XV.

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Sophia's POV,

Tres días han pasado desde que estoy viviendo en Escala. La convivencia no ha sido tan difícil como creía. No he visto a Christian desde el día en que llegamos, ni a Anastasia. Lo cual me hace sentir muy tranquila.

Me he pasado encerrada en la habitación -mi antigua habitación por cierto-, Gail se dedica a subirme las comidas, para que evite caminar. Según me dijo Christian está de viaje y está supuesto a llegar en la mañana, por lo en los últimos dos días, Anastasia ha estado quedándose en su apartamento. Lo que me hace pensar que aún no conviven del todo. Aunque, si mi sentido auditivo no me falla, creo esta tarde he escuchado la voz de ella así que ha de estar en la habitación de Christian. 

Estar en esta habitación me ha llenado de tantos recuerdos y de tantas emociones. La habitación está decorada de manera distinta a como la tenía, pero aún puedo visualizar dónde estaba todo según lo había decorado. 

Puedo recordar la cama y con eso recuerdo la primera vez que Christian me atrapó tocándome mientras pensaba en él. Sonrío grandemente ante ese recuerdo. El closet también está distinto, pero recuerdo todos los trajes que tenía en él. Los que usaba para distintas galas, nunca iba del brazo de Christian, pero al final de la noche quien estaba entre sus brazos en el Cuarto de Juegos, era yo.

Muchos recuerdos siguen llegando a mi mente y suspiro frustrada. Eso ahora pertenece al pasado, ya ese Christian no existe. 

Miro el reloj que tengo a la derecha y este marca las 3:26am

"Genial, otra noche desvelada." pienso y ruedo mis ojos. 

No pienso quedarme dando vueltas en la cama, como lo hice anoche, así que me levanto y tras probar cómo se siente mi pierna herida contra el suelo, camino poco a poco hasta que en completo silencio logro salir de la habitación. 

Mi pierna me molesta al caminar, siento unas pequeñas punzadas, pero las ignoro. Debo hacer el esfuerzo, en unas horas veré al doctor y este podrá decirme que puedo estar sola si ve que puedo valerme por mi misma. 

Recorrí todo el segundo piso donde me encuentro y finalmente llego hasta la puerta del cuarto que he querido visitar nuevamente en los últimos cinco años. Mi cuarto favorito, el Cuarto de Juegos. 

Giro la perilla de la puerta para ver si esta abre y para mi beneficio lo hace. 

Al entrar, más recuerdos llegan a mi mente. Puedo ver dónde me ponía de rodilla, en qué áreas me llevaba al límite de mi dolor/satisfacción, cuando me daba placer, cuando yo lo satisfacía, cuando me castigaba y cuando éramos solo uno. Camino hasta las pequeñas gavetas y veo los plugs. Son diferentes a lo que usaba conmigo. 

Sigo mirando los estantes hasta llegar al estante que más disfrutaba -y que aún he disfrutado-, las fustas. Dios, esto me traen tantos recuerdos. Sigo explorando todas las fustas hasta que en el fondo de todas veo una fusta en particular y la tomo en mis manos.

No puede ser… 

-Era tu favorita –dice la voz que me excita detrás de mí, lo que me hace saltar y provoca que la fusta caiga de mis manos.

Su voz es, ¿neutral? No percibo molestia. ¿Qué hace aquí?

-Que susto –me toco el pecho y mi corazón va a mil-. No deberías estar aquí -murmuro seria-. 

-¿Disculpa? -Alza una ceja-

-Quiero decir, que Gail me dijo que llegarías en la mañana.

-He decidido volar antes. Tu sí que no deberías estar aquí. 

La mejor sumisa de Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora