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Una voz de repente sonó. Chu Qiao se giró hacia la multitud y vio a un chico que servía en el estudio  de  un  erudito  hablando  en  alto  con  tono  arrogante.  No  mucho  más  lejos,  un adolescente con larga y esbelta figura con una túnica verde oscuro estaba de pie ante la Corte con su espalda a la multitud. A su lado, estaban cuatro seguidores.

Zhu  Shun  quedó  atónito.  Girando  su  cabeza apresuradamente,  se  inclinó  patéticamente,  muy  por debajo de su entrepierna. Asintió mientras se inclinaba.

—Alteza Real Yan, mis hombres no estaban  bien disciplinados,  haciendo  tonterías  ante  Su  Alteza Real.

—¿Qué es más importante: la disciplina de tus sirvientes o Su Alteza Real? Zhu Shun, creo que debes estar loco.

Zhu Shun fue tomado por sorpresa. Se puso de rodillas y empezó a doblegarse, a toda prisa diciendo:

—No osaría... No osaría, no sabía que estaba equivocado.

El joven asistente hizo una mueca.

—Si sabes tu error, ¿qué haces aún aquí?

Tras oír eso, Zhu Shun se alzó de repente, corriendo al estudio de Zhuge Huai.

Los sirvientes en la Casa se retiraron a una esquina. Uno de ellos dijo con cautela:

—¿Puedo invitar a Su Alteza Real Yan a esperar en el vestíbuloto wait in the hall?—

El adolescente vestido con túnica asintió y se  giró lentamente,  sus ojos oscuros analizando  sus alrededores.

Cuando vio a Chu Qiao, sus ojos se estrecharon, mientras recordaba una cosa o dos. Fue directo a ella.

Chu Qiao permaneció calmada y retrocedió dos pasos cautelosamente.  Cuando  Yan  Xun  la  vio retirarse, se detuvo y pensó durante un rato. Sacó una botella de porcelana blanca del bolsillo en las mangas.

Imágenes  de  delicadas  orquídeas  fueron  grabadas  en  él.  El  adolescente  se  acercó  con  la  botella  en  la  mano  y asintió, indicándole que tomara la botella. Chu Qiao alzó la mirada y la bajó hacia Yan Xun, y la escena de la arena de caza destelló en sus ojos. Se levantó de suelo con precaución.

Yan  Xun  estaba  aturdido.  Inmediatamente,  sus  labios  se  arquearon  y  formaron  uan  sonrisa, inclinándose para dejar la botella gentilmente en el suelo. Después, se giró y dirigió a sus seguidores al vestíbulo.

—Urgh. —Un ligero gruñido pudo oírse tras ella. Xiao Qi apenas vio los rasgos de Chu Qiao. Su voz  tan suave como un mosquito, con temor, gritó:

—Hermana Yue Er, Xiao Qi… ¿se muere Xiao Qi?

Chu Qiao se arrodilló y cogió la botella de porcelana. Los músculos se apretaron por todo su cuerpo, y ella miró tristemente hacia la casa principal de la Residencia Zhuge. Ella dijo lenta y firmemente:

—Xiao Qi, te aseguro que estarás bien.

Llevando a Xiao Qi, corrió de vuelta al patio de los esclavos, corriendo al cuarto y limpiando la herida antes  de  vendarla.  La medicina que Yan Xun le había dado fue muy efectiva. No solo podía detener el sangrado,  sino también tenía un efecto  analgésico.  Xiao  Qi  soltó varios hums antes de caer en un profundo sueño.

Xiao Ba, quien había estado enferma todo este  tiempo, se despertó y apenas podía levantarse de la cama.

Estas  niñas  estaban  traumatizados  por  todos  los  incidentes  recientes. Nadie pronunció una palabra después  de  despertarse, mirando a Chu Qiao ocupadamente cuidando a Xiao Qi con un aspecto aturdido como un grupo de tontos.

La Leyenda de Chu Qiao (Extendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora