27- Oscuridad y Estrellas

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Viktor regresó a Rusia con una amarga sensación en él... Se planteó pedirle a Yuuri salir seriamente, aún con la distancia, pero el japonés se adelantó.

- Mantengamos esto, tal y cómo está- Viktor se quedó conteniendo el aire- Escucha... yo... estoy en una relación con alguien más, alguien a quien amo- Traicionado, así se sintió ¿Era un segundo plato?- Sabe que me gustas y lo mucho que ansío estar contigo, pero tú no estás listo para algo como ello... no podrías estar conmigo mientras yo estoy con él ¿Verdad? Ni si quiera sé si está bien hacer esto- Dijo observándole a él indicando con sus manos la cama- Sin habértelo dicho desde antes- Yuuri sentía fuego en su pecho, desarmándolo por completo y haciéndolo querer huir, exponerse así era doloroso- Lo siento- Otro hombre... Yuuri estaba en una relación con otro sujeto ¿Sería un alfa o un omega? Si fuese un omega sería fácil hacerlo público, después de todo, el mundo completo consideraba a Katsuki Yuuri un alfa poderoso... así que un alfa...

- Bien- Dijo secamente antes de tomar a Yuuri por sorpresa y robarle un beso posesivo e intimidante- Supongo... que podré aguantar un tiempo más  jugar así - Los ojos celestes del mayor se clavaron en los de él exigiendo atención- Hasta poder tomarte por completo mío- Yuuri gimió lastimosamente antes de que Viktor volviera a besarle.

Nikiforov no entendía, no había forma de que fuese completamente de él, Yuuri no dejaría a Yura, y el cierre del mayor a el poliamor que Yuuri experimentaba, le dolía en lo más profundo al japonés, que veía entrecerrarse aquella puerta.

Tomar a Yuuri una última vez antes de irse se sintió extraño, lo había vuelto a ver bailar y aunque aquella vez no hubo alcohol en su sangre, volvió a preguntarse lastimosamente si podía compartir a Yuuri, diciéndolo en voz alta en medio del acto, el japonés le había respondido en su idioma y Viktor fue incapaz de descifrar que había dicho en medio del calor y sus jadeos constantes, tenia sus manos firmes en las caderas del menor y sus manos recorrían con adoración la curva de su cintura, tallando aquellas finas cicatrices, Yuuri ya no se apartaba bruscamente a su tacto. La primera vez que Yuuri lo hizo suyo, supo inmediatamente que no bastaría presentarse como la leyenda del hielo y como quizá el pretendiente con más fama que pudiese tener el azabache, porque Yuuri no estaba sumergido en ese tipo de ambiente... sería un movimiento que le permitiría desarmar a alguien estando en Rusia, pero el nipón vivía en la libertad que le daba el mundo, el arte y el modelaje.

Se aferro a su pecho, exigiendo que Yuuri enderezara su posición, lamiendo su cuello acabo corriéndose mucho antes que el azabache mientras mordía el hombro del menor. Sorprendido por haber eyaculado antes, Viktor se disculpo llevándose el cabello hacia atrás.

- No hay nada por lo que disculparse- Yuuri lo empujo bajo él, obligandole a recostarse, abriendo sus piernas lentamente guiando sus manos hasta su entrada- Puedo divertirme mucho más, si me dejas... - El color vino se aquellos ojos esperaban una confirmación.

- Todo tuyo- "Siempre" contuvo.

Pasó la noche en el hotel.

Viktor fue consciente que era la primera vez que despertaba junto a alguien y se le hacia terriblemente dolorosa la idea de levantarse para que al día siguiente, ya no estuviese más. Daría el mundo, sus patines, sus medallas, por despertar cada día junto a Yuuri de esa misma forma... pero era otro el afortunado... otra persona tenia sus labios cada día, disfrutaba de sus caricias y de la bendición de aquellos ojos chocolate fijándose en como se mueve, como habla para él; pero por esa mañana, por aquel corto periodo de tiempo, era suyo.

Casi como una suplica, el platinado le pidió quedarse junto a él aquella mañana, hasta tener que abordar el avión por la tarde y Yuuri, disculpándose con el rubio y encargándole el entrenamiento a Chihoko, se quedó. Poder ser rodeado de los besos de Viktor y que sus manos, calientes, grandes y tersas, amasaran cada curva, se imprimieran en su espalda y descansaran delicadas sobre su pecho mientras el mayor dormía acunado en sus brazos, era una maravilla. Más la molestia que sentía de saber estar relegando a Yura, le provocaba una incomoda sensación en la boca del estomago.

Inusual [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora