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Se despertó con una sensación burbujeante en su pecho, su piel parecía conducir electricidad. Sabía que todas aquellas emociones venían del nipón, por eso Yuri se estremeció ¿Que podía hacerlo tan feliz? Bromeaba... lo sabía, el aroma de ambos mayores inundaba la habitación. Lo que más estremecía al rubio era notar que era un olor suave... que no lo incitaba a caer en celo o alejarse, como si ambos mayores lo hubieran tenido en consideración aún bajo el calor que significaba un encuentro sexual entre dos subgéneros complementarios, porque claro... sentía como Yuuri caía bajo los toques del platinado.

Quería escuchar como se deshacía en sus manos, como las estocadas ahogaban su aliento haciendo temblar sus piernas... esas piernas de ensueño, quería que los ojos del menor impregnados en fuego lo quemaran hasta los cimientos para que el refugio que entregaban sus besos se sintiera como el cielo.

Deliraba.

Viktor lo había empotrado al lavamanos, Yuuri a penas podía mantener el equilibrio mientras mantenía una pierna sobre el mueble y aguantaba las arremetidas del mayor. Ver su reflejo en el espejo era abrumador ¿Así se veía un omega? No podía compararse con Yura, a través de sus ojos el cuerpo escultural del rubio, su cabello en desorden, las mejillas rojas y el pecho marcado... todo era perfecto. Lo veía a través de un amor tan certero y con tanta confianza, que incluso en aquellos días vulnerables de su período menstrual o en la ira sin sentido que lo fundía tras perder una partida online, Yura era todo... y era hermoso, lleno de colores y energía. Yuuri era un desastre.

Él no se podía ver con amor, su cuerpo herido y lleno de cicatrices... no solo tras haber sido agredido sexualmente, las estrías mostraban la poca constancia que tuvo en algún momento consigo mismo a pesar de desear ser un bailarín reconocido. Su cabello negro y lacio que amenazaba siempre con ocultar sus ojos, aquellos ojos marrón burdeo que compartía con su madre. Ahora debía sumar una nueva cicatriz en su rostro, porque de seguro aquello tendría una consecuencia futura en su piel; y los desgarros bajo sus costillas derechas... mierda.

Abrió los ojos para ver su  obsceno reflejo y verificar sus vendajes bajo las costillas, aunque la tela tenía sangre, eran pintas muy sutiles. Vio su rostro exhausto en el espejo, el sudor recorriéndole el rostro, haciendo arder la herida en su mejilla derecha, la mirada azul zafiro de Viktor perdida en su imagen... Lo miraba, definía cada línea de su musculatura, su mano derecha se mantenía aferrada a su cintura mientras que su brazo izquierdo cruzaba su pecho para mantenerlo cerca de si.

Vio con algo de vergüenza la figura de Yuri asomarse ligeramente al baño.

Cálmate.

No lo había notado del todo, la marca que compartía con Yura se había hecho ligeramente visible en su pecho, así que apegó su torso al mueble y tomó con suavidad la mano de Viktor en su cadera.

- Me duele, Viktor- No era del todo mentira, tenía puntos bajo sus costillas, claro que dolía, más el mayor se separo con preocupación, como si volver a tocar al azabache lo fuera a quebrar.

- Lo siento, yo... yo me deje llevar- Peino su cabello hacia atrás apreciando su reflejo... estaba realmente exitado, sinceramente no queria parar. Antes de que Yuuri bajara su camiseta vio la sangre en los vendajes que cubrían los puntos- Santo cielo ¿Estas bien? - Ayudo a Yuuri a enderezarse, el sudor caía por su frente dado el sobre esfuerzo de la posición que le había colocado ¿Como puedes ser tan bruto Nikiforov? Más el menor le miró con una sonrisa y humedeció una toalla para limpiar con cuidado su rostro, cuello y pecho.

- Listo, como nuevo...- Dijo suavemente, un tanto frustrado por no poder acabar.

- Yuuri- La voz del omega se escuchó por fuera del cuarto de baño, Viktor salió primero, el menor extendió dos pastillas en su mano- Será mejor que las tome antes de que duela más- El platinado pestañeo algunas veces ¿Yura había escuchado todo? Moría de vergüenza.

Inusual [OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora