Treintaycuatro

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No.

No, no y no.

Esto era un espectáculo. Un terrible espectáculo.

Podía imaginarse miles de escenarios, pero no quería ni pensar en el que se imaginaba. El hombre dentro del carro, quien tenía mirada de violador pervertido.

Lloverán putazos.

Christopher veía como su compañero de cuarto lavaba el coche que estaba al lado de su motocicleta, teniendo un espacio con mucha diferencia para lavarlos más fácil.

Le enfurecía ver como aquel hombre en el carro se comía al pollito con la mirada.

Su ceño fruncido no se había ido desde que Erick había cambiado de puesto.

¡Esto no era lo que tenía planeado en lo absoluto!

Se suponía que iría cuando Erick trabajara para molestarlo y verlo molesto, ¡no para ver como hombres depravados lo comían con la mirada!

Encima ese traje...

Christopher no entendía y ni quería entender porque habían celos dentro de él.

Preocupación. Sí. Solo eso.

-Oye... ya he terminado.

Christopher llevo sus ojos a los del chico que le hablaba, no movió ni un solo músculo más que sus ojos. Vio su motocicleta reluciendo; suspiró y sacó su billetera para pagarle al chico. Este le dio las gracias y se retiro.

Veía como Erick se encontraba en cuclillas, tallando una de las ruedas. Su nariz estaba fruncida al igual que su entrecejo, mordía su labio inferior por la fuerza que usaba para limpiar. Christopher no lo aceptaría, pero sintió un revoltijo en su estómago.

Lindo.

Pollito (Chriserick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora