Eran las doce del mediodía y Lucero estaba en casa horneando un pastel. La cocina no era lo suyo, pero se negaba a aceptarlo. Le encantaba el olor a vainilla y como no podía pasarse el día viviendo en una pastelería, de vez en cuando se atrevía a hacer algún pastel o unas galletas. Siempre le regalaba la mitad a pam, que la regañaba por destruir su figura, y la otra se la comía poco a poco, y siempre antes de acostarse, cuando llegaba del trabajo y aprovechaba para relajarse.
Batió la mantequilla y pensó que era curioso que no se hubiese dado cuenta hasta ahora, pero no le había hecho ningún pastel a Tim. Ni siquiera se le había pasado por la cabeza hablarle de su pequeño pasatiempo.
¿Que otras cosas no le había contado?
Cuánto más días pasaban de su ruptura, más dudaba que hubiesen llegado a ser felices de verdad.
Al mismo tiempo tenía que reconocer que cuando pensaba en Tim, lo hacía con cariño, no con amor, ni con deseo ni lujuria.
¿Por qué no se había dado cuenta?
¿Por qué se había convencido de que lo quería cuando ahora veía todo tan claro?.
Se apartó un mechón de pelo de la frente y se concentró en la receta. Añadió los huevos, la harina, el azúcar y la esencia de vainilla. Y luego vertió la masa en el molde y lo metió en el horno. Ese día había elegido un bizcochuelo, sencillo pero delicioso.
Programo el horno y oyó que llamaban a la puerta.
Se limpió las manos con el trapo y fue a abrir, convencida de que se encontraría con el portero ;había comprado unos libros por Internet y estaban por llegar.
Pero no era el portero el que estaba plantado en su puerta con ninguna caja de libros en mano, era Fernando, y estaba furioso.--me has hecho venir hasta aquí--le dijo convencido de que es frase tenía algún tipo de sentido. Colocó una mano en la puerta y la terminó de abrir para pasar esquivando a Lucero.
--yo no he hecho nada--le contestó ella sin apartar la mirada de él, que parecía un gato enjaulado.
--oh, si, si que me has hecho algo. He tenido dos semanas horribles, me las he pasado trabajando como un condenado y por las noches, ¿sabes que eh hecho por las noches? --le preguntó acercándose a ella --verte en las noches.
--yo... --balbuceo Lucero
--tú nada. Tú me mandaste ese mensaje horrible para disculparte, como si me hubieras rayado el coche, joder Lucero, ¿tenias que ser mas fría? --se paso frenético las manos por el pelo--¿tenias que salir con ese tipo? Mierda Lucero, dejaste que te tocara --dijo entre dientes.
--no hables más en mi casa. No pienso permitirtelo, y Parker es solo un amigo.
--¿¡qué!? --Fernando levantó las manos exasperado --¿en serio? Tú te presentaste en mi casa a las tres de la madrugada y prácticamente me lánzaste la caja de bombones por la cabeza. Estabas medio borracha, medio sobria y me soltaste ese discurso acerca de todo lo que sabias de mi, y luego te lánzaste encima de mi antes de que yo pudiera contestarte. ¡No, no he acabado! --le advirtió al ver que ella iba a abrir la boca --me echaste un polvo contra la puerta y te fuiste, y luego me mandaste ese mensaje. Y al cabo de unos días fuiste a la opera con don perfecto por que al parecer con él si pueden verte. Tú, Lucero has hecho todas esas cosas, ¿y ahora no piensas permitirme qué hable mal en tu casa? Solo eh dicho un taco, tú en la mía has hecho algo mucho peor.
El corazón de Lucero le golpeaba el esternón con tanta fuerza que apenas podía oír algo. Fernando estaba furioso, de eso no le quedaba la menor duda. Sin embargo, en sus ojos y en la comisura de los labios veía que también estaba agotado, y algo le decía que no todo era culpa de ella.
Le había sucedido algo, algo lo bastante grave como para alterarlo de esa manera.--¿ha sucedido algo, fer?
--qué si ha sucedido algo, me preguntas --dijo sarcástico --por supuesto que ha sucedido algo, que viniste a mi casa, Lucero.
--me refería a hoy.
--hoy, ayer, mañana. No puedo pensar. Después de verte en la opera con ese imbecil creí que iba a lograrlo, que mi mente había captado el mensaje, pero no puedo dejar de pensar en ti. ¿Por qué me has hecho esto? --Fernando no tenía idea de qué esas palabras fueran a salir de su boca, y sin embargo no podía detener las, estaba harto de intentarlo.
--¡yo no te he hecho nada!. Parecías estar más que dispuesto a... a... --trago saliva --a seguirme la corriente.
--¡joder, Lucero, como puedes ser tan lista y tan tonta al mismo tiempo!
--si vas a seguir insultandome, será mejor que te vayas.
--no te estoy insultando.
--¿ha, no?
Con cada una de las frases que se lanzaban habían ido acercándose el uno al otro. Fernando fue el primero en darse cuenta de que la tenía al alcance de la mano y vio que a ella se le había acelerado el pulso y que tenía los ojos completamente brillantes.
--a la mierda --farfulló, decidiendo que, estando tan alterados como estaban, no serviría de nada que siguieran hablando.
La sujeto por los antebrazos y al mismo tiempo agachó la cabeza para devorarle los labios.
Lucero muy a pesar de su orgullo, gimió al sentir el tacto de los de Fernando pegados a los suyos.
Él movió la lengua en el interior de su boca con rabia, y subió las manos hasta enmancarle el rostro con ellas.~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Chicas aquí les dejo un capitulo más 💓.
Gracias por el apoyo ♥ ♥
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Las reglas del juego #LC
RomanceLucero Hogaza tiene la vida perfectamente planeada y está a punto de conseguir lo que quiere : va a tener su propio programa de noticias económicas y en dos meses va a casarse con un hombre maravilloso. Pero una noche Tim cancela la boda y la abando...