Cap 5

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Entro al baño de caballeros y dio gracias a Dios por estar solo durante unos segundos. Se echó agua en la cara y también se empapó la nuca. Cerró el grifo, apoyo las manos en el lavado y se miro al espejo. Tenía las ojeras muy marcada y la cicatriz de la ceja tenía un color horrible, que anunciaba infección. Tendría que haber dejado que se la cosieran en el campo. Se la tocó suavemente con la yema de los dedos, e hizo una mueca de dolor, sí, se le había infectado. Genial. Apretó la mandíbula y notó que le temblaba un poco. Estaba hecho una mierda. Había perdido la Super Bowl, la última de su carrera, no sabía si iban a renovarle, peor, no sabía si quería seguir jugando. Una rubia de infarto lo había dejado completamente indiferente. Y no podía dejar de pensar en el lunar de la prometida de su mejor amigo.
Abrió de nuevo el grifo con movimientos bruscos y volvió a echarse agua dejó que las gotas circulen por la piel que le ardía de repente, y espero que el ruido del líquido escapando por el desagüe lo relajarse. No sirvió de nada y tarde o temprano alguien iría a buscarlo. Sacudió la cabeza y cerró el grifo, se incorporó y se secó con una de las toallas desechables.
Tenia que salir de allí.
Lanzó la toalla en la cesta habilitada para eso y se acercó a la puerta.
Tomó aire un par de veces y la abrió.
Y se encontró con la última persona que se habría imaginado
<<¿porque? >>
Lucero estaba de pie en el pasillo, apoyada discretamente contra la pared sin ocultar que lo estaba esperando.

-- ¿te encuentras bien, Fernando?

<<no, y no me preguntes por qué. Quedate aquí, cerquita de mi, así puedo respirar. >>
¡Pero que estaba pensando!.

-- vaya, debo tener peor aspecto del que creía, si incluso pantalones de acero está preocupada por mi.-- contestó sarcástico.

Lucero apretó la mandíbula y no se dejo derrotar.
-- apenas has comido nada y estás bebiendo como si no existiese un mañana. -- señaló ella jugando con el collar. -- ni siquiera has probado el pastel de chocolate.

-- no tengo hambre. -- respondió el manteniendo las manos en los bolsillo para contener la tentacion de deslizar los dedos por las perlas rosadas. -- ¿no deberías estar vigilando a Tim?

-- Tim está bien, tu no pareces estarlo tanto. Tendrías que irte a casa, y dormir un poco. --se acercó a él y le puso una mano en la frente. -- estas ardiendo.

A Fernando de repente dejaron de funcionarle los pulmones y se le cerró la garganta. ¿ Fiebre?. A juzgar por reacción de su cuerpo estaba a punto de tener un infarto. Notaba las manos de Lucero quemandole la frente y el collar de ella rozandole la camisa. ¿ Como era eso posible?. Se apartó furioso.

--¿ tan desesperada estas por casarte con Tim que incluso estas dispuesta a fingir que somos amigos?

Lucero cerró los dedos de la mano, y giro levemente el rostro. Fernando creyó que le temblaba el mentón y le brillaban los ojos, pero cuando ella volvió a mirarlo volvían a estar completamente nítidos.

-- no estoy desesperada por casarme con Tim, pero te aseguro que nos casarnos en la fecha señalada. Lamento haberme interesado por ti. No volverá a suceder --le dijo como si fuese una señorita del siglo XVIII. -- Espero que pases una buena noche, Colunga.

-- eso haré,Lucero, seguro que a kelly no le importará jugar a los médicos conmigo.

-- seguro -- replicó ella por encima del hombro.
Lucero se alejo de allí y Fernando volvió a entrar al baño para echarse agua fría y recuperar un poco de calma, pero terminó vomitando compulsivamente. Al terminar se refresco e intentó recomponerse lo mejor que pudo y clasificó mentalmente a esa noche como la peor de su vida.
Minutos más tarde volvió al comedor y descubrió que Tim y Lucero ya se habían ido, y dedujo que la señorita remilgada estaba impaciente por contarle a su prometido que su mejor amigo se había metido con ella.
Joder, probablemente Tim lo llamaría para pedirle una explicación, y el no tendría más remedio que disculparse con pantalones de acero. Resignado se acercó a Quin, se despidió de él y del resto de sus compañeros y se fue a su casa.
Solo.
Al menos ahora que sabía que había pillado una gripe estomacal podía explicarse la extraña reacción que había causado Lucero esa noche.

Las reglas del juego #LCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora