6- No hay hadas en rusia

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Hombres delicados pero capaces, podían hiptonizarte con su cuerpo pero no dudarían en despedazar tu garganta si usurpabas su lugar. Feroces, ágiles, gráciles, poderosos, imponentes, deseados... Musa era la convergencia de los instintos, pero eso también incluía el lado negativo.

Hipersensitivos, nerviosos, territoriales. Su abuelo les describía a fondo como criaturas casi etéreas que se debían ocultar porque aún entre la nieve y el cielo lila de su patria, seres que desafiaban los estándares eran una amenaza.

En Rusia los omegas estaban sujetos a múltiples restricciones incluyendo escuelas especiales para ellos. Yuri recordaba lo terrible que fue para el dejar su escuela para comenzar a ir al instituto omega al que le asignaron al cumplir 15 años, su debut había sido en su gran mayoría, la rabia que canalizó hacia algo productivo, dado que al crecer en formación para ser un deportista de élite, la FFKK se preocupó de que Yuri no tuviese un emparejamiento arreglado, como la gran mayoría de omegas que conocía el rubio; trayendo El Oro de vuelta a casa, era la única forma de asegurarse. Por eso estalló en ira tras su segundo Grand Prix, podía imaginarse al alfa que le tomaría si seguía sin cumplir las espectativas... y eso le aterraba, odiaba ser omega y que la gente lo viera como un agujero que sería fácil de profanar, que el como actuaba y se expresaba pasara a un segundo plano en cuanto le delataban sus feromonas. Era ridiculo, todo el mundo giraba en torno a los alfas, intentar igualarlos o superarlos era sacrilegio. Y la FFKK hirvió cuando superó a Viktor Nikiforov.

Lilia le llevó consigo a Alemania, Hungría, Holanda e Italia... y allí lo encontró. Supo que era un alfa en cuanto abrió la puerta y le miró con ojos entrecerrados para luego dar paso a una amable sonrisa, se mantuvo a la defensiva un tiempo, pero Yuuri era distinto a todos los alfas que había conocido hasta entonces. Katsuki Yuuri, hablaba un inglés fluido, tenía los ojos más expresivos que hubiese visto a pesar de tenerlos rasgados y cubiertos por generosas pestañas negras. Las feromonas de Yuuri no eran invasoras y aunque su voz era imponente, no asustaba. El alfa más amable que tenía cerca solía ser Viktor, pero no todo el tiempo, Yuuri, en cambio, era siempre el mismo a pesar de sentir sus feromonas, incluso corrió su cabello ligeramente para sentir más de ellas la primera vez que sintió aquel aroma.

Por ello le daba coraje pensar en un pequeño Yuuri Katsuki, dejando a su familia con solo siete años en brazos de su tutora legal, teniendo que aprender un nuevo idioma y costumbres a la fuerza, por que por haber nacido diferente, el mundo lo señalaría con el dedo sin pensarlo. Katsuki Toshiya, había comenzado su política de ambiente libre hace diez años, cuando nació Yuuri ya varios países estaban adaptando esta medida como algo público, así que cuando noto que su hijo era distinto, lo sacó de Japón.

Un celo temprano significaba un enlace temprano, Toshiya no permitiría que casaran a su hijo con menos de diez años de edad.

Como si no fuese suficiente, tras un incidente en el Junior Grand Prix, Yuuri acabó manifestando su alfa... Toshiya lo sabía desde un inicio, que su hijo era musa, pero era distinto vivirlo. Yuuri pasaba por ciclos de calor desesperantes, su alfa era violento y fácilmente perturbable. Los supresores fueron escenciales. La ansiedad de su hijo se manifestó poco después y todo fue un cuadro realmente caótico.

A los 16 años Yuuri comienza su tratamiento en Katsa, donde luego de dos años se convierte en uno de los principales sujetos de estudio de la clínica: el omega de Yuuri tiene un destinado.

- ¿O sea que tú alfa también? - Interrumpe Yura, el nipón se ríe un poco que de todo lo que ha hablado con él hasta entonces, pregunte por ello.

- No lo sé- Contesta calmo- El punto es el siguiente Yura... Quiero ser yo sin ninguna atadura, me da igual que la prensa del mundo entero me catalogue como un alfa, no lo soy... no del todo... y he comenzado a reconciliarme conmigo mismo, lo que significa ser alfa y omega. Quiero a mi destinado conmigo, si él decide estarlo, quiero que el mundo entero se dé cuenta- Yuuri respiro hondo y miró fijamente aquellos jades vibrantes del menor- Quiero entrenarte, Yuratchka Plisetsky- El ruso sintió su pecho llenarse de emoción, su postura se hizo más altiva- Pero eso involucra que para cuando ganes El Oro, probablemente yo esté en la palestra por haber indicado que soy musa...

Inusual [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora