Treintayseis

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—¡Andaaa Christophersito!

—Pollito deja de ins... insistir...— habló Christopher con voz adormilada.

Erick pensó que sería más fácil.

Estaba rotundamente equivocado.

La clase que daría Erick por fin tenía tema principal. Después de buscar miles y miles de ideas (la mayoría terminando por asustarlo por ver cosas de aliens y casas abandonadas) terminó por hablar de las estrellas.

Y ahora tenía que tomar algunas fotos de ellas.

El mejor lugar era el parque que estaba en el centro de la ciudad; había mucha vegetación y las estrellas se veían hermosas.

La parte difícil, era convencer a Christopher de que lo llevara.

¡Ni de broma iría solo después de ver videos sobre niñas fantasmas y de la morsa!

Erick recurrió a su última jugada.

—Vamos Chriiis, después haré todo lo que quieras— habló melosamente el más pequeño, dando caricias en el cabello castaño del mayor.

Christopher abrió uno de sus ojos miel, mirando al mejor frente a él.

El castaño estaba a punto de perder la cordura. ¡Estaba molestándolo en su siesta! Era jueves y había tenido un día pesado, él solo quería descansar. Sin embargo, la propuesta del menor le hizo sacar su lado curioso.

—¿Lo que sea?

—Lo que sea Chriiis.

Christopher rodó en la cama quedando boca abajo, escondiendo su sonrisa en el colchón.

Que bien se oía de su boca.

Los pensamientos que le daba su mente era ya inevitable evitarlos, y eso le aterraba cada vez más.

Erick sonrió y fue directo a su habitación, tomando su cámara fotográfica en una mano y en la otra una pequeña mochila donde llevaba una cobija y dos aguas con bocadillos para ambos chicos. Al entrar a la habitación de Christopher, ve como el mayor sigue en posición acostada, mirando a un punto fijo en la habitación absorto en sus pensamientos, tanto que ni siquiera se dio cuenta de la presencia del menor.

Erick no podía creer que todo su mundo cambiara cuando veía a ese castaño en alguna posición calmada, brindando un aura de paz y calma. Sigilosamente, Erick acomodó la cámara en sus manos y quitó el flash. Acomodó el lente y tapando con su dedo el lugar de donde provenía el sonido del click, tomó la foto.

Rápidamente guardó la cámara en la mochila y se acercó al mayor. Tocó su hombro, sacándolo de sus pensamientos.

—¡Es hora Christophersito!

Christopher rodó los ojos y se levantó tomando sus llaves y saliendo del departamento detrás del menor.

Quien diría que, Christopher dormilón Vélez detendría su siesta;y lo mejo, ¡por un chico!

Pollito (Chriserick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora