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Séptima Alteza Real, no hay nadie al frente. —El Oficial Chi reportó.
La  expresión  de  Zhao  Che  era  solemne.  Antes  de  que  se  las  arreglara  para  hablar,  Zhao Chun’er interrumpió:
—Su  caballo  es  ágil.  Enviad  al  décimo  equipo  para  perseguirla.  Por  muy  buena  que  sea, tiene que parar para comer y beber. La alcanzaremos tarde o temprano. Además, envía una carta a las distintas provincias por  el camino de  que Chu  Qiao de Yan Bei, quien  masacró  a sus tropas,  va de camino, sola. Creo que no soy la única en el mundo que la odia. Mucha gente la matará por nosotros. Quiero ver cómo volverá a Yan Bei sola.
Zhao Che enarcó las cejas. Se giró para mirar a su hermana y le preguntó: 
—Chun’er, ¿has encontrado algo en el camino?
Zhao Chun'er se congeló, mirando nerviosamente hacia arriba. 
—Séptimo Hermano, ¿por qué lo preguntas? 
—Has cambiado mucho.
Había una mirada profunda en los ojos de Zhao Chun’er. Esas escenas sucias se repetían de nuevo en su mente. La joven rio fríamente. 
—Séptimo  Hermano,  no  he  cambiado.  Acabo  de  crecer.  ¡Arre!  —Gritó Zhao Chun’er, haciendo correr su caballo. Zhao Che y los otros soldados la siguieron.
Después  de  un  largo  rato,  una  pequeña  sombra  salió  de  un  arbusto  lejos  de  la  carretera  principal.
Mirando hacia la dirección donde desapareció Zhao Chun’er, sintió una amargura interior. Como era de esperar,  Zhao  Song  la  había  traicionado.  Ella  había  elegido  intencionalmente  un  camino  que  conducía  de regreso a Yan Bei. Si Zhao Song no lo hubiera dicho, Zhao Che y el resto habrían tomado el otro camino.
Zhao Chun’er permaneció en silencio durante el viaje, sin revelar sus intenciones hostiles. Tenía la intención  de  usarla  para  volver  a  Zhen  Huang  a  salvo,  y  luego  matarla.  ¡Esta  Princesa  del  Imperio  Xia  había querido eliminarla todo el tiempo!

Chu Qiao estaba en las vastas llanuras vacías. Las águilas en el cielo daban vueltas alrededor, revelando sus alas blancas.  Ella  levantó  un  dedo  e  hizo  un  silbido.  Desde  lejos,  un  caballo  de  guerra  negro  se  dirigió  hacia  ella, corriendo a su alrededor en círculos con alegría. Chu Qiao saltó a la espalda del caballo y se echó a reír.  
—Hermano, vamos a tomar un largo camino. El camino de delante ha sido bloqueado.
Zhen  Huang  y  Yan  Bei  estaban  separados  por  praderas  planas.  Para  evitar  que  la  Guarnición  del Emisario del Suroeste se escapara, algunos condados que formaban parte del Imperio Xia habían instruido a la gente a cortar el pasto. Además, habían llevado a cabo la deforestación en los pastizales para eliminar cualquier punto de cobertura. Cada arroyo, cruce y camino estaba fuertemente vigilado. Habían pensado  que Chu  Qiao solo podía escapar furtivamente. No esperaban que ella trajera  a la  Guarnición del  Emisario del Suroeste para abrirse paso a través. Después de algunas batallas, sufrieron grandes pérdidas. Todos sus esfuerzos habían sido en vano.
Sin embargo, sus esfuerzos anteriores ahora eran útiles. Estos funcionarios, que habían sufrido bajo sus manos,  sabiendo  que  estaba  regresando  a  Yan  Bei  sola,  ahora  esperaban  con  anticipación  a  que  cayera  en  la trampa. En este momento, cualquiera que lograra  capturarla podría amenazar al  nuevo rey de  Yan Bei  y herir gravemente su poder político. Después de todo, Chu Qiao los  había derrotado  con un ejército de solo 4.000 personas.  Esto  fue  suficiente  para  atemorizar  a  estas  familias  nobles.  Si  hubiera  seguido  su  ruta  original  de regreso a Yan Bei, sin duda habría muerto sin ninguna posibilidad de escapar. 
La  única  alternativa  para  ella  era  salir  por  el  sureste,  entrar  en  el  Imperio  Tang  y  dirigirse  hacia  el pequeño pasaje en las montañas Qing Tong. Luego, ella seguiría por el río Wu Xun a lo largo de las fronteras del sur, ¡antes de finalmente regresar a Yan Bei!
El  caballo  usó  con  fuerza  su  cuello  para  rozar  su  pierna.  Chu  Qiao  sostuvo  las  riendas  del  caballo  y galopó hacia el este.
Chu  Qiao  no  soló  subestimó  el  odio  que  Zhao Chun’er sentía  hacia  ella.  Había  subestimado  la sabiduría  de  Zhao  Che,  así  como  su  posición  en  el  Imperio  Xia.  Después  de  que  Zhen  Huang  publicara  el cartel,  el  Imperio  Xia,  que  previamente  se  había  desintegrado,  de  repente  tuvo  una  causa  para  unirse nuevamente.  Los  diversos  señores  feudales  respondieron  a  la  llamada  de  la  capital,  preparándose  para  el combate realizando sesiones de entrenamiento, contando historias de guerra con pasión, organizando mítines y realizando  desfiles  espectaculares.  Era  como  si  se  estuvieran  preparando  para  la  batalla  con  un  ejército gigantesco, en lugar de una mujer solitaria. Las tropas, desmoralizadas de su derrota por las tropas de Yan Bei, se revitalizaron. Cantando sus canciones en tiempos de guerra y escuchando los tambores de guerra, salieron de las  puertas  de  la  ciudad  con  mucha  fanfarria,  escoltados  por  sus  comandantes.  Viajaron  a  las  vastas  llanuras para  comenzar  su  ardua  persecución.  Los  civiles  que  no  eran  conscientes  de  ello  pensaron  que  las  tropas  de Yan Bei habían invadido y huyeron de sus hogares con sus objetos de valor. 
Chu  Qiao  sabía  que  no  era  el  hecho  de  que  ella  fuera  tan  conocida.  Más  bien,  fue  el  miedo  de  las tropas de Xia. La razón era simple. Cuando la capital había pedido refuerzos durante la batalla anterior, nadie prestó ayuda. Actualmente, las tropas de Yan Bei no tenían la intención de regresar al este. La familia Zhao se había  estabilizado  en  la  vice  capital,  recuperando  su  posición.  Las  diversas  tropas  estacionadas  en  otros territorios  dentro  del  Imperio  Xia  también  habían  vuelto  a  estar  bajo  el  cargo  de  Zhao  Che.  Los  tiempos tumultuosos  causados  por  la  rebelión  de  Yan  Xun  se  habían  aliviado.  Las  familias  nobles  querían  encontrar una ruta de escape para ellos mismos. En los últimos días, las familias nobles como la familia Mu de Lingnan, la  familia  Zhuge  de  Huaxi  y  la  familia  Wei  de  Yinchuan  enviaron  enviados  para  transportar  grandes cantidades de raciones desde la vice capital y la capital. En esta etapa, sus intenciones de establecer una ruta de escape para ellos mismos eran obvias.
Por  lo  tanto,  todos  los  señores  feudales,  que  no  se  atrevieron  a  invadir  Yan  Bei,  apuntaron  con  sus dedos a esta joven,  que  había escapado descaradamente del  Séptimo Príncipe Real  y  la  Octavo Princesa Real.
Creían que si moría, las tropas de Yan Bei se desintegrarían. Incluso los señores feudales estacionados en varios condados, que no fueron informados por la capital, expresaron su lealtad enviando grandes ejércitos de tropas para llevar a cabo controles de vigilancia, empeñados en capturar a la joven. Este fue un gesto al Emperador. 
Sin embargo, esto trajo grandes problemas a Chu Qiao. En este instante, estaba en  la  frontera sureste separando  los  imperios  Xia  y  Tang.  Su  caballo,  fatigado,  había  comenzado  a  echar  espuma  en  la  boca.  Chu Qiao,  indefensa,  solo  pudo  detenerse  para  dejar  que  el  caballo  descanse  y  se  recupere.  No  tenía  apetito,  pero para  conservar  su  fuerza,  tragó  un  trozo  de  comida  seca  y  bebió  agua  fría,  causando  un  gran  malestar  en  el estómago.
Hoy era el sexto día de su viaje. En dos días, entraría en el territorio del Imperio Tang. Sin embargo, antes de esto, todavía tendría que pasar por dos lugares más gobernados por el estado, seguidos por un área de tierra de nadie, que era caótica. Después de lo cual, ella alcanzaría el primer paso en la parte norte del Imperio Tang: el Paso Bai Zhi.
Durante  miles  de  años,  el  Paso  Bai  Zhi  había  servido  de  palanca  para  que  las  fuerzas  del  este  del continente  resistieran  el  asedio  de  las  minorías  del  norte.  Muchas  batallas  habían  tenido  lugar  allí,  y  el  lugar estaba  fuertemente  custodiado,  incluso  más  que  el  Paso  Yan  Bei.  Chu  Qiao  no  había  formulado completamente un plan perfecto.
Mientras su mente vagaba, los sonidos de los cascos de los caballos  resonaban desde lejos. Chu  Qiao se sorprendió y miró hacia la distancia. Su expresión cambió. 
Más de cien  caballos se acercaron desde la distancia. Esto era diferente al  noroeste, donde las fuerzas esperaban  a  que  ella  se  rindiera.  El  bosque  era  denso,  con  crestas  elevadas.  Sin  esos  contornos,  su  cubierta seguramente  habría  sido  expuesta.  Chu  Qiao  apretó  los  dientes  y  saltó  sobre  su  caballo,  montando  en  la distancia.
Ella siguió corriendo por más de tres li, perdiendo al enemigo. Cuando logró recuperar el aliento, otra ronda  de  sonidos  de  cascos  hizo  eco.  Chu  Qiao  frunció  el  ceño,  luego  agarró  decisivamente  dos  piedras gigantes  y  las  ató  a  la  espalda  del  caballo.  Dándole  palmaditas  en  la  parte  trasera,  intentó  que  el  caballo  se fuera.  Este  caballo  la  había  seguido  durante  muchos  años.  Habían  pasado  por  grandes  dificultades,  y  habían desarrollado un fuerte vínculo. El caballo  corrió unos pocos pasos, antes de detenerse en seco  y  volverse para mirarla, agitando la cola sin parar.
Chu  Qiao  recogió  su  mochila  y  caminó  hacia  el  bosque.  Cuando  ella  comenzó  a  caminar,  el  caballo comenzó a seguirla. La joven frunció el ceño, usando un cuchillo para cortar la garganta del caballo. ¡El caballo de  guerra  se  sobresaltó,  dio  un  largo  relincho  y  se  volvió  para  huir!  A  medida  que  los  cascos  del  caballo  se alejaban, Chu Qiao respiró hondo, recogió su mochila y caminó hacia el denso bosque.

La Leyenda de Chu Qiao (Extendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora