69- Oasis

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Aun cuando Yuuri sostenía su mano atentamente, Viktor estaba hecho una maraña de nervios. El menor le había indicado que su madre era una mujer amable y muy dulce, que no se preocupase por explicar su relación, porque Hiroko ya la entendía desde la primera vez que estuvo en Japón, Yuuri le había pedido pasar donde su madre antes de ir a casa y, como era de esperarse, Viktor no se pudo negar. La primera vez que vio a Hiroko fue menos tensa que ahora... ahora era el alfa de su hijo... el padre de sus nietos... kami, todo él era ansiedad y nerviosismo.

- Vitenka...- El azabache susurro en su oído, provocándole un tentador calor en el pecho y atrayendo su mirada inmediatamente, Yuuri tomó de su mentón y le besó presionando sus labios insistentemente hasta que Viktor al fin dejó dar paso a su lengua. Un beso de amantes en toda su ley, aún estando en aquella zona del aeropuerto esperando el equipaje, se derritió al contacto con el menor, cuando Yuuri se separó sus ojos le veían con chispa en ellos, esperando una reacción de su parte, viéndolo alegre.

- ¿Puedo pedir otro igual?- Yuuri se rió.

- Las maletas...- Indicó Yura, haciendo a ambos enfocarse en ello.

Tsubumi estaba en el aeropuerto para buscarles, Viktor no había preguntado quién era él la primera vez, saber que la familia Katsuki contaba con un mayordomo fue extraño, Yuuri le aclaro que la función de Tsubumi era más la de un ayudante o guarda espaldas de su madre, aunque ciertamente también hacía muchísimas tareas administrativas en el complejo de Termas y tratamientos complementarios que manejaba Hiroko. El hombre se fue en completo silencio en el vehículo mientras que Yuuri dormía y Yura iba recargado en su hombro mirando hacia afuera, de cierta forma él omega al acariciar su mano suavemente apaciguaba sus nervios ¿Porque estaba tan tenso? No tenía verdaderos motivos de esperar un mal recibimiento de la madre de Yuuri, más bien era como una antesala a lo que venía en su vida... eso era, desde ese momento todo lo que viniera era parte permanente de su vida, la cada en Tokio, la convivencia con Yuratchka, sus hijos con Yuuri...

Tendría hijos.

A lo largo de los años a Viktor se le preguntó muchas veces sobre sus planes futuros dentro y fuera del hielo, y siendo completamente sincero, los niños jamás fueron parte de su discurso o siquiera de su propia visión de si mismo más viejo. Ser padre representaba un lado que se sentía incapaz de explorar... ser responsable por otro ser humano... no podía atribuir aquello a que Iván hubiese sido un mal padre, porque no lo era, quizá si uno ausente, pero no uno malo. El ejemplo más cercano lo tenía con Kieran y era aquella devoción ciega a su cachorro a la que Viktor le temía... poder conectar física y emocionalmente con alguien a quien no conoces, pero por quien serías capaz de dar la vida y hasta el último segundo de tu tiempo, mover todas tus prioridades para colocar a aquella pequeña personita que ahora dependía de todos tus cuidados y afecto... no estaba seguro. No estaba seguro hasta ahora, ahora que Yuuri a penas movía y un dedo y su cuerpo reaccionaba automáticamente para mirarle, para asegurarse que estaba bien... nada era más hermoso que simplemente verle respirar.

Se sentía embargado por una nueva energía que se apoderaba de cada parte de lo que era y será Viktor Nikiforov... uno que amaba, cuidaba, que observaba con atención, que aprendía y sentía cada vez más, uno que cuidaba, uno locamente enamorado de Yuuri Katsuki... hasta el alma.

- La señora me pidió que pasáramos a comprar para cenar ¿Que se les antoja?- Interrumpió Tsubumi el cómodo silencio en aquel auto.

- Oh, oh, preparemos udon y tonkatsu- Dijo el rubio mirando a Viktor.

- No se exactamente que me estás ofreciendo Yura- Dijo con una media sonrisa.

- Te gustará, a Yuuri le gusta mucho- Aseguró el menor- ¿Podemos comprar fresas y helado de menta? Ha sido el antojo de Katsudon desde hace unas semanas- Tsubumi asintió sereno por el retrovisor, Viktor se removió un poco inquieto al parar en los estacionamientos y observar a Yura quitarse el cinturón de seguridad, no quería despertar al pelinegro en su pecho- Quédate con Yuuri- Le sonrió el omega.

Inusual [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora