Inusual [OMEGAVERSE]

24- Ahógame

Yuuri entró al apartamento llamando por el menor, su pecho aún dolía y la sensación angustiante no le dejaba en paz.

Vicchan le escuchó entrar, más se quedó echado moviendo la cola con Potya recostada en su lomo, Yuuri se acercó a acariciar a ambos, echados en medio del pasillo, el omega no le daba respuesta, así que asumió que se encontraría en su cuarto. Se encontró con una nota en la mesa del comedor... la modelo se había quedado hasta tarde con Yura intentando que descansara, pero bien sabía el azabache que la paciencia no era un don de Chihoko.

"Yurio se lastimó los pies en el entrenamiento, llegó a casa con fiebre y por lo que vi, creo que esta menstruando, no me quiso decir si o no para ir a la farmacia por algún analgésico indicado para el sangrado omega... creo que le dio vergüenza ¡Como si a mi no me sangrara el coño!
Esta de un humor terrible, así que me voy.
Si llegas, suerte con él.

PD: fui a la farmacia de todas formas. Lo sé, soy tan buena "

Yuuri no pudo evitar reír al leer la nota, recordó que mientras estaba con Chihoko en una relación, la muchacha solía llenarle la casa de post it con distintos mensajes, algunos igual de pícaros y directos como lo era siempre, otros llenos de miel y afecto.

Camino por el pasillo hasta el dormitorio llevando un vaso de agua y las pastillas para el dolor en el bolsillo de su chaqueta... seguramente tendría el olor de Viktor, demonios ¿Sería muy malo que Yura se percatara de ello?

Entró de todas formas. El cuerpo del rubio se encontraba hecho un ovillo en su lado de la cama, tenía el ceño fruncido y las manos apretadas... Yura siempre tenía cólicos menstruales demasiado bestias debido a la malísima medicación que le entregaba la FFKK antes de competencias, ahora que se había podido regular, poco a poco cambiaban su ciclo, más el dolor igualmente se hacía parte algunos meses, al parecer, esta era una de esas ocaciones. Dejó el vaso y las pastillas en el velador de junto y se quitó la chaqueta para colgarla en su guardarropa, buscó entre el baño un calentador de semillas y fue a la cocina a meterlo en el microondas, el olor medicinal acompañado del calor que quedaba en aquel saquito ayudaría a su precioso omega. Volvió al cuarto y destapó levemente a Yuri para colocar el calentador en su bajo vientre, había manchado levemente las sábanas, pero tendría arreglo más tarde. Tomó la temperatura del rubio comparándola a la suya y decidió dejarlo destapado, únicamente con la sábana cubriéndole, ya que sabía que el menor prefería estar cubierto por una delgada sábana que sin nada, se acostó del otro lado y bajo una mano hasta las caderas de Yura, se quedó ahí y se durmió.

Despertó al amanecer con un agradable calor en todo el cuerpo y el olor dulce del omega de Yuuri en el aire, se removió notando la mancha que había dejado en las sábanas... quizá sería bueno pedirle a Chihoko suspender el entrenamiento del día, podría ejercitar, pero pensar en patinar le hacía sentirse fatigado. Se sentó a duras penas, el dolor en su pecho era menos... fue una noche extraña y solitaria sin el mayor a su lado, notó un pequeño saco de tela junto a él ¿Chihoko se había quedado hasta más tarde?

- ¿Que paso?- Había preguntado la mayor, mientras se le quedaba mirando.

"Yo quiero..."

Hazlo.

- No es nada- Dijo apretando los labios, la alfa no interpeló y simplemente se le quedó mirando mientras trataba sus heridas a causa de los patines y su entrenamiento innecesariamente exigente de ese día, su cuerpo comenzaba a sentirse afiebrado por la misma causa.

Yuuri estaba con Viktor. Lo sabía, el nipón se lo había dicho, iría a recogerlo al aeropuerto y después... ¿Después que pasaría? Ya no estaba seguro. Chihoko se despidió y tras escuchar la puerta cerrarse el ruso se acostó con sus pies ardiendo, el vientre hinchado debido al comienzo de su periodo y un vacío en el corazón que sentía injustificado e infantil. No pudo evitar ponerse a llorar hasta quedarse dormido, con un lastimoso gemido que alertó a ambas mascotas que intentaron entrar al cuarto.