Lucero asintió y levantó un poco la cabeza para besarlo. Fernando apoyó las manos a ambos lados del cuerpo de ella y la penetró.
Se detuvo un instante. Intentó mantenerse inmóvil y esperó a que el sexo de ella se habituase a tenerlo dentro, pero no podía dejar de temblar. Apretó la mandíbula con fuerza y soltó despacio el aire entre dientes.
Lucero había vuelto a cerrar los ojos y se mordía el labio inferior. Habría entrado demasiado rápido ; Fernando podía sentir los frenéticos latidos del corazón de ella en su miembro. Si pudiera pasarse toda la vida en su interior, tal vez podría volver a vivir sin esa presión en el pecho.
Ella aflojó los dedos con los que aferraba la sábana y levantó las manos para colocarlas sobre los antebrazos de Fernando. Lo sintió temblar del esfuerzo que estaba haciendo para no moverse y mantener su peso separado al de ella. Paso los dedos por entre el vello de el pecho de él y notó como se excitaba aún más.
Ella no había tenido jamás ese efecto sobre otras personas.
Dejó la mano izquierda sobre el bíceps de él y con la derecha siguió subiendo hasta alcanzar su rostro. Lucero seguía con los ojos cerrados y cuando la mano llegó a la mejilla de Fernando, él giro el rostro y beso posesivamente la mano.
Abrió los ojos y encontró los de él completamente abiertos, entregándose a ella sin ocultarle nada.
Fernando le dio otro beso en la palma de la mano y después pasó el rostro entero por la mano de ella, buscando desesperado esa caricia.--separa un poco más las piernas --dijo él con la voz ronca.
Lucero lo hizo y notó que el miembro de Fernando la penetraba todavía más. Echó el cuello hacia atrás sin apartar la mano del rostro de él, que seguía pegado a su palma.
Fernando siguió inmóvil, excepto por el temblor que desprendían sus músculos y una fina capa de sudor que cubría su espalda. Necesitaba que Lucero estuviese muy excitada, porque cuando empezará a moverse no podría contenerse y la poseería de tal menera que podría sentirlo dentro de su cuerpo toda la vida.
Lucero jamás consentiría que otro hombre la tocase.
Tal vez su mente o su corazón jamás le pertenecerian, pensó con tristeza, pero después de esa noche su cuerpo sería suyo para siempre.
Igual que él ya le pertenecía a ella.--dobla las rodilla.
Ella obedeció al instante y Fernando apretó los dientes al sentir como su erección entraba todavía más adentro.
--fer... Por favor --gimió --haz algo.
Lo único que hizo él fue mover levemente las caderas y asegurarse de que su miembro llegaba hasta el final del sexo de ella. Allí se detuvo. El calor era prácticamente insoportable. Estaba tan excitado que podía sentir como los muros de ella temblaban para adaptarse a la intrusión. Y lo encerraban en su interior.
Se retiró un poco y volvió a entrar un poco más.
Lucero cerró los dedos alrededor del bíceps derecho de él. Fernando separó los labios y le mordió un instante la muñeca. Ella extendió los dedos y él succionó levemente con los labios.
El sexo de Lucero se humedecido todavía más y Fernando sintió alrededor de su miembro las pequeñas contracciones que le indicaban que ella estaba cerca del orgasmo.
Levantó la mano derecha, aguantando todo su peso con la izquierda, y le buscó el muslo derecho.--fer --susurró ella al notar los dedos de él encima de la piel.
El no dijo nada. Cada vez que ella pronunciaba así su nombre se excitaba más, le separó ligeramente las piernas hasta que su pelvis tocó el cuerpo de Lucero.
Ella tembló y él siguió besandole la mano y la muñeca hasta que notó que el interior del cuerpo de Lucero se apretaba alrededor de su miembro y volvía a encerrarlo dentro.
Despacio volvió a apoyar la mano derecha en la cama y volvió a repetir muy lentamente el mismo proceso con la otra pierna de Lucero.
Nunca había estado tan adentro de una mujer. Nunca había estado tan desesperado por poseer a ninguna de esa manera.
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Las reglas del juego #LC
RomanceLucero Hogaza tiene la vida perfectamente planeada y está a punto de conseguir lo que quiere : va a tener su propio programa de noticias económicas y en dos meses va a casarse con un hombre maravilloso. Pero una noche Tim cancela la boda y la abando...