La mejor sumisa de Christian Grey

XIII.

Christian's POV,

Dormir en un hospital debería ser considerado un deporte extremo. Entre las máquinas que suenan, el frío, enfermeras que entran de golpe y ruidos fuera de la habitación, conseguir quedar dormido es todo un problema. Cabeceo nuevamente a causa del sueño y me acomodo en el incómodo sillón en el que estoy y cierro nuevamente los ojos tratando de descansar un poco, pero nuevamente algo me lo impide. Algo que me alerta y hasta me asusta. Sophia está gritando. Se revuelca sobre la cama y grita:

-¡NO!... ¡Suéltame!... ¡Papá!... ¡Ayuda!

-Sophie –me levanto rápidamente y trato de despertarla-. Sophia despierta, es una pesadilla –levanto un poco la voz.

>>Sophia, abre los ojos, por favor –beso su frente, pero de su parte lo que recibo es un empujón.

-¡No! -me mira sorprendida, con miedo-

Se sienta rápidamente y solloza:

>>No... otra vez no... por favor. No otra vez. No de nuevo... no quiero más.

Su voz suena como si suplicara. Recuerdo que hace unos minutos volvieron a ponerle un relajante muscular así que puede que esté alucinando.

-Sophia, soy yo… Christian.

-No quiero... más, por... favor. No me... hagas... nada más.

Está balbuceando y puedo sentir su respiración entrecortada. Prendo la luz y la observo. Está cubriéndose la cara y sigue sollozando.

>>Mírame –digo suavemente, pero ella se niega-, cariño, soy yo Christian. Mírame.

Unos segundos después alza su mirada y la entrecierra un poco.

-¿Christian?

-Sí -susurro.

-Volvieron, ambos volvieron –llora nuevamente y puedo ver como todo su cuerpo tiembla. Nunca la había visto de esta manera.

-No –niego-, solo volvieron en tu pesadilla. Pero ellos ya no están aquí –me acerco un poco a ella.

-Ella apestaba -susurra y respira pausadamente, como si buscara calmarse.

-¿Puedo sentarme a tu lado?

Sophia asiente rápidamente, se hace a un lado y me siento junto a ella. La atraigo donde mi y la abrazo.

>>Ellos no volverán -levanto el espaldar de la cama y me recuesto con Sophia abrazada sobre mi pecho. Ignoro con mucha fuerza -y hasta con dolor--el hecho de que está tocando mi pecho. Ella me necesita, tengo que aguantar las ganas de separarla. Tengo que ignorar las alarmas que suenan en mi cabeza pidiéndome que la aleje de esa zona.

-¿Lo prometes? –levanta su mirada llorosa y me mira finamente.

-Te lo juro –beso su frente-. Vamos a dormir.

Trato de arropar la con una sola mano y me percato de su pierna. No parece haberse lastimado al moverse. Quizás por los analgésicos no ha sentido nada.

Permanecemos un rato en silencio y veo que solloza en silencio.

-Tranquila -beso su cabello.

-Hacía mucho que no soñaba con ellos.

Su cuerpo tiembla y trato de calentarla pasando mis manos por sus brazos.

>> Aún tengo miedo de que vuelvan –admite.

-Ellos no volverán, Sophia.

-Eso no lo sabes. Nadie sabe de ellos, pueden volver cuando quieran.