Cientodos

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Erick no supo como reaccionar cuando habló con su familia y se dio cuenta que se encuentraban en un viaje en Australia.

—¿¡Qué!? ¡Hola! ¿Recuerdan a su hijo Erick? Ese que estan en departamento lejos de casa para entrar en la preparatoria.

Ya hijo, planeábamos decirte pronto.

—Lo dudo.

El ojiverde suspiró, no creyendo lo que estaba pasando.

—¿Eso quiere decir que no van a estar aquí para Navidad y menos para Año Nuevo?— continuó el pelinegro, que a pesar de que en su voz no había pizca de tristeza su rostro llevaba un semblante deprimente.

Lo siento cariño, de verdad esperamos que la puedas pasar increíble.

—Sí, como sea.

Segundos después se despidieron y la llamada cortó. El ojiverde dejó su teléfono en la cama para después tomar cremas y sentarse frente al castaño en la isla de la cocina, quién minutos antes había salido del departamento para ir al de su pelirrojo amigo y golpearle por haber subido el video.

—No puedo creer que te hayas vuelto a pelear de nuevo con ese idiota...

—Ni siquiera sabes la razón... ¡Agggh, duele!

—Lo siento— se disculpó con una mueca— Dame una buena razón y te...

—Claro, como eres un maldito borracho no te enteras de nada.

Erick paró todos sus movimientos, escuchando las palabras del mayor.

—¿Q-qué?

Christopher giró los ojos y volvió a hablar más fuerte— DIJE QUE SI NO FUERAN UN MALDI... ¡AUCH!

—Si te escuché, animal— dijo golpeando su nuca— Quiero que te expliques. Ahora.

Christopher rodó los ojos y empezó a hablar, al mismo tiempo que Erick ponía crema sobre su morado ojo y daba caricias en el— Como te decía maldito borracho.

Erick hizo un mohín— No puedo argumentar nada ante esa lógica.

—Como tú estabas bailando y cantando, Johann... el muy hijo de...

—Ya, ya.

Christopher resopló, cruzándose de brazos y apoyando su mentón en ellos— Simplemente se restregaba en ti. Si no hubiera llegado hubiera llegado a meter su pilín en tu círculo y te hubieran tachado de puta. ¿Quieres eso?

Erick negó, avergonzado de lo que le contaba el mayor pues era cierto.

—Bien...

Los siguientes minutos la pasaron en un silencio cómodo, donde cada uno pensaba lo que había ocurrido.

—Chris... ¿no ocurrió nada más?

—¿A que te refieres?

—No lo sé, algo...

Christopher apretó los labios sabiendo que no podía decir nada.

Tal vez si era muy cobarde.

O el destino tendría otras formas de juntarlos.

—No pasó nada más, pollito.

El ojimiel se paró para después ir a recostarse en su habitación y dormir todo lo que restaba de la noche.

Erick al encontrarse solo hizo un puchero, dolido y triste.

Entonces solo fue un sueño...






Pollito (Chriserick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora