LV.

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Tres semanas antes de la boda,

Escala - 11:35am,

Me pongo un poco de brillo en los labios y procedo a ponerme rápidamente los pantalones que he elegido para el almuerzo. Se supone que debía salir hace media hora para encontrarme con Jackson y aún no estoy lista. La noche en la que me comprometí no pude hablar demasiado con él, además de que no era el escenario ideal para todo lo que tenemos que dialogar, por lo que terminamos cuadrando un almuerzo para poder hablar con calma.

Termino de ponerme el segundo tacón y mi celular suena, al ver que se trata de Jackson contesto de inmediato.

-Lo siento, lo siento. Prometo que llegaré en unos minutos. Se me pasó el tiempo haciendo la prueba de bizcochos para la boda.

-No te preocupes, Ella -murmura con su voz ronca.

>>Te llamo para decirte que nos han cambiado la reservación para las doce y media. Al parecer es un día lleno en el restaurante.

-Oh, perfecto, llegaré a tiempo.

-Sí, ya estoy de camino.

-Yo voy saliendo, llego allí dentro de quince minutos más o menos.

-Bien, te veo allá.

Jackson cuelga la llamada y me cepillo a toda prisa el cabello. Tomo mi bolso y echo solo lo necesario, lo cual es casi todo: mi labial, mis gafas, mi cargador y mis tarjetas. Tomo el abrigo que he elegido para completar mi look y salgo de la habitación. Verifico la hora y cuando estoy por llegar al elevador cuando la voz de Christian me detiene.

-¿Sales? -pregunta sentado en el sofá mientras hace a un lado su laptop.

-Llegaste -sonrío y este asiente mientras se pone de pie.

>>He terminado eligiendo el bizcocho de champagne con fresa, el de vainilla y el de chocolate. Sé que dijiste solo dos sabores, pero no podía eligir solo dos. Podemos tener el de vainilla y champagne para la fiesta, mientras que para los regalos de agradecimiento les entregamos un pedazo del de chocolate.

Envuelvo mis manos alrededor de su cuello y le beso.

-Eres imposible -Christian ríe.

-Tenías que haber estado, te hubiesen encantado.

-No lo dudo.

-Debo irme, pero quiero permanecer aquí contigo.

-Puedes quedarte, podemos ir a la ducha y...

-No, no, no; debo irme.

-¿A dónde vas?

-Iré a almorzar con Jackson –sonrío.

-Genial, me alegra que por fin hayan podido coincidir –sonríe y besa mi mejilla-. ¿Estás nerviosa?

-Un poco, me asusta que me pregunte por mi infancia y mi adolescencia, pero creo que ya sé qué le contaré.

-¿Serás sincera con él? –alza una ceja-

-No –frunzo mi ceño-. Ya me he inventado algo, es una gran historia sobre una infancia y adolescencia feliz.

-Sophie -suspira y niega-, ¿qué le dirás?

-Te cuento cuando regrese, ya debo irme.

Christian entrelaza nuestras manos y caminamos al elevador.

-Tu adolescencia no fue tan mala. Quiero decir, sé que fue horrible con Victoria, pero me conociste a tus diecisiete y míranos –nos señala-. Estamos a punto de casarnos.

La mejor sumisa de Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora