30- No juegues conmigo

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- Repítela una última vez- Yuri patinaba en modo automático, sus patines se deslizaban y su cuerpo se movía en los tiempos, más su rostro no demostraba nada y sus brazos parecían ser movidos con pesadas cuerdas en sus muñecas. Chihoko miraba en silencio, estaba acostumbrada a ver a Yuuri sermonear al rubio, pero ahora no le estaba diciendo nada.

- ¿Lo dejarás entrenar así? - Yuuri miró a Chihoko, la alfa se vea confundida e incluso molesta.

- Mañana por la tarde tomamos vuelo a Eslovaquia, si quiere presentar un programa mediocre, que lo haga- El pesado comentario llegó a los oídos del menor, quien apretó los puños reprimiendo una respuesta- Es una pena que se rinda tras el primer obstáculo, pero no lo puedo mover yo...

- Creí que para eso estabas- Escupió Chihoko evidentemente enojada.

- Te equívocas, seré su espada y escudo si decide pelear, pero no libraré ninguna batalla por él- Yuuri colocó la música y tomó su bolso desde la banca, luego de eso se retiró.

Chihoko lo vio terminar su programa libre, la expresión de la modelo tenía el ceño fruncido y los labios apretados. El ruso se quedó en medio del hielo recuperando la respiración, la alfa le gritó para que saliera de su trance en la posición final y se acercara a la barrera.

-¿Que demonios fue eso? - Le alzó la voz.

- Ejecute la rutina tal y como es... - Respondió en medio de jadeos.

- Tal y como si la leyeras de un papel ¿Donde está el guerrero? ¿Donde quedó la muerte?- Plisetsky chasqueó la lengua arrebatándole los protectores a la modelo- ¿Esta es tu respuesta? ¿Esta imagen quieres darle al mundo del reapunte del tigre ruso?

- No me interna darle una imagen a nadie, ya me cansé... - Dijo comenzando a quitarse los patines.

- Entonces... ¿Ese eras tú? Que patética y decepcionante demostración- Chihoko se hizo a un lado y se fue en busca de Yuuri.

Ese era él.

¿Ese era él?

Un cuerpo que danzaba por inercia tras no poder contentar al público.

No...

El público le había aplaudido, gritaban alegres por él y sus resultados... Yuuri había chiflado y aplaudido.

¿Quien no estaba contento con su desempeño?

Yuri se sentía renovado en los primeros entrenamientos, haciéndole frente a una rutina que exigía todo de él y más, Yuuri se había ensimismado en que podrían lograr el mismo nivel que alcanzó con Allegro Passionatto, repasando sus saltos uno a uno, desde el más básico, extendiendo los brazos de a poco.

Había estado contento, satisfecho con lo que había logrado.

¿En que momento no fue suficiente?

Camino buscando al par japonés que le entrenaba, podía sentir levemente el dejo de anís que Chihoko dejaba al moverse, más Yuuri llevaba días sin dejar que le percibiera... le había sentir, de alguna forma, como si estuviese vacío.

Entonces sintió aquella presión en su pecho, como si le dieran una puñalada directamente sobre el corazón. Dejo escapar el aire del asombro, llevándose las manos al pecho, se quedó estático intentando recuperarse. Miró al pasillo en busca de Yuuri, pero no había nadie. Rápidamente se movió siguiendo lo que su propio instinto le decía, entró al camarín alfa, donde el olor de Chihoko se concentraba.

Lo vio sentado en el suelo, el cabello húmedo y los ojos perdidos, la modelo sostenía la cabeza del azabache obligándolo a verla.

- Lo siento, lo siento, solo respira- Lo había olvidado, tras años estando juntos a Chihoko se le había olvidado identificar el que Yuuri hiperventilara como antesala a un ataque de pánico.

Inusual [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora