Setentaydos

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—¡Te he dicho que no fumes!

Christopher no emitía palabra alguna.

Su mente estaba lo suficientemente en pausa como para prestar atención a lo que su pollito con ahora su cabello corto le decía.

Christopher sintió como su corazón había dado un fuerte vuelco al ver a Erick con ese drástico corte de pelo, este le daba una vista sumamente perfecta.

—Ah...

El chico se golpeó internamente ante el balbuceo que había salido de sus labios. Sabía que estaba luciendo como un tonto.

Erick alzó una ceja confundido, olvidándose por completo su nuevo corte de pelo.

—¿Qué?

—T-tú cabello...

Erick seguía confundido hasta dos segundos después que captó— Oh, ya. ¿Te gusta?

Si te enteraras condenado pollo.

El chico con gorro de invierno (con el cual moría internamente de calor ya que las temporadas de frío aún no llegaban) se dedicó a admirar y analizar cada una de las facciones del ojiverde frente a él, como se lo había permitido un millón de veces. Sin duda alguna, el cabello corto de Erick le quedaba hermoso. Lo hacía parecer un ángel delicado al cual quería meter en una cajita de cristal y protegerlo de todo mal. Sentía unas ganas inmensas de llenarle la cara de besos y aplastarle esas mejillas regorde...

Oh por Dios Christopher.

Estas perdido.

—Se te ve perfecto..

El menor sonrió apenado con sus mejillas tiñéndoce de un color carmesí fuerte, tambaleándose de un lado a otro en su lugar debido a la inmensa felicidad que le había llegado a su cuerpo al escuchar las palabras del ojimiel.

—Chris, déjame ver el tuyo.

Christopher salió de su trance enamorado y se alejó de este— Ah no compadre. Ni te acerques.

—¡Chris! POR FAVOR.

Erick comenzó a perseguir dentro de todo el departamento al chico de aun misterioso cabello, haciendo que Christopher temiera por su vida.

—¡Chris ya!

—¡NI SE TE OCURRA POLL...!.

Las palabras del chico que huía fueron cortadas debido al desliz que había tenido.

Mientras corría su pie resbaló por el montón de ropa que había en el lugar, haciendo que su cara se estampe en el suelo.

Y que su gorro saliera volando.

Erick fui un respingo al ver al ojimiel en el suelo con toda la ropa tapándole la nuca.

—¡Chris! ¿¡Estás bie...!? .

Erick quedó boquiabierto al ver el cabello castaño mucho más corto de lo que lo tenía y ahora con unos reflejos rubios en algunos mechones anteriormente castaños.

Y Christopher lucía como un tomate.

Pollito (Chriserick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora