Prólogo

11.8K 605 25
                                    

Christian POV,

15 de junio 2009,
Escala 9:30pm

Suspiro pesadamente mientras trato de recomponerme del orgasmo que acabo de tener. Sophia se encuentra debajo de mi, boca abajo y su respiración, al igual que la mía, está acelerada.Salgo de su interior y me pongo mis jeans sin abrochar. Sonrío levemente al notar lo obediente que es Sophia, luego de cada orgasmo se queda completamente quieta como pido.

Subo nuevamente a la cama y desato sus pies, que se encontraban a cada extremo de la cama. Arrodillado entre sus piernas, admiro su hermoso culo que está completamente rosado. Deposito un beso fugaz en cada glúteo y procedo a quitarle la mordaza que tiene. Un pequeño suspiro sale de sus labios, pero permanece aún quieta.Desato sus manos y observo que se ha marcado nuevamente la cuerda en sus muñecas, debo seguir buscando algún material que no le marque tanto la piel.

-Listo -tiro la cuerda a una esquina de la habitación, no volveré a usarla con ella.

Sophia se estira por completo, como si fuese una gatita y hace un pequeño ruido de satisfacción.

-Puedes hablar –digo con burla-.

-Sí, señor –su voz es ronca, pero suena alegre-. Eso fue asombroso -voltea y me mira a los ojos-.

-Dije que hablaras, no que podías mirarme -pongo mis manos en la cama un a cada lado de su rostro-. No me gusta que me mires si no te lo pido.

-Lo siento, señor –baja su mirada automáticamente y fija su mirada en mis jeans.

-No te preocupes, estoy muy cansado como para castigarte.

Atrapo su labio inferior y lo succiono con mucha presión.

-Cuando salga, vas directo a tu habitación a bañarte.

-Sí, señor.

Veinte minutos más tarde salgo a la cocina, ya bañado, y escucho como Sophia habla entusiasmada por teléfono.

-Gracias a ustedes –dice con una enorme sonrisa pareciendo al gato de Alicia en el país de las maravillas. Grace me leía demasiado eso de niño tratando de sacarme una sonrisa.

Sophia cuelga y sonríe aún más.

-Señorita Miller, ¿se podría saber que la tiene tan feliz? -me cruzo de brazos-

-¿Recuerda que estaba en una lista de espera para entrar a la Universidad de Bradford en Inglaterra?

-Si –me siento en una de las sillas de la mesa de la cocina.

-Bueno, pues me acaban de confirmar que estoy dentro, seré parte del estudiantado -dice con orgullo.

Espera, estamos a junio. Las universidades comienzan en septiembre, no puede irse aún, falta tiempo para terminar su contrato.

-Tu contrato aún no termina –le recuerdo.

-Soy consciente de eso, por eso les dije que iría dentro de un mes a instalarme y terminar la entrevistas que me faltan. Les dije que tenía una situación delicada con un familiar –sonríe traviesa por lo último.

-Creí que te quedarías y extenderíamos tu contrato.

Esta noticia me ha tomado por desprevenido. No creí que ella siguiera con planes de estudiar. Creí que alargaría su tiempo de "descanso" o que se dedicaría a vivir de la fortuna de su padre. Creí que me había accedido los bienes de su padre para que con mi experiencia siguieran generando dinero para ella.

-Lo sé, pero esta es una gran oportunidad y no quisiera rechazarla –hace una mueca muy tierna.

>>A menos que algún empresario importante y reconocido en el mundo de los negocios esté dispuesto a abogar por mi, puedo quizás posponerlo hasta el próximo enero.

Ahí está, nuevamente me mira con ese brillo. Esta es la tercera vez que lo noto. No puedes pedirme más, Sophia. Tu has sido distinta, has sabido respetar todo. No dañes esto, porque no soy capaz de dar más. Ni a ti, ni a nadie.

-No, no deberías seguir posponiendo tus planes. No te preocupes, ya habrá otra sumisa a la cual pueda dominar al igual como lo hago contigo –me levanto de la silla.

El brillo de su mirada se va y me deja con una sensación de vacío. Pero lo ignoro.

-Taylor vendrá pronto así que mantén tus cosas recogidas, recuerda que es domingo.

-Sé qué día es hoy –rueda sus ojos-, no tiene que botarme.

Se pone de pie de mala gana y la empujo contra mi pecho con rapidéz.

-Rodaste tus ojos –susurro lentamente contra su boca.

-Lo sé -se restriega contra mi-, pero tengo equipaje que guardar así que controle su palma, señor Grey –se zafa de mis brazos y camina hacia su habitación riendo.

La mejor sumisa de Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora