momento sentí un poco de pena de que alguien como él, viva sometido a todo eso solo por cumplir sus sueños. Si bien no sé con exactitud qué o quién es "Yatra" comprendo que hace feliz a Sebastian, ya que una vez que desplazó ese instante de miedo de tener que hablar de ello, dejó salir la pasión, la entrega y el amor por su profesión. Sea cual sea la tarea que realice para ellos.
Al contarme que siempre las personas se le acercan con una doble intención me llene de rabia de solo saber que en esta vida existen personas así. Debe ser insoportable vivir dudando del resto. Más difícil debe ser confirmar que esas personas realmente solo te buscaron con un interés oculto.
A mi, Sebastian me parece tan bueno. Es lindo, no lo voy a negar, pero en pocas horas los dos nos inspiramos confianza mutuamente. Tan así, que fui capaz de contarle cuanto me angustia la mudanza y el miedo que me da irme del lugar donde crecí. Me dio una hermosa lección acerca de hacer sacrificios por cumplir sueños y la importancia de tener un lugar especial al cual llamar hogar. Jamás había escuchado algo tan lindo. Tiene tanta razón, acá siempre puedo volver no importa cómo, cuando ni cuánto tiempo pase, siempre va a ser mi hogar.

No quise decir nada al enterarme que Sebas se va mañana. No me atrevo ni a preguntar a donde porque no sé si quiero saberlo. El alivio vino de la mano de su propuesta de mantener el contacto. Por supuesto que lo que más quiero es seguir sabiendo de él, de cómo está y conocerlo cada día un poco más. Quien sabe si alguna vez nos volvamos a ver las caras, pero podemos intentar con una amistad a distancia. ¿Somos amigos? No lo sé. Estamos en camino a serlo, supongo. Siguiendo con la lista de las cosas para las cuales no soy buena, puedo decir que no soy buena con la distancia y extrañar. Sé que mantener contacto con Sebas por WhatsApp, videollamada y todas los medios que nos facilita la tecnología moderna, puede hacer que extrañe demasiado no solo a él sino también el tiempo que pasamos juntos acá. Tomar chocolate caliente y hablar de las fantásticas leyendas urbanas. De verdad, extrañar me hace mucho mucho mal. Entonces, se me ocurre la idea de hacerlo a la antigua, bueno la realidad es que no tan tan antigua ya que antes se usaban cartas, eso sería muy raro necesitaría muchos datos personales para enviarle cartas. Recurro al viejo confiable: e-mail.
No tengo idea de donde saqué tanta confianza desmedida para pedirle a Sebastian que me de su teléfono. Cuando agarro el aparato, lo desbloqueó y seguidamente me lo dio, caí en la cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Cree una casilla de correo similar a la mía. Así sería sólo nuestra, por las dudas de que la suya personal esté ocupada con cosas de su trabajo. Esto último no se lo dije. Cuando vio la cuenta creada solo se animó a decirme que soy increíble y no supe que responder.
Ahora estamos camino a mi casa porque insistió en acompañarme y de paso caminar un rato. Hace una cuadra que todo es silencio.
- Hola ¿estás ahí? — pasa la mano delante de mis ojos imitando el gesto que algunas veces le hice yo a él. En un movimiento rápido le muerdo suavemente la mano.
- Ayyy — se queja y me hace estallar de risa.
- Espero que no seas un perro rabioso o algo así
- Soy un animago
- ¿Te gusta Harry Potter? — pregunta sorprendido
- ¿Y a quien no podría gustarle esa maravilla?
- Tienes mucha razón. No me digas tu casa, la averiguaré yo mismo.
- jajaja vas a tener una tarea muy difícil.
- Y tu con la mía. ¡Wow! — pega un grito de asombro el cual me asusta.
- ¿Que te pasa?
- ¿Tienes un lago en la puerta de tu casa?
- Bueno, no es precisamente MI lago. El lago está ahí y justo coincide con la entrada a mi casa. — lo veo observar el paisaje con el que crecí diariamente, aquel que al abrir mi ventana me da los buenos días. Voy a extrañar todo esto.
- Voy a extrañar todo esto — repitió Sebastian al mismo tiempo en que yo pensaba lo mismo.
- Ni que lo digas, estaba pensando lo mismo. No te das una idea lo que es para mi dejar este lugar. — sin darme cuenta una lágrima se derramó por mi mejilla y Sebas la agarró justo para limpiarla mientras empezó a decirme:
- Pero no te olvides nunca bonita, tu podrás dejar esta lugar, pero este lugar nunca te dejará a ti. Lo llevarás a donde quiera que vayas. Hablaras de él, lo recordarás, contaras sus historias y siempre te referirás a él como "mi casa". Jamás vas a dejar eso, pues como ya te dije lo llevas contigo. —
Esas palabras me reconfortaron un montón. No podía dejar de pensar en lo lindo que sonaban cada una de las reflexiones de Sebas. Tampoco voy a negar lo lindo que era sentir su tacto mientras acariciaba mi mejilla. Nunca nadie ajeno a mi familia y a excepto de mis amigos, me había hecho sentir tan contenida.
Sebastian reacciona al notar que todavía me acariciaba la cara.
- Lo siento, yo no quise ser un desubicado. No pienses mal de mi. No quiero verte llorar. De verdad... lo... lo siento. — armándome de valor soy yo la que ahora pone la mano en su mejilla.
- No te preocupes, no pasó nada. Gracias. Por tus palabras, por tu contención, por ser diferente. Estos días fueron increíbles. Jamás había tenido charlas tan reflexivas y fue un placer conocerte.
- No te despidas, por favor. — me pide mientras saca mi mano de su mejilla y se gira para mirar el lago por un momento que me parece un eternidad.
- Calculo que no conoces a nadie que tenga un lago en la puerta de su casa por más famosos que sean ¿no? — se lo digo en tono de burla para ver si podemos desdramatizar el momento.
- No, eres la primera y la única.
- La única en tener un lago, que orgullo.
- En tener un lago y a mi.
- ¿Que? — creo que escuché mal.
- Y si, estás en tu lago conmigo. ¿Acaso alguna vez tuviste a alguien tan guapo aquí contigo?
- Jajaja no, ni tan lindo ni tan modesto, sobre todas las cosas.
- Ah no niña, la humildad es lo primero.
Empezamos a reír. Quizás de nervios, quizás por tontos. O quizás porque los dos necesitamos retrasar lo más posible esta despedida. Si hay algo que confesar en este momento es que no tengo intención alguna de decirle adiós a este hermoso chico.

..............................................................

Al parecer Sebastian ya flechó a nuestra chica , siempre tan galán.
Gracias a todas las personitas que siguen esta historia y a quienes poquito a poco van dejando sus mensajes de apoyo.
Nos leemos pronto.

Mi fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora