En un movimiento que parecía haber sacado directamente de un partido de fútbol la giró , e intercambiaron posiciones, ella quedó ahora apoyada en la puerta y el le levantó las manos por encima de la cabeza.
Sujeto ambas muñecas con una mano y apoyó la palma de la otra al lado del cuello de Lucero. Pegó el torso al de ella y ni la camiseta ni el vestido de ella sirvieron de barrera. Desde allí podía oler el tequila que Lucero se había bebido, y también el chocolate y la menta de los bombones.
Se le hizo agua la boca y dejó de preguntarse por qué tenía tanta ganas de besarla.
Mañana lo odiaría, a pesar de que fue ella quien le ordenó que la bese.
Sí, lo odiaría, pero no se imaginaba pasar un segundo más sin conocer el sabor de sus labios.
La besó.
En cuanto los labios de Fernando la tocaron, Lucero sintió que su corazón latió de un modo diferente. Del modo opuesto al que había latido hasta ahora.
No era lo que se suponía que iba a pasar. El no iba a besarla, y sí lo hacía ella se quedaría indiferente, pero lo único que probablemente no había sentido desde que lo había visto en pijama era indiferencia.
La lengua de él exigió poseerla y notó que le arrañaba el labio con los dientes. No, definitivamente no sentía indiferencia. Decir que se le derritieron las rdillas sería una estupidez, el beso de Fernando le fundió todo el cuerpo y lo uníco que pudo hacer fue besarlo de la misma manera.
Ella nunca había besado así a nadie, y se puso furiosa.
¿Por qué había llegado a los treinta sin sentir eso?
¿Y por qué se lo hacía sentir Fernando colunga?
El movió la mano que tenía en la pared y la colocó en la mejilla de Lucero para separarle más los labios y besarla con más fuerza. No iba a darle tregua, le recorrió el interior de la boca sin hacerle ningúna concesión, y Lucero movió nerviosa las manos e intentó soltarse. Fernando pensó que quería apartarse de él, le agarro las muñecas con más fuerza y la pegó a la puerta.
Lucero, aunque le costó, apartó los labios de los de él.--quiero tocarte --le dijo con una voz tan ronca que le costó reconocerse--fer, quiero tocarte --repitió mirándolo a los ojos.
En los de él brillo algo salvaje y primitivo y volvió a devorarla con la boca sin contestarle y sin soltarla. Ella lo notó respirar por la nariz, al mismo tiempo que con la lengua hacia que le hirviese la sangre y le corriese con sensual lentitud por las venas. A Lucero le molestaba la ropa, el vestido la oprimía y le moeltaba aun más la ropa de él. Le había dicho que quería tocarlo, pero necesitaba hacerle mucho más que eso. Ahora que había empezado necesitaba saberlo todo de él. Y tenía que averiguarlo antes de que sea demasiado tarde.
<<solo sucederá una vez>> ese pensamiento le retorcio las entrañas con crueldad y lo besó para negarlo.
Quería saber que tacto tenía su piel, de que color eran exactamente las pecas que tenía, donde, cuantas. Quería besarlo por todas partes. Descubrir su sabor. Lo necesitaba, pero Fernando no parecía tener intención de soltarla, así que hizo algo que nunca había hecho (una cosa más) le mordió el labio inferior.
Fernando no sabía cómo había sido capas de estar tantas veces en el mismo sitio que Lucero y no poseerla allí mismo.
¿Como diablos había podido estar tan ciego? Su boca encajaban a la perfección con la suya, podría pasarse horas aprendiendose su sabor.
Los delicados gemidos que Lucero tanto se esforzaba por contener eran el sonido más erotico y sensual que había oído nunca.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Hasta que al fin se nos dio chicas 🎊❤️
Culpemos al tequila y a pam 😂
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Las reglas del juego #LC
RomanceLucero Hogaza tiene la vida perfectamente planeada y está a punto de conseguir lo que quiere : va a tener su propio programa de noticias económicas y en dos meses va a casarse con un hombre maravilloso. Pero una noche Tim cancela la boda y la abando...