Capítulo 86

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Alexa

La repercusión que estoy teniendo por ser la cara que representa a la marca de ropa de Christian, no me la esperaba. Di más de cinco entrevistas en las que Malu me tuvo que asistir porque me sentí ma muy perdida. Christian también se mantuvo cerca mío y fue de gran ayuda. Ahora estoy un poco alejada de la gente porque me asfixia tanta atención sobre mi.
- Princess, acá estabas — Chris me encuentra apoyada en una columna.
- Si, perdón es que no estoy acostumbrada a todo eso, me abruma.
- Esta bien, no te preocupes
- Me están haciendo muchas propuestas, me hablan de estilos, de diseñadores, de campañas. No entiendo nada, encima estoy sola, Robert y Nicolas son quienes se encarga de todo eso.
- Pero tienes a Malu — en eso si que tiene razón
- Si ya lo sé, pero Malu no sabe de contratos y demás cuestiones
- En ese caso me tienes a mi — me remuevo un poco inquieta caminando aún más alejada de la gente
- Bueno me tienes a mi, llama a Robert y yo hablo con el. Escuchare lo que tienen para ofrecerte y le enviaré las mejores propuestas a Robert para que las analice — Christian es tan gentil y buena persona, me sale abrazarlo. Ya se que no esta nada bien pero esta hecho. Es obvio que no se lo esperaba porque se quedó duro en lugar.
- Perdon... yo...
- No te preocupes, me gusto el abrazo — me corta diciendo eso sin dejarme terminar la oración.

Después de hablar unos diez minutos con Robert por teléfono, Christian consiguió su visto bueno para poder escuchar las propuestas de los distintos diseñadores y managers de diferentes marcas. La mayoría son de acá, de Los Angeles, lo cual me haría pasar varios días por estos lados, en las próximas semanas durante algunos meses.
Si mi relación con Sebastián se arregla, el va a estar cerca de dos meses en Europa, por su gira y por el mundial de Rusia. Así que la distancia de todos modos se interpondría entre nosotros inevitablemente. Eso si, la que no tiene arreglo soy yo. En vez de estar feliz por lo que me está pasando con mi nueva carrera, estoy con la cabeza en Sebastián. Siempre Sebastián, siempre mi prioridad cuando no tendría que ser así. Yo no hice nada para que nuestra relación se vaya tan al carajo en cambio el y sus cambios de humor, no paran de hacer desastre en nuestro día a día. Cuando no son las mentiras, son los celos. Nunca progresamos, parece a propósito.
Toda mi vida consideré que no iba a ser la clase de chica que se tira a la cama a llorar por un novio. Se suma a los tantos motivos que siempre tuve para no tener uno. Hasta que un buen día llega un bombón con acento Colombiano y tira todos tus planes de no enamorarte a la basura. Miro como Christian habla con un diseñador, Malu también es partícipe de la charla, hacen esto por mi y yo acá, pensando en Seb. Soy una tonta, oficialmente y comprobado que lo soy.

La velada termina con más de siete propuestas para mi. Malu asegura estar muy cansada y que va a dejar que las dos copas de champagne le hagan efecto para caer en un profundo sueño.
- Mis bellos poporros, los dejo. Mi niña descansa bien — se dirige a mi, me da un abrazo y un sonoro beso en la frente — nos vemos en la mañana para arreglarte para tus fotos. Tu también descansa Chris — le dice ahora a él — y me acompañas a esta preciosidad hasta la puerta de su habitación que nunca se sabe que loco acechador puede estar en el pasillo del hotel esperando mujeres. — eso me da mucho miedo.
- Buenas noches Malu, no te preocupes, no la dejaré sola. Sweet dreams. (Dulces sueños)
Efectivamente nos quedamos solos en el hall de este hotel inmenso. No tengo sueño, la noche esta cálida y mi cabeza no para pensar un segundo.
- ¿Sabias que puedo escuchar ese sonido? — me dice Chris de repente sacando de mi limbo autoimpuesto.
- ¿De que sonido hablas? — trato de prestar más atención, pero no escucho nada.
- El de los engranajes de tu cerebro, que están tratando de carburar ideas. — duh soy muy tonta, caí.
- Perdon, estoy en cualquiera — digo la verdad, porque no podría encontrar ninguna excusa.
- Estás así desde que estábamos en el cóctel, estuviste así toda la noche. — se levanta del lado del sillón en donde está y se sienta en la mesa ratona frente a mi para quedar más cerca. Supongo que cuando sos el hijo de los dueños de este imperio de hotel, no importa si te sientas en esa mesa ratona que se carísima y frágil, porque si la rompes, nadie te va a cobrar nada.
Quedamos frente a frente, más que mirar podría jurar que me está escrutando. Trata de adivinar a donde están perdidos mis pensamientos, ojalá y no lo descubra ya que no tengo muchas ganas de hablar de eso o quizás si, pero no me sentiría cómoda que sea con Christian con quien saque todo lo que me está oprimiendo el pecho, debería ser Sebastián el que esté enfrente mío para solucionar las cosas, para escucharme y para decirme que sea lo que sea lo vamos a arreglar juntos, porque simplemente somos un equipo, pero no. Me volví a perder y Chris me trae de regreso agarrándome la mano.
- Estás tan lejos de Los Angeles, hasta podría jurar que estás lejos de este planeta. What's wrong baby? (¿Que está mal bebé?) confía en mi. —
En el momento en el que sus pulgares acariciaron el dorso de mi mano que el mismo está sosteniendo, todo mi dolor, mi bronca y pesar, salió en forma de llanto. Un llanto desgarrador que me fue como si me arrancaran algo de pecho de tirón. Las lágrimas son de alivio, de poder librarme de la angustia.
- No, no, no, baby, look at me (mírame) sorry, sorry — me abraza y me besa la frente. — Lo siento de verdad no quería que te pongas así, ¿es mi culpa? — me agarra de ambos lados de mi cara, buscando mis ojos. Estoy en mi estado más vulnerable siendo un mar de lagrimas y no me importa. Se que mi mirada solo refleja dolor, porque eso es lo que pasa cuando no tenes ni idea de lo que ocurre.
Entre Sebastián y yo todo es confusión, malos entendidos. Últimamente los sentimientos más viles nos rodean: la mentira y los celos. Están haciendo estragos con la unión que tenemos. No logro entender porque es tan difícil congeniar. Ya de por si, el no tiene mucho tiempo por su carrera,m. Yo con los estudios y ahora el modelaje también estoy sin tiempo. Nos queda esto, angustia. Me duele pensar que no hay un mañana para nosotros. Me encantaría poder decirle todo esto a Christian, pero no lo hago. Me limito a llorar cerca de su cuello, abrazada a él mientras su mentón está apoyado en lo alto de mi cabeza. Debería salir ya mismo de esta posición y de sus brazos porque me trae tantos recuerdos de la persona que realmente quiero abrazar, que no lo puedo soportar.

Después de lo que considero que fueron un cinco minutos, me remuevo de los brazos de Christian. Carraspeo dos veces porque siento resequedad en la garganta. Me suelta de su abrazo pero si sosteniendo mis manos.
- Lo siento — no se porque se disculpa pero puedo ver pesar en su mirada y no quiero que asuma una culpa que no es suya.
- No tenes porque disculparte, perdoname vos por reaccionar así. Encima estamos acá, en el hotel de tu familia. De seguro todos los empleados se percataron de que estabas consolando a una loca que no paraba de llorar, que vergüenza.
- Primero, no sos ninguna loca. Sos mi amiga y si lloras estoy en todo mi derecho de consolarte. Segundo, no me estarían importando los rumores de pasillo que pueden generar los empleados de mi familia. Lo único que me importa eres tú — mientras dice eso me señal apoyando su dedo en mi nariz. — ¿estas bien, en serio? — asiento algunas veces y le regalo una sonrisa entre forzada y natural antes de confírmalo en palabras.
- Ya estoy mejor, gracias. Sos un amigo de oro — como por inercia me acerco más a él y deposito un beso en su mejilla. Instantáneamente mi celular suena y en la pantalla se refleja el nombre de Sebastián. Christian baja la mirada hacia el aparato y me da ánimos para algo que nunca pensé que iba a hacer en mi vida.
- Tienes que pensar en ti princesa. Si no es tu mejor noche y no quieres hablar con el, debes decírselo. — asiento, atiendo y hago lo que me aconseja.
- Sebastián no es buena noche para hablar, perdón pero no me siento bien te llamo mañana. — corto la llamada y levantó la mirada hacia Christian.
Me observa con orgullo, me agarra la mano una vez más y me levanta del sillón diciendo.
- Muy bien, hora de ir a enfrentar a ese loco acosador de pasillo de hotel — lo miro sin entender nada y se pone a reír — se lo prometí a Malu, te voy a acompañar a tu puerta, soy un caballero de palabra.
Me uno a su risa y nos vamos juntos en el ascensor, no vuelvo a pensar en Sebastián en lo que resta de la noche, pero se a lo que me voy a enfrentar mañana.

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Capítulo largo y con muchos detalles, como me gusta a mi. ¿Se viene lo que esperamos? SI. Queda poco. También se acerca el final ¿se imaginan cómo va a terminar esta historia?
SPOILER: No termina, porque tiene segunda temporada.
Tomo en cuenta todos sus comentarios y sugerencias así que sientanse libres de dejarlos y gracias a los que siempre están ahí disfrutando de esta historia.

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