Capítulo 16

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Sebastian

¡Dani! ¡Me llamó Dani! Se demora unos minutos en contestar que se me hacen eternos. Los celos no me están dejando vivir hasta que por fin la campana de mi celular me avisa la llegada de un nuevo mensaje:

Jajajaja caíste. Hola Sebas, se quien sos. No ando repartiendo mi número a todo el mundo.

Me lleve un susto enorme linda. Ya me veía odiando a todos los Danis del mundo.

Jajaja celoso. Esperaba un correo, me sorprendiste

Soy una caja de sorpresas. Adivina donde estoy...

No tengo idea, siempre estás por todos lados

Pues ahora estoy aquí, en Bogotá

¡¡¿Queee?!! ¿Cuando llegaste?

Hace una media hora...

Wow no lo puedo creer ¿se te adelantaron las cosas de trabajo?

Mmm no precisamente, vine por ti. Porque necesito verte

¡Estás loco! ¿Viniste solo por mi?

Si, solo por ti. Pero es tarde para verte ahora...

¿Por que lo decís?

Por la hora, es tarde para invitarte a que vengas a mi apartamento, no sería apropiado.

No, no lo es, pero siempre podes venir vos. Te espero. VER UBICACIÓN
Avísame cuando estás acá, quiero mi abrazo.

Pon el cronómetro, en 15 minutos me tienes ahí.

Pido otro servicio de Uber que me lleve a casa de Alexa. La voy a volver a ver ni siquiera yo me lo creo.
Cuando el auto llega y luego de que conduzca el chofer por unos quince minutos, llegue a dirección que me envió. Al principio parecía una broma, porque todo estaba oscuro no había señal de que alguien estuviese despierto. Le envío un mensaje.

Estoy aquí afuera...

No responde y al pasar dos interminables minutos, las luces del comedor de la casa que tengo frente a mi, se encienden. Pago por mi viaje y me bajo del auto. La puerta se abre y delante de mi veo después de mucho tiempo a esos ojitos preciosos que me miran una vez más.
Alexa sale a mi encuentro y empieza a correr hasta mi, es ella, después de tanta distancia, después de tantas horas y días de pensarla, es ella. Después de extrañarla tanto, la veo llegar hasta mi. Abro los brazos para cobijarla en mi pecho y ella sabe perfectamente qué hacer, me envuelve con sus brazos alrededor de mi cuello y yo cierro los míos en su espalda.
Nuestros cuerpos ensamblan y encajan a la perfección. Su dulce aroma invade todos mis sentidos y solo consigo decirle al oído: - hola princesa...- No responde.
Suspira y sus manos acarician mi pelo, al mismo tiempo que yo acaricio su espalda y dejo caer mi mentón por encima de su cabeza. Estamos a mitad de la entrada de su casa, en el medio de la noche. No se cuantos minutos pasan hasta que por fin escucho su voz: -- Hola Seb, te extrañaba tanto. — se desprende de mi  abrazo y consigo ver su rostro de cerca por primera vez en esta noche.  - Yo también te extrañe princesa. ¿Como has estado?
- Acá, adaptándome a esta nueva ciudad
- Bogota es una ciudad hermosa. Ya conocerás a su gente somos bien bacanos, pues me tienes a mi.
- No me creo que estés acá. Sabía que nos íbamos a ver pronto, pero nunca pensé que tan pronto.
- ¡Sorpresa! — me acerco más a ella y le coloco un mechón de cabello detrás de su oreja a la vez que acaricio su rostro — no podía estar un día más sin verte, quería hablar contigo.
- ¡Tan dulce el! Yo también te extrañaba amigo y mucho — se abraza a mi de nuevo pero no puedo corresponder a su abrazo esta vez. No soy su amigo, yo no me siento así y de repente una voz me saca de todos mis conflictivos pensamientos.
- ¡Allie! — dice esa voz masculina sorprendida.
- Hola pa. — responde ella mientras se separa de mi una vez más. ¡Genial! Soy hombre muerto.

El papá de Alexa tiene una mirada profunda y el semblante serio. Pero no se lo ve como un padre de esos que guardan la escopeta detrás de la puerta para defender a su hija. Si sería capaz de cualquier cosa por ella, se le ve el amor en sus ojos. Alex rompe con el momento incómodo de silencio: - Papa el es Sebastian. Sebastian el es mi papá, Gustavo. — me tiende su mano y por supuesto que se la tomo pero también debo hablar.
- Hola señor Ferrer un gusto en conocerlo, mi nombre es Sebastian soy...
- El amigo por correo de mi hija — me interrumpe él y completa la frase por mi. ¿Amigo por correo? Se me revuelve el estómago de escuchar la palabra 'amigo' y encima en boca del padre de Alex, eso indica que realmente es lo único que ve en mi, un amigo. No puedo detenerme a pensar en eso porque el papá de "mi amiga por correo" continúa hablando — es un placer para mi conocerte Sebastian, escuché muchas cosas buenos de vos. Allie, ¿por qué no pasan y van a hablar al parque? Es tarde para estar acá adelante. Entren. Sentite como en tu casa Sebastian. Si me disculpan, me voy a descansar fue un día muy largo.
- Buenas noches pa — dice Alex mientras me mira y contiene la risa.
- Que descanse Señor...
- Llámame Gustavo Sebastian, el señor está en el cielo — me dice ya desde el interior de la casa.
- Claro, disculpa. Que descanses Gustavo.
- Buenas noches chicos.
Alex estalla en una risa que contagia y yo suelto todo el aire que sin darme cuenta, estaba conteniendo. La miro y solo me atrevo a decir: - ¿Allie? — me mira desafiante y me encanta.
- Solo mi papá me dice así, en Argentina 'Alex' es un nombre masculino, entonces simplemente empezó un día decirme así.
- Me gusta. Me gusta mucho a decir verdad. ¿Puedo llamarte así yo también?
- Si, podes. Pero ahora vamos adentro de la casa o podemos salir al parque.
- Vamos, quiero conocer tu parque y así de paso, no despertamos a tu papá.
- Jajajaja ¿te dio miedo?
- Solo lo justo y necesario.

La casa estaba oscura, pero se veía bien bonita. Cruzamos una puerta, un pasillo largo y luego otra puerta más para encontrarnos con un parque precioso. Una pequeña alberca, una fuente de agua, unas bancas y finalmente una mecedora para dos personas. Las estrellas y la brisa tan conocida por mi, me transportaban al momento perfecto. Aquí, con la niña que despierta miles de emociones en mi me siento en casa.
Nos sentamos en la mecedora y Allie tomó mi mano. Mis ojos bajaron para ver esa imagen de sus dedos entrelazados a los míos y fue ella quien comenzó a hablar: -Gracias por venir a verme. Desde que te conocí sentí que iba a poder contar con vos siempre. Me inspiras tantas confianza e incondicionalidad que me siento una afortunada por tenerte en mi vida. Con vos no tengo miedo a mentiras ni traiciones, sé que la amistad que nos une es sincera. Me lo demostraste con cada correo y teniéndote ahora acá lo reconfirmo. Gracias por no fallarme. Me haces muy feliz. — apoya su cabeza de costado en mi hombro y me quedo inmóvil. ¿Como voy a poder decirle la verdad después de lo que acaba de decir? ¿Como le digo que le mentí? La voy a lastimar y no quiero. Esto no me puede estar pasando. Me siento asqueado, sucio y desalmando por ocultarle quien soy en verdad. Estoy en shock, no me sale decir ni una palabra y para cuando Allie vuelve a hablar, suelta la pregunta que tanto temo contestar en este momento: - ¿Que era eso tan importante que me tenías que decir?
Otra vez, estoy muerto.

Mi fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora