Inusual [OMEGAVERSE]

36- Un sitio de amor

Una última embestida y Yuri dejó caer su pecho estrepitosamente en el colchón. Otabek lo veía con el ceño fruncido y la respiración acelerada, sus ojos paseaban por la atractiva figura de Yura hecho un desastre, preso aún del éxtasis post coital, con la piel roja, ligeramente brillante como resultado del sudor vibrante aún, sensible y agitado. Era un cuadro.

Descendió para dejar un beso en la coronilla del menor antes de quitarse, anudar el condón y lanzarlo a la basura. Se sentó en el suelo disfrutando del choque frío de la baldosa con su piel. Yuri se arrastró sobre la cama para alcanzar a acariciar el corto cabello negro del alfa mientras pasaba sus uñas lentamente por el casco del mayor, el gruñido, unido al aroma lleno de satisfacción que emanó Otabek,, dibujó una sonrisa sincera en él omega.

- Deberias bañarte- Le indicó el mayor.

- Me iré a limpiar y refrescar un poco, pero esperaré a Yuuri para darme un baño- El rubio se paró tomando en sus manos una fina bata de seda color granate, cubriendo su desnudez.

- ¿Mañana viajan? - Yura negó.

- El jueves, Yuuri debe reunirse con administrativos de la clínica y con Mari antes, reuniones acordadas con antelación- Otabek se sorprendía de ver en Yuri Plisetsky una imagen mucho más madura del adolescente que había conocido en Barcelona, tenia el cabello muchísimo más largo que en aquel entonces y su perfil mostraba facciones casi griegas, con finos cortes rectos y sutiles en sus pómulos y nariz, mientras que su mandíbula cuadraba abruptamente aquellos rasgos más delicados, como sus pestañas largas y rubias o sus labios gruesos y siempre en un tentativo color cereza- Así que, puedes quedarte aún estos tres días, si así lo prefieres, el cerdo no te habría preparado una habitación si así no lo esperara, en realidad...- La relación entre Yuuri y Plisetsky era, por lo poco, singular. Mantenían conversaciones muy seguido respecto a ambos, compartían su sentir ampliamente y la preocupación del uno por el otro era, sinceramente, digna de admirar; aunque Yura era tosco y un tanto agresivo en ocasiones, el japonés le respondía con tranquilidad y mimaba sin recelo a su omega, disfrutando de hacerle sonrojar y manteniendo un tono condescendiente a sus rabietas injustificadas. Otabek presenciaba fascinado aquellos gestos.

- Lo haré, pero solo hasta el miércoles, que debo viajar yo- Aclaro el kazajo. El rubio asintió sin mirarlo y se dirigió al baño.

Se vistió y se movió a la sala, donde el caniche de Yuuri se encontraba intentando alcanzar la cola de Potya sobre una estantería. Cuando el kazajo le llamo el perro se movió a su lado dando ligeros brincos, era muy grácil y enérgico, cuando noto la disposición de Otabek rápidamente buscó una pelota de tenis que dispuso a los pies del kazajo.

Salió del baño encontrándose con el mayor acariciando a Vicchan estirado a todo lo que daba su extensión en el sofá, el alfa hacía titilar la placa de identificación del caniche.

- ¿Como ves tú la relación de Viktor y Yuuri?- El rubio ladeo la cabeza con indecisión.

- Es complicado... un tira y afloja- Dijo finalmente.

- Ya veo... ¿Quien crees que acabará soltando la soga si hay un problema muy grande? Asumiendo que ambos intentan mantenerse firmes...

- Viktor- Respondió esta vez sin dudar- Conozco al anciano... hay límites que no está dispuesto a cruzar y una imagen que se ha esforzado en construir, me mantengo optimista porque amo a Yuuri y sé que si Viktor se abriera lo suficiente, bastaría simplemente con el amor que él le puede dar para rellenar aquel hueco que Viktor siente vacío y olvidar la imagen perfecta que se esfuerza en dar... pero...

- Existe un pero- Yuri apretó los labios y asintió.

Yuuri encontró aquel recuadro con alegría, Vicchan ladraba al alfa para que arrojara la pelota y Otabek lo burlaba repetidas veces.