Pollito (Chriserick)

Sesentaysiete

Erick elevó la vista ante el estruendoso grito de Camilo, viendo como de repente toda la escuela estaba en una guerra de comida incesante.

Volteó hacia ambos lados, viendo como Christopher lanzaba comida a como Dios mandara mientras reía.

—¿¡Christopher!?

—¡Abajo pollito!

Erick volteó y vio como un pedazo de pan estaba a punto de caer en él, sin embargo logró esquivarlo poniéndose debajo de la mesa.

Gateó hasta quedar al lado de los pies de Christopher aún debajo de la mesa. Elevó su mirada y con su dedo índice tocó la pierna del ojimiel, llamando su atención.

—¿¡Qué rayos está pasando!?

—Guerra de comida— dijo entre risas, formando una muy bonita sonrisa para los ojos de Erick.

Christopher volvió a su trabajo de seguir lanzando comida a quien sea que se le cruzase.

Erick salió de su escondite, y pudo ver como Louis estaba alzado en los hombros de Harry, ambos aventando comida por doquier mientras reían sin parar.

Erick no dudó en soltar una carcajada.

Miró a su lado, y Joel y Richard cargaban a Yoandri, quien llevaba en sus manos dos charolas de comida, las cuales segundos después salieron disparadas por el rostro de múltiples personas.

Erick miró de reojo el pastel que había tomado.

Mah.

Agarró el trozo y con una sonrisa traviesa lo lanzó a un chico alto que se hallaba volteado.

Erick estalló en carcajadas al ver al chico- quien aún se encuentraba de espaldas- tratando de limpiar su cabello.

Limpió una lágrima salida a causa de su risa y estuvo a punto de lanzar otro pedazo.

Eso hasta que un plato lleno de espagueti le cayó en toda su cara y ropa.

Christopher reía sin parar, al ver como el menor estaba empapado de todos los fideos.

El ojiverde lo miró furioso, apretando los puños sin dejar de mirarlo.

—¡Tú maldito!

Christopher paró de reír al sentir todo el liviano peso de Erick en su cuerpo.

El ojiverde se le había subido encima, haciéndole caer a causa de las cosquillas que le daba.

—¡Yah, maldito pollo! ¡P-para!

Erick reía a la par del ojimiel, viendo como se retorcía debajo de él por las cosquillas que le daba.

Tomó la comida que estaba en el suelo de la guerra de comida- que aún continuaba- y comenzó a embarrarla en la cara y ropa de Christopher.

—¡Es mi venganza Spanky!

—¡QUE CREEN QUE HACEN!

El sonido de un grito en micrófono detuvo cualquier acción de todo estudiante que se encontrase dentro del comedor, incluyendo la del ojiverde y el ojimiel, a quienes les recorrió un escalofrío al escuchar el grito del director.

—C-Chris...

—Ya nos cargó la chingada pollito...