II.

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Sophia's POV,

Aeropuerto de Seattle - 6:30pm

"Damas y caballeros, estamos próximos a aterrizar. Favor de asegurarse que los respaldos de sus asientos y las mesas de las bandejas estén en posición vertical. Asimismo, todos deben tener el cinturón de seguridad bien abrochado y que todo el equipaje de mano esté guardado debajo del asiento que está frente a usted o en los compartimentos superiores.

Los asistentes de vuelo estarán pasando por sus asientos para hacer un control final de cumplimiento y recoger las copas y vasos restantes. Repetimos..."

Nunca creí que unas instrucciones dadas por una azafata me harían tan feliz. Abrocho mi cinturón y levanto la cortina de la ventana para poder ver la ciudad.

"Dios, que bien se siente estar de vuelta" pienso con emoción.

No puedo quejarme de estos cinco años fuera de Seattle. Hice grandes amistades, terminé mi carrera en negocios internacionales, me divertí mucho en mi vida universitaria y conocí grandes candidatos -y dominantes-. Pero nunca logré sentirme cien por ciento satisfecha. De no ser por la herencia de mi padre y que gracias al universo existen intercambios universitarios, habría vuelto en seis meses a Seattle a pedirle -rogarle- a Christian que me aceptase nuevamente en su vida y quizás habría cometido el error de confesarle lo que siento... sentía por él.

Estar de vuelta me hace sentir segura, pero a la vez siento que todo es distinto. Definitivamente ya no soy la chica de diecinueve años que se fue huyendo del amor de su vida. Ya he logrado alcanzar varias metas personales, he trabajado con grandes empresas europeas y he podido probar de las delicias europeas -no solo me refiero a la comida-. Pero si hay algo que no puedo negar es que no he podido olvidar a Christian.

Todo lo que tengo se lo debo. De no ser por su guía, estaría perdida. Era imposible no terminar enamorándome de él.

El avión aterriza y luego de un par de anuncios nos permiten salir del avión.

Mientras camino no puedo evitar imaginarlo aquí recibiendome con una sonrisa. Puedo imaginar cómo le pediría a Taylor que busque mi maleta y como luego me besaría. Choco con alguien por estar soñando cosas imposibles y tras disculparme busco mi equipaje.

Christian nunca me recibiría con una sonrisa. Mucho menos luego de haberme marchado sin decirle nada. Aún recuerdo cuando me dijo que pasaría ayudarme con mi mudanza... pero él no sabía que todo ya estaba hecho. Salía de Escala directa al aeropuerto y él no tenía ni la más mínima idea. ¿Me guardará rencor por eso?

Una vez tengo mi equipaje comienzo a buscar la salida. Al salir veo de espaldas a una rubia muy elegante, está arreglándose el cabello utilizando la ventana de un auto como espejo. No puede ser...

-¿Elena?

La rubia que puedo reconocer en cualquier parte de voltea y sonríe.

-¡Sophia!

Viene a mi y me abraza fuertemente.

-Que gusto verte, querida, te he extrañado tanto -se separa del abrazo y me toma por las mejillas-. Mírate, estás cambiada. Ya eres toda una mujer, ¡y rubia!

-Dios, Elena pareces ser mi madre -digo con burla.

-Y que lo digas, ahora sí pareces mi hija con ese cabello.

Comienza a arreglar mi cabello y a acomodar ciertos mechones. Estilista al fin.

-Sí, claro -murmuro con sarcasmo-. En serio, Elena, pareces mi madre.

-Calla, es que todavía no creo que estés de vuelta.

Quita sus manos de mi cabellos y me sonríe.

-Pues créelo, he vuelto y para quedarme.

La mejor sumisa de Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora