La mejor sumisa de Christian Grey

XVII.

Sophia's POV,

No entiendo quién es esta chica. ¿Es una amiga de Ethan? ¿Es la novia de Ethan?

Su labio se curva como si sonriera y susurra con voz baja y ronca:

-Ella habla.

-Sí, hablo -Ana repite como si hablara con un niño pequeño- ¿Estás aquí sola? ¿En dónde está Ethan?

Noto cómo Anastasia comienza a ponerse nerviosa y al seguir su mirada me fijo en que la mujer tiene un arma. No la tiene fuera, pero se ve cómo la sostiene dentro del bolsillo de su abrigo.

-Sola -susurra "Leila"-. Sola.

-¿Qué estás haciendo aquí? ¿Podemos ayudarte? -le pregunto y trato de sonreírle-

-¿Te gustaría algo de té? -pregunta Anastasia-

¿Es enserio? ¿Está ofreciéndole té a alguien que porta un arma? Esta chica me sorprende.

-¿Hay alguien más en el apartamento? -pregunta Anastasia mientras comienza a preparar el té-

-Sola. Completamente sola -murmura nuevamente Leila.

Ana se relaja, lo más probable es que Ethan no está aquí en el apartamento o ya habría salido a vernos. A menos que esté muerto en una de las habitaciones, después de todo, Leila tiene una pistola.

-¿Estas segura que no quieres té o café? -pregunta Ana-

-No tengo sed -murmura.

Nos quedamos todas en silencio, mirándonos. De pronto mi cabeza conecta lo que está sucediendo. Esta chica no es novia de Ethan. Esta chica es igual que nosotras. Es castaña, lleva ojos con una mezcla de azul y verde, su piel es blanca... Leila fue una sumisa.

-¿Qué tienes tú que no tenga yo? -Su voz asume la entonación cantarina de una chiquilla.

-¿A qué te refieres Leila? -pregunta Ana gentilmente-

-El Amo... -me mira-, el Sr. Grey... -vuelve su mirada a Ana- Él te deja llamarlo por su nombre de pila.

-No soy su sumisa, Leila. Eh... el Amo -me mira- entiende que soy incapaz e inadecuada para llenar ese papel. -vuelve a mirar a Leila-

- I - na - de - cua - da -se fija en Anastasia- Pero el Amo está feliz -me mira-. Lo he visto -asiente-.

-¿De veras? -ella asiente- ¿Qué él hace? -finjo entusiasmo para que hable y se olvide del arma que trae-

-Él se ríe y sonríe. Esas reacciones son raras... muy raras para él -frunce el ceño en muestra de confusión.

-Eso es bueno -le digo.

-Sí -asiente-, pero -ella me mira a Anastasia y vuelve a mirarme- ella es igual a nosotras. Al Amo le gustan las obedientes que lucen como nosotras -me sonríe- y como tú -mira a Anastasia con seriedad-. Las otras, todas las mismas... las mismas... y aún así, tú duermes en su cama y él en la tuya. Te vi -baja su mirada al arma.

-¿Me viste en su cama? -susurra-

-Nunca dormí en la cama del Amo -murmura Leila y hace un puchero.

Siento como mi cabeza hace otra conexión con esta situación. Al ver a Leila viejos recuerdos se acumulan en mi mente. Sus muñecas están vendadas, tiene enormes ojeras y parece no haber comido en buen tiempo. Esta chica está verdaderamente mal, necesita mucha ayuda. Al verla puedo sentir empatía con ella.

-Leila -le llamo y me mira-, recuerda que nosotras somos diferentes a Anastasia. Nosotras le servíamos al Amo, ¿recuerdas? -ella asiente- Nosotras no teníamos permitido dormir en la cama del Amo por grandes reglas. Las cuales siempre cumplimos ¿cierto? -ella asiente nuevamente-