Pollito (Chriserick)

Cuatro

Tan pronto como abrió la puerta, un zapato fue lanzado al lado suyo, con claras intenciones de golpearlo.

—¡Oye!

—¿Qué no sabes leer niño?

Erick observó el cuarto.

Estuvo a punto de vomitar.

Cajas de cigarros junto al humo que emanaba este estaba repleto por el cuarto de aquel castaño. Había ropa esparcida por todos lados y basura de comida.

El castaño aún desconocido para Erick apagó la música y se puso frente a él, tratando de intimidarlo. Se fue acercando con pasos lentos hacia este, haciendo que el ojiverde retrocediera hasta topar con la pared.

—¿No leíste el letrero?

—Tu cuarto es un basurero.

El pálido chico abrió los ojos como platos.

¿Cómo se atrevía a ofender su cueva?

—¿Disculpa?

—Te disculpo, ¿dejan fumar aquí?— se tapó la nariz mostrando una mueca de disgusto. Analizando de nueva cuenta el cuarto— que asco...

Salió y siguió echando un vistazo.

Viendo el baño estaba en medio de las dos únicas habitaciones en todo el departamento.

El castaño rodó los ojos y cerró de un fuerte portazo la puerta.

Erick fue hacia la puerta de la habitación faltante, suponiendo que sería la suya.

Ruego a Zabdisus para que mi habitación no tenga basura ni olor a cigarro. Escucha mis plegaria por favor.

Cerró fuerte los ojos y sin titubiar tomó la perilla, girandola para encarar su nuevo cuarto.