Noventa

817 71 13
                                        

El timbre de la puerta sonó, haciendo que Erick dejara su laptop y corriera para abrirla.

Fallando completamente su objetivo pues un castaño se le había adelantado.

—Johann.

—Christopher.

Erick se encontraba detrás de Christopher, siendo testigo del horrible silencio y tensión que se había formado.

—Buenoo— habló Erick con una sonrisa tratando de aligerar los aires, puso su mano en el pomo de la puerta abriéndola más y poniéndose frente a Johann— Bienvenido espero que podamos terminar a tiempo el proyecto.

Christopher posó sus manos en la cintura del ojiverde, abrazándola posesivamente ocasinándole un sonrojo al menor.

—Mmm... sí, espero terminemos pronto.

Con una sonrisa avergonzada, se hizo hacia atrás dejando que el chico pasara.

Erick se volteó, encarando al castaño que aún tenía sus manos en su cintura.

—¿¡Qué haces!?— preguntó en un susurro tratando de quitar las grandes manos del mayor, fallando en el intento pues su fuerza era por mucho menor a la de Christopher.

—¡No viste como te miraba! ¡Te comía con la mirada!— le contestó con el ceño fruncido, hablando ambos entre susurros.

—Eres un dramático.

—Ajá.

Erick caminó hacia la sala- Christopher aún le tenía apresado- y fue hacia su mochila, para después dejarla en el sofá a su lado.

—Ericksito, ¿Puedo usar tu baño?

—Claro, esta...

—No le digas Ericksito.

El ojiverde detuvo sus palabras ante las frías y secas dichas por el mayor detrás suyo. Elevó su cara, viéndole con una mirada recriminatoria.

El ojiverde rió nervioso y habló— No le hagas caso Johann, está teniendo una menopausia temprana. Solo dice disparates. El baño está ahí.

Johann asintió con una sonrisa y se retiró al baño, dedicándole una burlesca a Christopher, quien solo gruñó en respuesta.

Cuando el sonido de la puerta cerrándose de escuchó Erick se deshizo del agarre y puso sus manos en sus caderas, encarando al chico frente a él.

—¡Deja de ser ridículo!

—No.

—¡Aggh! Eres un infantil.

—Mi deber es protegerte. Ningún chico se puede acercar a ti.

—¡Pero no somos nada!

Las palabras le habían dado una punzada a Christopher, sintiendo toda la realidad venir a él.

Erick se tapó su boca al escuchar las palabras que habían salido de él, que ciertamente no le habían gustado para nada.

No le gustó para nada la mirada que le dio el mayor.

—Tienes razón. No somos nada.

El ojimiel abandonó el espacio, en cerrándose en su habitación para dejar trabajar al menor.

Y algo dentro de Erick se removió, haciéndole sentir al idiota más estúpido de los tiempos.

—¿Empezamos?

El pelinegro salió de sus pensamientos ante las palabras de Johann, dándole un asentamiento como respuesta.

—Sí...



Pollito (Chriserick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora