Cientodoce

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Erick jugaba con el infante mientras Christopher había regresado a la sala, donde cantaban y hablaban sobre su cantante favorito, el cual les encantaba a ambos.

—Er, ¿De dónde conoces a tío Chris?

El ojiverde esbozó una sonrisa ante el recuerdo de su primer día en el departamento— Bueno... yo comparto departamento con tu amargado tío. Al principio creí que era como un ogro pero con el tiempo descubrí que...

Y Thiago no podía borrar su sonrisa al haber logrado escuchar lo que quería escuchar.

Erick habló sin parar, sin darse cuenta de que estaba diciéndole todo sobre lo que pensaba del ojimiel.

—... y ¿has visto lo que hace con su boca al hablar? ¡Como si fuera un puchero! Es lo más tierno y cuando muerde sus labios esponjosos y gorditos que quiero besar y...

—Oh, Erick. ¿tú aprecias mucho a mi tío?

Erick cayó, olvidándose del trance que había tenido donde hablaba sin cesar de casa partícula en el cuerpo de Christopher.

Sonrió y acarició los castaños cabellos del pequeño— Demasiado.

La señora Yenny junto a los padres de Thiago habían entrado a la cocina, donde el pequeño Thiguito recibió muchos besos por parte de sus progenitores y donde Erick platicaba junto a todos sobre que hicieron en el día.

Christopher se unió segundos después, mirando aún a su madre de forma acusadora mientras que esta tenía una enorme sonrisa, la que parecía que nadie podía quitar.

—Es hora de irnos, fue un gusto Erick— dijo Teresa, cargando a su hijo que veía feliz a todos— Despídete Thiago.

—¡Adiós Erick, adiós tío!.

Ambos se despidieron, para después ver como la pequeña familia de 3 salía de la puerta principal.

Por supuesto que el haría que su tío Christopher hiciera con Erick lo que vio en aquella telenovela que veia su mamá mientras cocinaba.

Pollito (Chriserick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora