Dos semanas más tarde, cuando Fernando llevaba ya dos horas acostado y arrepintiendose (otra vez) de haber salido con kelly.
La cita había resultado ser un completo desastre. Kelly era guapísima y se pasó toda la noche hablando de ella y halagandolo a él. Dos temas de conversación que le resultaban mortalmente aburridos. Sin embargo, era joven, ambiciosa, segura de sí misma y completamente egoísta, y siempre le había dejado claro que quería acostarse con él. Al principio de la noche, Fernando no había tenido ningúna intención de terminarla con ella, pero a pesar de los días que habían pasado no dejaba de revivir el rostro de Lucero con el pelo mojado y esa triste lágrima descendiendo por su mejilla.
¿Por qué diablos no podía dejar de pensar en eso? ¿Por qué era incapaz de recordar el color del vestido que le había quitado a kelly y sin embargo podría describir con los ojos cerrados el aspecto que tenía Lucero esa mañana en su apartamento?
Y ahora no podía dejar de pensar en esa lágrima. Y por culpa de esa lagrima, decidió que lo mejor que podía hacer era acostarse con Kelly.
Una de las peores ideas que había tenido en su vida.
Consiguió dejar el pabellón bien alto, como dirían sus compañeros de equipo, pero sólo porque cuando Kelly apago la luz del dormitorio su melena rubia chillón, pasó a ser un rubio más suave, su piel blanca a tener un poco de bronceado, y sus ojos azules se volvieron castaños, un color almendra. Y Fernando no dejó que lo besara y le tapo la boca para no oírla suspirar.
A Kelly le pareció muy erótico.
A él le resultó patético y lamentable. Y algo de lo que no se enorgullece.
¿Desde cuando le gustaba Lucero?
Desde nunca.
Desde siempre
Durante las fatídicas horas que pasó con kelly la imaginación de Fernando decidió que prefería besar a la chica de ojos tristes que le había cerrado la puerta en las narices antes que a la rubia que tenía a su lado. Y dado que Lucero no estaba, no beso a kelly, y se marchó del fabuloso apartamento de la rubia en cuanto le fue posible.
Antes cuando Lucero era la prometida de su mejor amigo, Fernando conseguía contener esos impulsos, ese nudo que sentía en el estómago, la presión que le oprimía el pecho. Pero desde que Tim había anulado la boda y se había ido a París a recuperar a Amanda, la mente de Fernando y otras partes de su cuerpo, se negaban en seguirle el juego.
Ya ni siquiera se creía esas excusas que se decía a sí mismo sobre que lo que le sucedía con Lucero era algo temporal, fruto de su extraño estado de ánimo.
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Las reglas del juego #LC
RomanceLucero Hogaza tiene la vida perfectamente planeada y está a punto de conseguir lo que quiere : va a tener su propio programa de noticias económicas y en dos meses va a casarse con un hombre maravilloso. Pero una noche Tim cancela la boda y la abando...