El médico de urgencias que estaba siempre en el banco saltó a la zona de juego y corrió hacia el capitán de los Patriots, que seguía sin moverse. Los jugadores de su equipo están a su alrededor, excepto Tim, que estaba arrodillado a su lado. Los jugadores de los Cowboys estaban consternados.
--déjenme espacio chicos --les ordenó el médico con voz firme.
Los Patriots se apartaron, pero no demasiado. Ninguno quería estar lejos de Fernando.
El estadio entero estaba en silencio y pendiente de los movimientos del hombre con pelo blanco que auxiliaba a huracán fer. Sus movimientos lentos, desprendían cierta calma, hasta que sacó un movil y en cuestión de segundos apareció una camilla en el campo.
Unos minutos más tarde se abría también una de las puertas de acceso al campo para dejar paso a una ambulancia.
Dos grandes camilleros subieron a Fernando al vehículo después de inmovilizarle el cuello y el médico volvió a sacar el teléfono para dar instrucciones al hospital al que iban a dirigirse.
El servicio de megafonía del estadio anunció una pausa de media hora y a la grada entera se le encogió el corazón.
Tim se levantó de la hierba y corrió hacia donde se encontraban los cámaras televisivos.--¡pam!, ¡pam! --gritó a todo pulmón abriéndose paso.
La joven salió detrás de las cámaras y lo miró atónita
--¿donde está Lucero?
Pam tardó medio segundo en comprender a qué se debía la pregunta del exprometido de su amiga y, cuando lo hizo, se le iluminó la cara.
--en una de las garitas
--acompáñame a buscarla --le ordenó Tim tirando de ella.
Corrieron por los pasillos del estadio y cuando giraron por el último que conducía a las garitas, Tim chocó con Lucero.
Igual que el día que la conoció, tuvo que sujetarla de la cintura para que no cayera al suelo.
Pero esa vez ella se soltó de inmediato y lo miró furiosa--¡has dejado a fer solo! --tenía lágrimas en los ojos y le temblaba la mandíbula del esfuerzo que estaba haciendo para contenerse.
Tim la miró y se preguntó cómo diablos era posible que no se hubiese dado cuenta desde el principio que esa mujer tenía el nombre de Fernando escrito en el rostro.--no me han dejado subir a la ambulancia. --la agarró de la mano y tiró de ella sin darle otra explicación excepto --tengo que llevarte al hospital.
Corrieron por otro pasillo que conducía al palco reservado para los familiares de los jugadores, frente a cuya puerta los estaba esperando Amanda con las llaves del coche.
Las agarró rápido.--nos vemos allí --le dijo Amanda en voz alta --Margaret nos llevará, no te preocupes.
--gracias, cielo, te quiero --le gritó Tim sin detenerse.
--estas muy enamorado --señaló Lucero casi para sí misma, pero Tim la oyó.
--mucho --afirmó este sonriendole --probablemente tanto como tú de Fernando.
Le guiñó un ojo y Lucero supo que siempre estuvo destinada a ser muy buena amiga de este hombre.
Pero nada más.--no --se burló ella a pesar del miedo atroz que sentía por Fernando --yo estoy más enamorada.
--eso tendremos que verlo.
Tim abrió el coche y prácticamente la metió dentro en el asiento del acompañante.
--abrochate el cinturón.
Tim condujo como un loco, y siempre que podía le agarraba la mano a Lucero y le decía que Fernando iba a ponerse bien. Ella intentó creerlo a pesar de que era evidente que Tim también estaba asustado e intentaba ocultarlo.
Llegaron a urgencias y descubrieron asombrados que ya habían algunos periodistas esperándolos. Como siempre saltaron los flashes de todos lados, pero ni Tim ni Lucero se detuvieron a contestar ninguna de las estúpidas preguntas que les hicieron.
En cuanto el ascensor los dejó en la planta donde una enfermera les dijo que podían encontrar a Fernando, vieron al médico de los Patriots sentado en una silla blanca con la cabeza entre las manos.--doctor Corbin --dijo Tim.
El hombre levantó la cabeza y se puso de pie.--sigue inconsciente, se lo han llevado a hacer un escáner, y me temo que se ha roto la clavícula-- le explicó sombrío.
Tim le dio una palmada en el hombro mientras que con la otra mano estrechaba las manos de Lucero, que no dejaban de temblar.
--¿cuando sabremos algo más? --preguntó Tim
--nos avisarán lo más rápido posible, pero de momento sólo podemos esperar.
El doctor Corbin volvió a sentarse y Tim, que todavía llevaba el uniforme, hizo lo mismo y tiró de Lucero para que ocupará el lugar de al lado.
Quedaron en silencio, como si creyeran que así los médicos que atendían a Fernando prestarían más atención, y esa improvisada sala de espera fue llenándose de gente. El primero en llegar fue Mike el entrenador y unos cuantos jugadores. Al final se había suspendido el partido. Después lo hicieron Margaret, Amanda y Jeremy. Y después pam y algunos directivos del club. En principio la prensa no estaba autorizadas llegar hasta allí, pero todos sabían perfectamente que estaban al corriente de lo que estaba sucediendo.
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Las reglas del juego #LC
RomanceLucero Hogaza tiene la vida perfectamente planeada y está a punto de conseguir lo que quiere : va a tener su propio programa de noticias económicas y en dos meses va a casarse con un hombre maravilloso. Pero una noche Tim cancela la boda y la abando...