Treintayuno

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—¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Un grito agudo resonó en todo el departamento.

Erick empujó su laptop hacia delante cuando sintió como alguien había tocado bruscamente sus hombros. Dio un brinco y gritó como nunca lo había hecho. El corazón le palpitaba como si hubiera corrido un maratón de 15 kilómetros y hubiera llevado a alguien en la espalda. Su mirada conectó con la de Christopher, quien lo veía mientras se reía.

Erick trató de contenerse pero no lo logró. Cuando menos se dio cuenta, su labio inferior estaba abultado, formado un puchero y sus ojos estaban cristalizados.

Christopher paró de reír cuando escuchó como el menor sorbía por la nariz.

—Hey, hey, hey. ¿Por qué estás llorando?

—E-eres muy malo— Erick sorbía de su nariz y con sus manos echas puños se limpiaba los ojos— C-creí que eras un ovni...

Christopher rechistó mientras negaba de forma burlesca, se sentó al lado del ojiverde y le miró— Si te da miedo, para que ves esas cosas.

Erick puchereó y se acomodó en el sillón, tomando de nuevo su laptop poniéndola en sus piernas— Tengo que hacer una presentación de cualquier tema. Busque y busque por todos lados y me encontré con algo de marcianos. Después... una cosa paso a la otra.

—Mmm... terminaste viendo un video de una irreal niña que se aparece en el baño.

—¡Puede ser real! no te burles de los muertos.

—Por Dios pollito. Esas son estúpidas historias inventadas por estúpidas persona para que otras estúpidas personas se las crean— se paró el castaño con los brazos cruzados, mirando al menor con una ceja alzada— Y te lo voy a comprobar.

Erick se exaltó al ver como el mayor sacaba de unas de las cajoneras de la cocina una vela y la prendía con el encendedor. El lugar ya estaba oscuro, pues la noche había caído ya.

El pelinegro, asustado, corrió al lado del mayor.

—¿Q-qué estás haciendo...?

—Demostrarte que estas siendo un ridículo.

Christopher se encaminó hacia el baño con Erick detrás de él.

—Christopher, por... por favor no lo hagas.

El ojimiel hizo oídos sordos, siguiendo sus movimientos. Cerró la puerta y apagó los focos.

Erick al no haber luz se aferra al brazo libre del mayor, sintiendo todo el miedo recorrerlo el cuerpo.

—Bien... comencemos.

Christopher pronunció el nombre de la niña las diez veces que decía en el video. Se quedaron un momento en silencio, nada pasaba.

El castaño volteó a ver a Erick con una sonrisa— Ya ves, te dije que no pasaría nad...

Un golpe se escuchó en la ventana de su balcón, congelando los cuerpos de ambos chicos. Erick dio un saltito, pegandose más al cuerpo del mayor.

Otro sonido.

La respiración de Erick se había hecho más pesada, poniendo nervioso al mayor.

—Hay que salir a investigar...

—N-no me s... sueltes Chris...

—Nunca— susurró inconscientemente.

Ambos caminaron con pasos lentos a la sala, donde el ruido seguía soñando. Christopher se acercó, tratando de observar más.

Tiró de las cortinas y abrió las puertas deslizantes de cristal. Se acercaron al barandal, no teniendo espacio personal entre ellos, sus mejillas incluso se encontraban pegadas.

Al acercarse, una roca cae directo a la frente del ojiverde, quien da un quejido por el golpe.

Christopher frunció el ceño y posó su mirada abajo.

No puede ser.

—¿Qué mierda quieres Tomás?



Pollito (Chriserick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora